Simone Gorini, CEO de Iryo minutos después de finalizar el primer viaje con pasajeros de la operadora ferroviaria.

Simone Gorini, CEO de Iryo minutos después de finalizar el primer viaje con pasajeros de la operadora ferroviaria.

Observatorio de la movilidad

Simone Gorini (Iryo): “La liberalización está siendo un éxito porque todos remamos en la misma dirección”

Invertia acompaña al CEO de la compañía ferroviaria durante el primer viaje con pasajeros entre Madrid y Barcelona del nuevo operador. 

26 noviembre, 2022 02:00

Uno de los principales axiomas futbolísticos señala que da igual las veces que se entrene el tiro de un penalti. Es imposible replicar lo que vive un jugador cuando el árbitro pita y el encargado de cobrar la pena máxima se prepara para golpear el balón bajo la atenta mirada de miles de personas. El primer viaje de un servicio ferroviario tiene mucho en común con esta vivencia deportiva.

Antes de que un tren pueda transportar a cientos de personas en su interior a más de 300 kilómetros por hora, todos los profesionales involucrados en esta tarea pasan miles de horas de entrenamiento y certificación. Pese a que este trabajo les permite realizar sus funciones prácticamente con los ojos cerrados, el primer día con pasajeros reales es diferente a cualquier otro.

Minutos antes de que el reloj marcara las 6.45 del 25 de noviembre de 2022, la cara de Simone Gorini, CEO de Iryo, recuerda a la de un delantero dispuesto a patear un penalti en una eliminatoria de la Copa del Mundo. Tras 15 meses en el cargo, el primer tren con pasajeros reales del nuevo operador ferroviario se dispone a salir de la madrileña estación de Atocha con destino Barcelona Sants. El tiempo de las balas de fogueo ha terminado. Llega el momento del fuego real.

Mientras los pasajeros ocupan sus plazas, Gorini va teniendo escuetas conversaciones con la práctica totalidad de los miembros de la tripulación que van a participar en este viaje inaugural. Al llegar las 6.45, unos pitidos anuncian el cierre de las puertas. El flamante Frecciarossa, nombre con el que se conoce a los modelos que utiliza Iryo, comienza a deslizarse suavemente por las vías rumbo a su destino. Alea jacta est

Uno de esos días en los que cuesta dormir

A los pocos minutos de dejar atrás Madrid, alcanzamos los 300 kilómetros por hora por primera vez. El alboroto, provocado por el ir y venir de maletas por los pasillos llenos de pasajeros buscando su plaza, se transforma en un silencio casi sepulcral. La falta de luz natural, no amanecerá hasta pasadas las ocho de la mañana, es la cómplice ideal para que una parte importante de los pasajeros del tren aproveche para recuperar parte de las horas de sueño perdidas por culpa del madrugón.

Con los primeros rayos de sol asomando, el CEO de Iryo nos invita a dar un recorrido por todo el tren. "Si te soy sincero, estoy tan emocionado que creo que se me ha olvidado gran parte del español que tanto he estudiado estos meses" explica en un perfecto castellano. 

"Hoy, más que nunca, es para mí un orgullo formar parte de este equipo. Desde que me incorporé a este proyecto, ha sido impresionante comprobar la pasión que todos estamos poniendo. Los equipos de tecnología, de mantenimiento, de márketing, los maquinistas, los responsables de la restauración... Todos han trabajado muy duro para que hoy salga todo perfecto", expica Gorini.

Tras cruzar los ocho vagones y las cuatro clases que dividen el tren, llegamos a la instancia desde la que el maquinista maneja con suavidad unos controles que recuerdan más a una nave espacial o a un avión que a un tren. "Hoy es un día diferente. Me ha costado dormir algo más de lo normal. Pero es un disfrute poder llevar el tren con pasajeros por primera vez", detalla Francisco, uno de los dos primeros maquinistas encargados de dirigir el tren en su travesía entre Madrid y Barcelona. 

Mucho más que un buen café

Una falta de sueño compartida por la práctica totalidad de la tripulación que nos vamos cruzando en nuestro camino de vuelta a nuestros asientos. Es el caso de Rosi y Radia, las camareras encargadas de repartir los desayunos a los hambrientos pasajeros que buscan el primer café del día. "A las tres y media de la mañana he decidido dejar de dar vueltas en la cama y me he metido en la ducha. Quería estar ya en Atocha", narra Rosi.

Un primer comentario se va a haciendo cada vez más popular entre los pasajeros. "El café está rico de verdad", coinciden varios de los primeros parroquianos de la cafetería. Al ser preguntado por si influye en la calidad del café el hecho de que una parte del accionariado de la compañía sea italiano, Gorini - ya mucho más relajado- sonríe y apunta en otra dirección.

"El café es muy bueno porque para nosotros la clave de este proyecto es que el pasajero reciba un servicio en estos trenes que no encuentra en las otras alternativas, no porque seamos en parte italianos. Esa es la obsesión que estamos intentando inculcar a todos las personas que forman parte de esta empresa. Y persona es una palabra importante para nosotros. Tanto para referirnos a nuestros clientes como para hablar de los trabajadores. Nada de usuarios o recursos humanos. Son personas", reflexiona el CEO de Iryo.

Una visión en la que vuelve a incidir. "Para que estas palabras bonitas se hagan realidad, queremos que los que opten por viajar con nosotros tengan esa sensación con el café, con su asiento, con los baños pero, sobre todo, con el trato directo con nosotros. Tanto dentro del tren, como durante el proceso de compra de un billete, queremos ser los que mejor les hagan sentir y para ello es clave escucharles y tener empatía con ellos".

La liberalización: objetivo compartido

En un día como el del primer viaje de un nuevo operador ferroviario es inevitable recordar cómo fueron los primeros pasos hasta llegar hasta aquí. Cómo se proyectaba la empresa cuando sólo era unos cuatos Power Points y Excels. "Comencé a trabajar en el proyecto de Iryo y a soñar en formar parte de él mucho antes de acceder al cargo de CEO de la compañía. Cuando recibí la llamada en la que me lo propusieron formalmente quería empezar a hacer las maletas para mudarme a Madrid antes de colgar el teléfono".

"Todos en Italia entendimos que la posibilidad de entrar en el mercado español junto con socios como Carlos Bertomeu o Victor Bañares era una oportunidad única. Hace más de 20 años que trabajo en el sector ferroviario y las condiciones que se dan en España son únicas en toda Europa", desgrana Gorini.

Un punto en el que el directivo, además de elogiar el trabajo de sus compañeros, también tiene palabras de agradecimiento para la parte de la administración pública involucrada en este proceso. "En estos 15 meses hemos ido cumpliendo cada etapa de nuestro cronograma. ¿Por qué hemos sido capaces de conseguirlo? Porque el sistema nos ha dado las posibilidades para hacerlo".

"Las instituciones y las empresas involucradas en el proceso tenemos un objetivo común. La liberalización del transporte de pasajeros por ferrocarril en España está siendo un éxito porque todos remamos en la misma dirección. Todos estamos convencidos de que estamos haciendo algo muy bueno para los españoles. No es sólo la disposición para realizar este cambio, es la involucración total para que los ciudadanos tengan acceso a una oferta de servicios mucho mayor", concluye el CEO de Iryo.

Punto y seguido

Pese a que han tenido que pasar más de 15 años, en los que el proceso de liberalización del transporte de pasajeros por ferrocarril fue pasando de cajón en cajón de los diferentes equipos de Gobierno que ocuparon la Moncloa, con la llegada del primer tren de Iryo a su destino con pasajeros no termina esta historia. Más que un punto y final supone un punto y seguido para el mercado español. Una idea que Gorni destaca antes aún de adentrarnos en los túneles que dan acceso a la estación de Sants. 

"Tenemos como objetivo servir otras rutas en España. Ya estamos trabajando para que, en el futuro, podamos presentar servicios en los corredores de Galicia, del resto del norte de España y del corredor Mediterráneo. Nuestro objetivo es crecer pero, sobre todo, dar continuidad al productor de calidad que nace hoy. El desafío es mantenerlo y mejorarlo según vayan pasando los meses", sentencia Gorini.

Cuando el reloj marca las 9.10 minutos la misma voz que nos comunicó el arranque del viaje nos anuncia que estamos llegando a nuestro destino final. Exactamente a las 9.12 las puertas del Frecciarossa comienzan a abrirse tres minutos antes de la hora prevista para su llegada. Sin prácticamente darnos cuenta, el directivo italiano ya está en el andén observando como los primeros pasajeros de Iryo enfilan las escaleras que dan acceso al vestíbulo de la estación de Sants.

Una vez más, su rostro vuelve a transmitir nítidamente sus emociones. El penalti ha entrado. Es gol. La primera tanda de penaltis ha terminado con victoria para Iryo. Las llamadas no paran de entrar en su móvil. Al igual que minutos antes de comenzar el viaje, el CEO del operador ferroviario dedica un momento para hablar con todos los miembros del equipo con los que se encuentra. De forma súbita, las pantallas de las puertas y del anden cambian. "Tren con destino a Madrid Puerta de Atocha con salida a las 9.55".

Sin tiempo para celebrar, la tripulación se pone a preparar el siguiente viaje. Los nuevos pasajeros comienzan a subir el tren. Como en el fútbol, los goles del último partido no cuentan para el siguiente. Lo que ya no tiene vuelta atrás es que España se ha convertido en el primer país del mundo con tres operadores de alta velocidad. Iryo ya es uno de ellos y viene con intenciones mucho más ambiciosas que limitarse a disputar el partido. La nueva edad de oro del ferrocarril en España parece que, esta vez sí, ha comenzado.