Una mujer compra un paquete de rollos de papel higiénico.

Una mujer compra un paquete de rollos de papel higiénico. iStock

Materias primas

El papel higiénico y los pañales van camino de ser más caros que nunca por la subida de la celulosa

Los problemas de suministros, la guerra de Ucrania o los conflictos laborales han disparado el precio de esta materia prima.

18 septiembre, 2022 01:57

La escalada de los precios se ceba con los productos de primera necesidad. El coste de alimentos como la leche, el aceite o los huevos ha subido con fuerza, pero también el de otros básicos, como el papel higiénico, los pañales o las compresas, que van camino de ser productos de lujo. En estos últimos casos, la raíz se encuentra en la escalada de la celulosa.

Aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE) no recoge en exclusiva el encarecimiento de estos bienes de consumo, la partida a la que pertenecen los artículos de menaje de papel y similares se disparó en agosto un 17% respecto al mismo mes del año anterior. Fue la mayor alza de toda la serie histórica, que comienza en 2022.

La espiral alcista de los precios de productos del hogar elaborados con papeles y cartones comenzó a principios de año, de la mano de los costes de fabricación. La principal materia prima con la que se elaboran todos ellos es la celulosa, cuyo precio se encuentra en máximos históricos.

En Europa, la celulosa de fibra corta –usada para papel de impresión o el tisú- cotiza en torno a los 1.380 dólares por tonelada, tras haber subido un 21% desde que dio inicio 2022. El precio de la fibra larga –usada para cartones o papeles que requieren resistencia- se sitúa en torno a los 1.495 dólares por cada 1.000 kilos. Es decir, la escalada es del 18% desde enero.

En el mercado chino la situación es incluso peor. El repunte es de casi el 50% en el primer caso y del 26,5% en el segundo. Ni en Europa ni en China se habían alcanzado antes estos precios, ni siquiera en 2018, cuando también se registraron fuertes incrementos.

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A partir de entonces, su valor cayó a 680 dólares y en 2020, debido al estallido de la pandemia, la celulosa tocó los últimos mínimos. Con el lanzamiento de las diferentes vacunas contra la Covid comenzó un nuevo rally, que se extiende hasta la actualidad.

Uno de los factores que explican este repunte es la ruptura de las cadenas de suministro. Muchos de los problemas sufridos en el transporte de mercancías como consecuencia del coronavirus no se han solucionado y mover pulpa de celulosa es ahora más difícil que antes de 2020. Esto se debe a que el coste de los fletes se ha incrementado respecto a antes de la pandemia.

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La guerra en Ucrania también ha impulsado su precio. Los fabricantes finlandeses, unos de los más importantes del mundo, dependen de la madera rusa, ahora escasa como consecuencia de las sanciones económicas contra Rusia. La situación en Finlandia, además, ha empeorado debido a los conflictos laborales.

El principal productor de celulosa de fibra corta del mundo es Brasil, mientras que Europa Occidental (33%), Estados Unidos (27%) y Canadá lo son de fibra larga, según datos de Suzano -el mayor fabricante de pasta de papel del mundo- correspondientes a 2018.

China

China no es un gran productor, pero sí es un gran consumidor. El gigante asiático es el responsable del incremento del consumo de celulosa de los últimos años, motivado por su fuerte crecimiento económico y por el incremento del uso del papel tisú.

En China, el consumo per cápita de esta variedad alcanzó los 7 kilos en 2020, muy lejos de los 16 de Europa y los 24 de Estados Unidos. Se espera que el gasto chino de papel tisú converja hacia las cifras de los países occidentales gracias al aumento de la población urbana y las clases medias.

De forma general, el crecimiento urbano y la mejora del nivel de vida en todos los países emergentes impulsarán la utilización de papel tisú y de productos higiénicos, que ya son los segmentos de mayor crecimiento. Juntos representan cerca del 50% de la demanda de celulosa, según cifras de Fastmarkets Risi.

Por el contrario, el consumo de folios se está detrayendo como consecuencia de la digitalización y el mayor uso de papel reciclado para elaborar productos de lectura y escritura.

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Ya sea para un uso u otro, la cuestión energética es fundamental en la escalada de los precios. Transformar la madera en pulpa y luego esta en productos derivados consume mucha energía.

Aunque en las últimas semanas la situación se ha relajado relativamente, los precios mayoristas del gas natural y la electricidad en Europa marcaron máximos históricos el pasado mes de agosto. Al mismo tiempo que el gas natural TTF superaba con creces los 300 euros por megavatio hora (Mwh), el precio de la luz alcanzaba en España los 459,4 euros/Mwh.

Fabricación

Según los datos recogidos por el INE, el coste de producir en España pasta papelera, papel y cartón subió en julio un 38% respecto al mismo mes de 2021. A pesar de la escalada, el dato es 4,4 puntos porcentuales inferior al de mayo, cuando se registró el mayor incremento de los últimos 27 años.

El coste de fabricar artículos de papel y cartón también se encuentra en niveles no vistos desde 1995. En julio la escalada fue del 20% en comparación anual, lo que prácticamente convirtió a estos productos en bienes de lujo.

Pablo Fernández de Mosteyrín, analista de Renta 4, subraya la capacidad que los fabricantes de pulpa de celulosa tienen para traspasar al consumidor los mayores costes de producción gracias a que la mayoría de productos que se elaboran con esta materia prima es de primera necesidad.

"El fabricante de celulosa le pasa los costes a los de tisú y estos a los consumidores", explica. La rigidez de la demanda también facilita el alza de los precios, ya que, como subraya este experto, "al final, cueste lo que cueste un rollo de papel higiénico, lo vamos a comprar".

Las perspectivas de futuro no son muy alentadoras. En opinión de Mosteyrín, "a corto plazo seguiremos viendo precios elevados", aunque apunta que "cuando hay precios en máximos, la lógica dice que deberían caer a medio y largo plazo".