Así lo confirman fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a este periódico. Otra casuística es que, llegado el caso de que la suma de las aportaciones de la empresa y el trabajador no resulte en 10.000 euros -esto es, que la empresa aporte menos de 5.000-, el empleado podría aportar lo mismo que el empleador en el tramo colectivo más los 1.500 euros de base, aportación esta última que podría destinarse tanto al plan de empleo como al individual.

Esta era la principal duda que quedaba pendiente de resolver con la aprobación ayer en Consejo de Ministros del proyecto de Ley de Regulación para el Impulso de los Planes de Pensiones de Empleo, que ahora tiene que pasar por el Congreso de los Diputados.

Igual que los autónomos

Por ejemplo, dentro de este segundo supuesto, si una empresa aportara 4.250 euros al plan colectivo, el trabajador podría meter al mismo plan otros 4.250 euros -lo mismo que la empresa- y otros 1.500 euros adicionales más, que se podrían aportar bien al plan de empleo o bien al individual. De hacerlo en el empresarial, entonces el trabajador llegaría a inyectar 5.750 euros, misma cantidad establecida para los autónomos.

Fuentes del departamento que dirige José Luis Escrivá, ministro del ramo y artífice del proyecto, también confirmaron ayer que la plataforma digital común que servirá de infraestructura básica para el nuevo sistema de pensiones de empleo de promoción pública podrá financiarse con los fondos europeos para la recuperación, más conocidos como Next Generation EU.

No obstante, la gran novedad es que, a petición de las asociaciones empresariales y entidades financieras, se reintroduce la medida que existía hasta 2013 de exoneración de las cuotas a la Seguridad Social de las aportaciones empresariales al fondo. Aunque ahora con un límite máximo de 115 euros al mes por empleado o 1.380 euros al año. Según el citado ministerio, “esto favorece que se desarrollen los planes colectivos, especialmente para las rentas medias y bajas”.