Fábrica de Foxconn en Chongqing (China)

Fábrica de Foxconn en Chongqing (China) Foxconn

Observatorio digital

Las tecnológicas se alejan de China: el país pasará de fabricar el 70% de los móviles a producir el 55% en 2025

Reducir su dependencia será "costoso", ya que, por ejemplo, los costes de una fábrica de chips en EEUU superan en un 40% a los de una China.

30 abril, 2023 03:25

La pandemia de la Covid-19 y las tensiones geopolíticas han llevado a las compañías tecnológicas mundiales a replantearse sus modelos de producción con un objetivo principal: reducir su dependencia de China. Un movimiento que hará que el país asiático vea reducida en hasta 15 puntos porcentuales su cuota de mercado en el negocio de la fabricación de teléfonos móviles de aquí a 2025, del 70% al 55%. 

"Las empresas tecnológicas globales están aflojando sus lazos con China", constata la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) en un reciente informe, en el que destaca que reducir la dependencia del país asiático en las cadenas de producción va a suponer todo un desafío tanto a nivel financiero como operativo.

S&P apunta que las interrupciones en la producción que se registraron en China durante la pandemia de la Covid-19, las tensiones geopolíticas y las crecientes restricciones a las exportaciones de tecnología están llevando a las empresas a abordar el riesgo que se deriva de concentrar gran parte de su producción en un único mercado. 

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Esto va a provocar que se produzca una mayor diversificación en cuanto a los países productores de dispositivos electrónicos como ordenadores o teléfonos móviles. Aunque que la agencia prevé que en 2025 China siga acumulando más de la mitad de la producción, su peso se verá reducido y se repartirá entre otras economías.

A este respecto, añade que el aumento de salarios en China es uno de los motivos detrás de esta diversificación. Pero también están influyendo los "considerables subsidios" que países como India, Japón, Corea del Sur e incluso la Unión Europea y Estados Unidos están prometiendo para desarrollar industrias críticas en su terreno, "lo que agrega incentivos para reorganizar las cadenas de suministro".

Cuota de mercado

En concreto, Standard & Poor's estima que el porcentaje de la producción de ordenadores portátiles en China respecto al total caerá en al menos 10-20 puntos porcentuales de aquí a 2025. De esta manera, pasará del 80% que se estima para 2023 hasta el 60%-70% en poco más de dos años. 

En esta misma línea, China también verá reducida su cuota de producción en el mercado de smartphones. En concreto, entre 5 y 15 puntos porcentuales. Según S&P, el país asiático pasará de fabricar el 70% de los móviles inteligentes que se hacen en el mundo a entre el 55% y el 65%.

Clientes en la tienda de Apple de Sydney (Australia)

Clientes en la tienda de Apple de Sydney (Australia) Reuters

Entre los países que se prevé que reciban toda esa producción que saldrá de China, el más beneficiado será probablemente India. De hecho, la agencia de calificación prevé que las exportaciones de teléfonos móviles que se fabrican en este país se dupliquen en 2023 frente al año anterior.

Un ejemplo de este movimiento es la política de producción de Apple, uno de los grandes fabricantes de teléfonos móviles del mundo. En concreto, se prevé que la producción de los distintos modelos de iPhone que se lleva a cabo en India como mínimo se duplique de aquí a 2025. 

Una transición costosa

Reducir la dependencia de China es algo "inevitable" para las empresas tecnológicas, pero, según S&P, también será algo "costoso". La agencia cree que esta transición pondrá a prueba las eficiencias de las empresas y puede consumir muchos esfuerzos de gestión durante los próximos tres a cinco años.

Además, advierte de que las compañías que están trasladando su capacidad de producción fuera de China corren el riesgo de perder algo de su acceso a ese mercado, del que depende gran parte del crecimiento de muchas firmas tecnológicas.

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También disminuirá tanto su rentabilidad como la de sus proveedores durante los próximos años, hasta que se afiancen las nuevas cadenas de suministro globales más dispersas geográficamente. Y es probable que esta subida de los costes no se traslade íntegramente a los clientes finales, dada la intensa competencia.

Sin embargo, la diversificación de la producción trae aspectos positivos, ya que dichos movimientos fortalecerían las cadenas de suministro y las operaciones de las empresas ante eventos disruptivos, como pueden ser cambios abruptos en la regulación o el clima de negocios de un país. 

Trabajadores en una sala limpia de la fabrica de semiconductores de la compañía estadounidense de chips SkyWater Technology en Bloomington (Estados Unidos)

Trabajadores en una sala limpia de la fabrica de semiconductores de la compañía estadounidense de chips SkyWater Technology en Bloomington (Estados Unidos) Reuters

El análisis llevado a cabo por S&P admite, no obstante, que diversificar la producción no será tan eficiente como utilizar las enormes fábricas que existen en China, que permiten maximizar las economías de escala y aprovechar las sólidas redes de proveedores, la infraestructura y el talento existentes.

De hecho, no descarta que algunas empresas mantengan durante un tiempo su capacidad de producción duplicada para tener la posibilidad de seguir fabricando en China en el caso de que experimenten algún tipo de contratiempo al ampliar su cadena. 

Arizona vs. China

A esto se suma el incremento de costes que conlleva el trasladar la producción a mercados desarrollados. Por ejemplo, S&P estima que los costes operativos de TSMC serán un 40% mayores en la fábrica que prevé construir en Arizona (EEUU) en comparación con las plantas que tiene en China

En concreto, detalla que un ingeniero estadounidense gana entre 2 y 2,5 veces más que uno en Taiwan. Además, los costes de suministro también serán mayores, ya que tendrán que exportar de Asia equipamiento o materias raras necesarias en el proceso de fabricación. 

S&P añade que solo la instalación y la puesta en marcha de la fábrica de TSMC, el mayor productor de chips del mundo, en Arizona tendrá un coste 40.000 millones de euros (unos 36.250 millones de euros).