Las gestoras españolas de fondos terminaron 2022 con un beneficio neto de 741,7 millones de euros, lo que supone un 15,1% menos con respecto al año anterior, cuando lograron el beneficio récord de 874 millones.

En el frenazo en el beneficio de las gestoras nacionales ha pesado, y mucho, el duro ejercicio que vivieron los mercados de renta fija y renta variable, el peor en varias décadas. Los bonos y las acciones sufrieron pérdidas que oscilaron entre el 15% y el 25%, y ambos activos cayeron al unísono, algo atípico en los mercados financieros.

Las fuertes subidas de tipos de los bancos centrales de Estados Unidos (Fed), Europa (BCE) y Reino Unido (BoE), los despidos masivos en las grandes tecnológicas, el cierre parcial que sufrió China por su política de Covid cero, la guerra rusa en Ucrania y la alta inflación energética y de los alimentos que provocó el conflicto -lo que aceleró las alzas en el precio del dinero- fueron los factores que lastraron las cuentas de las firmas de inversión.

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De un año a otro, el número de gestoras en pérdidas casi se ha duplicado, desde las 14 hasta las 26. Y su rentabilidad media sobre fondos propios (ROE) antes de impuestos ha menguado del 103,5% al 82,8%, según los últimos datos anuales de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). No obstante, siguen siendo niveles muy altos si se los compara con los de la banca tradicional.

Los fondos de inversión y sicavs españolas aglutinaban a cierre de 2022 un patrimonio bajo gestión de 332.386 millones de euros, un 7,2% inferior al del curso previo, cuando administraban un volumen de 358.348 millones.

En 2020, año de la pandemia de Covid-19, las gestoras españolas de fondos cosecharon un beneficio neto de 647 millones. Su ROE medio fue del 86,5% y 29 entidades cerraron con números rojos. Una foto relativamente similar a la de 2022.