
Personas afectadas por el retraso en Chamartín. Europa Press
Los viajeros insatisfechos con la puntualidad de Renfe se duplican desde la pandemia en pleno boom de la alta velocidad
Las incidencias se disparan al calor de la liberalización del tren y de la entrada de nuevos operadores ferroviarios.
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Trenes parados en mitad de recorrido por falta de tensión en una catenaria, líneas cortadas por un incendio o el robo de cobre, pasajeros agolpados en estaciones como la de Chamartín por los retrasos… Estas imágenes, cada vez más, se están convirtiendo en algo habitual y están provocando que los usuarios estén menos contentos con el servicio de AVE.
Tanto que los viajeros insatisfechos con la puntualidad de los trenes AVE de Renfe se han duplicado en cuatro años. En el segundo trimestre de 2020, los usuarios de tren nada o poco satisfechos eran del 4,8%.
Esta cifra casi se dobla al 8,5% en el mismo periodo de 2024, según los últimos datos publicados por el Panel de Hogares sobre medios de transporte realizado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
El dato de satisfacción también se reduce del 82,1% en 2020 al 76,3% en 2024. Si bien es cierto, sigue siendo una cifra elevada.
Estos datos llevan a preguntarnos qué ha pasado en estos cuatro últimos años para que la insatisfacción crezca. Pues la respuesta es simple: el mercado ferroviario de alta velocidad se ha abierto a la competencia.
Eso ha implicado que Renfe deje de operar en solitario para competir con otros operadores privados como Ouigo e Iryo. Por tanto, la oferta y la demanda se han incrementado a niveles históricos.
Además, la nueva competencia ha generado una guerra de precios que ha permitido democratizar los viajes en tren y, por tanto, empujar más esa demanda. De hecho, la propia Renfe lanzó Avlo, su tren low cost, para competir en la liga del bajo coste.
Y esas cifras del boom de la alta velocidad van en aumento. Según el último dato de la CNMC, correspondiente al primer trimestre de 2025, un total de 10,2 millones de usuarios viajaron en la alta velocidad comercial, un 19% más que en el mismo trimestre del año anterior.
Entre las nuevas marcas operando, Avlo es la que peor valoración tiene en cuanto a su puntualidad. En concreto, un 13% de los usuarios se muestran insatisfechos, mientras que en los servicios de Ouigo e Iryo es del 8%, según la CNMC.
Más incidencias
Una mayor oferta y demanda está provocando, a su vez, que haya un mayor uso de las infraestructuras y, por tanto, incidencias que afecten a más usuarios.
El transporte por tren tiene el hándicap de que si hay una avería en una vía de alta velocidad eso afecta, como mínimo, a todos los trenes que realizan ese recorrido. Un fenómeno que hace que los trenes no puedan circular, aumentando los retrasos. Algo que, por ejemplo, no pasa en el transporte aéreo.
La siguiente consecuencia de esto es que el enfado de los viajeros crece y tiende a explotar en las redes sociales. Y, por norma general, se culpa al operador ferroviario que genera el retraso.
Pero, ¿de quién es realmente la culpa? En el caso de la última avería de esta semana que paralizó la línea entre Madrid y Sevilla, el Gobierno ha señalado a Ouigo y ha dejado caer que se ha producido un sabotaje.
No es la primera vez que el Gobierno habla de sabotajes. Tampoco es la primera que responsabiliza directamente a un operador. En este caso, Ouigo se defendió y alegó que Adif es la encargada del mantenimiento de la vía.
Pero en mayo, el presidente de Renfe, Álvaro Fernández de Heredia, y el ministro de Transportes, Óscar Puente, culparon a Iryo de empeorar la incidencia causada por el robo de cobre al quedar uno de sus trenes enganchado a la catenaria. Iryo también desmintió su implicación.
Si atendemos a los datos, el 63% de los trenes retrasados lo son por causas de responsabilidad de las empresas ferroviarias, debido a problemas con el material rodante (46% de los casos) o a decisiones comerciales (17%). Es decir, es culpa de Ouigo, Iryo y Renfe.
El retraso medio en estos casos fue de 22 minutos en 2023, según el último ‘Balance de la liberalización del transporte ferroviario de viajeros por ferrocarril’ de la CNMC.
El resto de los retrasos lo son por causas imputables al administrador de infraestructuras (Adif). La mayor parte de ellas por problemas en la infraestructura (30%) y, en concreto, en los equipos de señalización (23%). La duración de estos retrasos fue de 28 minutos de media el pasado año.