El 2020 será recordado como el año de la crisis sanitaria, del estado de alarma, del confinamiento domiciliario... del derrumbe económico. En definitiva, el año del coronavirus, de la Covid-19 si optamos por los tecnicismos. Todos los sectores económicos se han visto dañados en mayor o menor medida. Algunos no se recuperarán por lo menos hasta 2022 o 2023, véase las hoteleras o las aerolíneas. Sin embargo, el shock en otros apenas duró tres meses. El sector de la inversión, a diferencia de la crisis de Lehman Brothers en 2008, ha sido uno de estos últimos.

En medio de las turbulencias, entre marzo y mayo, los inversores operaron en bolsa como nunca. Y muchos brókeres se frotaron las manos. Gracias a las comisiones de compraventa de valores de esos meses, estas firmas salvaron el año con cifras estratosféricas. Curiosamente, anticipan un 2021 más difícil, porque lo que al resto de mundo le viene bien, que es la recuperación económica y una menor volatilidad de los mercados, a ellos les viene mal. Previsiblemente, habrá menos operaciones y, por tanto, menos comisiones.

Pero si hay un sector que ha entrado en un verdadero punto de inflexión, ese es el de los fondos de inversión, la banca privada y el capital riesgo. Se han acelerado tendencias y destapado eventos corporativos, aunque, todo sea dicho, el coronavirus no es su origen. Son cosas que ya se fraguaban desde antes y la Covid les ha pegado un calentón, ha sido un acelerador.

Dos grandes tendencias que ya han demostrado que no son una moda, sino una realidad palpable, son el empuje de los activos no cotizados (o privados) y la integración de la sostenibilidad, con sus famosos criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés). Habrá que estar muy pendientes de ellas en 2021. Respecto a la primera, según un estudio reciente de Natixis Investment Managers, Alternative Ratings y finReg 360, la inversión en fondos de activos no cotizados se duplicará en los próximos tres a cinco años, desde los 15.000 millones de euros hasta los 28.000 millones.

Hablamos del capital riesgo, las infraestructuras, la deuda privada, el inmobiliario o el arte, activos ilíquidos cada vez más demandados por family offices, bancas privadas, aseguradoras y planes de pensiones. En un entorno de tipos de interés que se mueve entre el 0% y el -0,5% en el caso de Europa, estos activos ofrecen a las grandes fortunas y los institucionales un extra de rentabilidad y un escudo frente a la volatilidad, porque se descorrelacionan con las bolsas y los bonos.

Sostenibilidad e inversiones. Mert Guller, Unsplash.

En lo que respecta a la ESG, nos hemos acostumbrado a la carrera de las gestoras por tener el mayor número posible de sellos que acrediten que su proceso de inversión y sus fondos son sostenibles. Los ODS, Label ISR, UNPRI o Net Zero Asset Owner Alliance son algunas de las siglas que nos acompañarán en los próximos años, algunas de ellas muy relacionadas con el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Las gestoras quieren ser punta de lanza, evitar la tentación del 'ecopostureo' (o greenwashing) y así motivar a las grandes cotizadas a que se transformen, y con ellas las pequeñas. Para las empresas, su maratón es entrar en índices como el Dow Jones Sustainability Index, MSCI ESG Leaders, FTSE4Good o el Carbon Disclosure Project.

"Los últimos tiempos han puesto de manifiesto la necesidad de integrar la sostenibilidad en los modelos de negocio y fomentar el crecimiento de una nueva generación de organizaciones que sea partícipe de los retos que afrontamos como sociedad, como son el cambio climático o la creciente desigualdad", señala Oriol Pinya, socio fundador y CEO de Abac Capital. En este fondo creen que "el capital privado tiene la responsabilidad de adoptar una posición proactiva y actuar como propulsor de la sostenibilidad en el tejido empresarial del país". En este sentido, "entendemos que nuestro deber es ayudar a las empresas a medir su impacto y transformar su operativa para que esta tenga un impacto positivo en su entorno", defiende el gestor.

El Corte Inglés AM

Entrando al meollo de los proyectos concretos, no hay que perder de vista la irrupción de El Corte Inglés con su nueva filial de Asset Management. Los grandes almacenes liderados por Marta Álvarez iniciaron un proceso para buscar un socio de fondos de inversión y asesoramiento financiero. Hasta seis entidades pugnan por darse la mano con el gigante español de la distribución: Santander, Mutuactivos (de Mutua Madrileña), BlackRock, Abante, Renta 4 Banco y Andbank. Antes de que finalice el primer semestre de 2021 debería estar resuelto.

Numerosas fuentes apuntan hacia Mutua y BlackRock como los grandes favoritos. La española, por su agresividad comercial y sus ansias de crecer en el negocio de la inversión. Lo atestiguan sus recientes adquisiciones corporativas. La americana, por el glamour de lo internacional y la gran escala mundial que tiene.

Pero no hay que olvidar la alianza que El Corte Inglés ya tiene con el Banco Santander para su financiera, ni tampoco su relación con Andbank: su correduría de seguros intermedia 300 millones en fondos a través de la plataforma del banco andorrano, una herencia de Inversis Banco, y además El Corte Inglés Seguros tiene una participación minoritaria en MyInvestor, el neobanco de Andbank.

"La pérdida de valor de los intermediarios financieros puros está abriendo la puerta a otros players no financieros, aprovechando lo que hoy más vale, su base de datos de clientes", pone en contexto Óscar J. Vicente, CEO y fundador de DOERS-On Partners. Así, El Corte Inglés tendría la posibilidad de hacer una venta cruzada de productos. Los clientes van a por ropa, comida o el último reloj inteligente, y de paso se traen un viaje organizado y una cartera de fondos de inversión. ¿Por qué no? Y las firmas de inversión encantadas de que el sector se abra. "Ante márgenes a la baja, hay que buscar grandes volúmenes de clientes", recuerda este consultor.

El Corte Inglés.

"El movimiento de ECI no es reciente, y es a todas luces lógico, natural y propio de una economía de libre competencia en la que se beneficia el consumidor", opina David Córdoba, director de Ventas de Crédit Mutuel Investment Managers. "Bancos y supermercados compiten por el mismo cliente o, mejor dicho, el cliente de ambos. La competencia se incrementa no solo por Internet, sino por nuevos y potenciales distribuidores como las telecos, las redes sociales u otras apps". Y es aquí donde todo se entrelaza: Orange Bank, Renault Bank o los muchos frentes abiertos de Telefónica.

Pero todo tiene una letra pequeña. "Hay un lado negativo, que se está restando valor añadido al asesoramiento y gestión de las inversiones, pero también un lado positivo, que se están socializando los productos financieros, de ahorro e inversión entre el gran público", contrapone el consultor de DOERS-On Partners.

Integraciones

Nos referimos a alianzas, pero en 2021 también se sucederán las operaciones corporativas entre gestoras y bancos privados. El 2020 ya ha dejado un gran caldo de cultivo. En España, Amundi adquirió Sabadell Asset Management, una compra que casi le sale rana cuando el banco catalán a punto estuvo de integrarse en BBVA. Pero las negociaciones se rompieron, Banco Sabadell sigue en solitario al menos por el momento (aunque, eso sí, con César González-Bueno como nuevo CEO) y el grupo galo respira aliviado.

A nivel internacional, Jupiter integró a Merian (la antigua Old Mutual), Franklin Templeton se hizo con Legg Mason y Morgan Stanley ha adquirido Eaton Vance. Los mercados anglosajones siempre van un paso por delante, pero no duden de que la ola llegará con fuerza a la Europa continental y los países del sur.

Allfunds, a bolsa

Quien sí marcará un antes y un después será Allfunds. Este banco mayorista, propiedad del fondo de capital riesgo Hellman & Friedman, el fondo soberano de Singapur (GIC), BNP Paribas y Credit Suisse, va a salir a cotizar en bolsa en lo que sería el mayor debut de una compañía española en dos décadas. Concretamente, desde Aena.

Su valoración, según las informaciones publicadas, rondaría entre los 5.000 y los 7.000 millones de euros. El problema es que parece inclinarse por Euronext en detrimento de BME, aunque todavía no hay nada cerrado.

Allfunds es la mayor plataforma de fondos de inversión de Europa y una de las primeras del mundo. Últimamente, se ha centrado en crecer en Asia y en desarrollar su pata de fintech-wealthtech. Tiene más de un billón de euros en activos bajo administración y ofrece más de 100.000 fondos de más de 2.000 gestoras. Pero, ¿por qué cotizar si ya eres uno de los líderes y tienes tantos inversores ancla detrás?

Brasil. sergio souza, Unsplash.

"Tiene músculo financiero, pero buscar liquidez nunca viene mal. Además, el hecho de cotizar es bueno reputacionalmente, se gana en transparencia", cree Vicente, de DOERS-On Partners. Aunque Allfunds está en algunos países de Latinoamérica, todavía tiene que competir por hacerse con los dos grandes mercados de la región, como son Brasil y México, y eso es un negocio muy suculento por desarrollar, lo que supondría un ambicioso plan de expansión.

"Brasil y México son mercados gigantes donde mucha gente aún no tiene fondos de inversión, y para poder hacer negocio allí hay que tener presencia física. Además", advierte el consultor, "en Brasil están emergiendo con fuerza plataformas como XP Investimentos, una plataforma independiente en la que desde un euro el inversor puede acceder a las clases más baratas de los fondos".

Dura competencia en una zona donde también manda Pershing, la plataforma de BNY Mellon y una de las más grandes del planeta.

El 'megaplan' español

Por último, y volviendo a España, no olvidemos el proyecto del 'megaplan' de pensiones público de empleo, que Sánchez y Escrivá quieren crear para engordarlo después hasta los 300.000 millones de euros gracias a las aportaciones de las pymes, para quien está pensado este vehículo. La hoja de ruta contempla un concurso competitivo abierto para elegir gestora y banco depositario de este fondo, lo que moverá el sector.

Si bien la iniciativa ha sido aplaudida por la comunidad inversora y los agentes sociales -no así en la otra parte de la ecuación, con un recorte de los beneficios fiscales en los planes individuales-, muchos expertos anticipan que el proyecto no saldrá ni tan rápido ni tan reforzado como se pretende.

Pero, aunque tardara más de lo previsto y solo consiguiera una quinta parte del patrimonio presupuestado, ya sería un gran paso para las paupérrimas pensiones españolas. Es más, el fondo estaría a las puertas de entrar en el ranking de los 100 propietarios de activos más poderosos del mundo, el famoso G100. Un pequeño rayo de esperanza entre tanta noticia negativa que ha traído la pandemia.

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