Interior del Palacio de la Bolsa de Madrid.

Interior del Palacio de la Bolsa de Madrid. Europa Press

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El Ibex 35 pulveriza las previsiones y marca nuevos máximos a pesar de Trump, Ucrania, la opa y el apagón

2025 va camino de ser el segundo mejor ejercicio del Ibex 35 desde su creación, sólo por detrás del gran rally de 1993.

Más información: El año récord del Ibex 35 lleva la capitalización de la Bolsa española por encima de los 1,5 billones, casi el 100% del PIB

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Las claves

El Ibex 35 ha alcanzado máximos históricos superando los 17.000 puntos y una rentabilidad anual del 48%, convirtiéndose en uno de los índices más rentables del mundo en 2025.

El principal motor del Ibex 35 ha sido el sector bancario, que ha subido más del 100% y representa más del 35% del índice, con bancos como Santander, Unicaja y BBVA liderando las rentabilidades.

Otros factores clave en la subida han sido el crecimiento de la economía española, el aumento del gasto en defensa —que ha impulsado a Indra— y la recuperación de los márgenes en el sector energético.

El Ibex 35 ha superado incertidumbres geopolíticas y económicas, como la vuelta de Trump a la Casa Blanca, la guerra en Ucrania y la imposición de aranceles, manteniendo su fortaleza frente a otros grandes índices internacionales.

El Ibex 35 ha roto todos los guiones en este 2025. El selectivo ha pulverizado las previsiones al marcar máximos históricos por encima de los 17.000 puntos y al acumular una rentabilidad del 48%.

Todo ello, el mismo año en el que Donald Trump ha vuelto a la Casa Blanca, la guerra en Ucrania no se ha cerrado, el intento de opa de BBVA a Sabadell ha sacudido el parqué y España ha vivido su propio apagón eléctrico.

Durante muchos años el Ibex 35 ha sido el índice bursátil rezagado de Europa, el que nunca terminaba de arrancar. Este ejercicio ha pasado justo lo contrario: se ha convertido en uno de los selectivos más rentables del mundo.

En 2025, el Ibex no sólo ha recuperado el terreno perdido desde 2007. Ha protagonizado un rally que nadie se atrevía a imaginar hace un año y que ha obligado a los analistas a modificar sus estimaciones casi cada día.

El balance del año deja otra marca histórica: 2025 va camino de ser el segundo mejor ejercicio del Ibex 35 desde su creación, sólo por detrás del gran rally de 1993, cuando el índice superó el 50% de revalorización.

La diferencia es que entonces España vivía la resaca de una recesión y un proceso de convergencia europea, mientras que ahora el despegue llega tras 18 años de travesía en el desierto.

Para entender qué ha ocurrido hay que analizar las entrañas del índice: la banca, la defensa, la energía y lo que ha pasado en estas casi dos décadas que ha tardado en marcar nuevos máximos.

​El peso de la banca

La clave del año está en un sector: la banca. El índice sectorial de los bancos del selectivo se ha disparado algo más del 100% en 2025, muy por encima del propio Ibex 35 y casi el doble que sus homólogos europeos. En un índice en el que las entidades pesan más de un 35%, ese comportamiento explica buena parte del rally.

Javier Cabrera, analista de XTB, lo resume sin rodeos: “Sin duda” los bancos son el principal motor del Ibex 35.

Aunque reconoce el aporte de valores como Indra, Solaria o ACS, insiste en que “el sector bancario ha sido el que mayor impacto positivo ha tenido en el selectivo español”, gracias a unos resultados sólidos y a una “remuneración al accionista bastante atractiva en un contexto de bajadas de tipos”.

Sergio Ávila, analista de IG, coincide: “En la práctica han sido el motor principal por dos motivos: su peso y su comportamiento. Cuando suben los grandes bancos, el índice lo nota de inmediato”.

Entre los bancos del Ibex, Santander lidera las rentabilidades con una subida anual del 123,9%, seguido de Unicaja, que avanza un 115,7%, y de BBVA, con un 107,9%. A continuación se sitúan CaixaBank, que gana un 98,6%, Bankinter, con un 81%, y Sabadell, que se anota un 79,4%.

En un año en el que el mercado ha dejado de temer una ola de morosidad descontrolada y ha premiado los dividendos y las recompras, la banca española ha dejado de ser el lastre del Ibex para convertirse en su principal catalizador.

18 años después

Que el Ibex haya tardado 18 años en volver a sus máximos no es una anécdota, sino el reflejo de su composición y de la trayectoria económica de España desde 2007. Aquel otoño el índice cerró en torno a los 15.945 puntos, en plena euforia bursátil previa al estallido de la burbuja inmobiliaria y de la crisis bancaria.

Tras aquel récord llegó la crisis financiera global. Luego vinieron el pinchazo inmobiliario, el rescate bancario, la crisis del euro, una deuda pública en aumento y un paro estructural elevado. La banca, columna vertebral del índice, sufrió en todos esos frentes, tanto en balances como en reputación.

Cabrera recuerda que “la correlación entre el Ibex 35 y el sector bancario rara vez ha bajado del 80% en los últimos 10 años”. En un mundo de tipos cero, o incluso en terreno negativo, donde otros índices se beneficiaban del dinero barato, esa elevada dependencia de la banca jugó en contra.

“La banca no tenía margen porque depende del diferencial de tipos de interés”, y su cotización se vio castigada, arrastrando al conjunto del selectivo.

Ávila añade un matiz técnico que distorsiona la percepción de los máximos. “El Ibex que miramos a diario es un índice de precio, no tiene en cuenta los dividendos”, subraya. En un mercado con una alta rentabilidad por dividendo como es el español, “eso hace que el récord tarde más en volver”.

Es decir, gracias a la retribución al accionista, muchos inversores habían recuperado su dinero hace tiempo, pero el gráfico seguía recordando el fantasma de 2007.

PIB, defensa y energía

La rentabilidad anual del Ibex no se explica sólo por los bancos. Cabrera identifica tres factores clave para entender la subida del 48% y los nuevos máximos: “el crecimiento de la economía española, el rearme de los países europeos y la subida de los precios de la electricidad”.

El primer factor es macro. España ha crecido más que buena parte de sus socios europeos, algo que sostiene el optimismo sobre la banca doméstica. “Aunque no toda la banca tiene a España como principal zona geográfica, el impacto en las cuentas de la industria es alto”, explica.

Esa mejora del PIB se ha traducido, además, en dividendos y recompras que han atraído a los cazadividendos justo cuando los tipos empiezan a bajar.

El segundo motor es geopolítico y se llama rearme. El aumento del gasto en defensa en Europa ha convertido a Indra en la principal estrella del índice. El precio de sus acciones casi se ha triplicado en este 2025.

“Indra ha sido elegida por el Gobierno como la empresa que liderará el rearme en España, por lo que la gran mayoría del presupuesto destinado a ello pasará por sus manos de manera directa o indirecta”, señala Cabrera. A esa posición se suma todo lo que pueda capturar de otros países europeos, tanto en solitario como en consorcios, lo que ha disparado tanto sus ingresos como su cartera de pedidos.

El tercer pilar está en la energía. Tras los sobresaltos de años anteriores, “los precios de la energía han vuelto a niveles más sanos, donde las empresas pueden expandir márgenes”, apunta Cabrera.

Solaria se ha convertido en el símbolo de ese giro, con una subida de más del 100% muy impulsada por el cierre de posiciones cortas, es decir, de apuestas bajistas de grandes fondos de inversión.

Sin registrar una revalorización tan abultada, compañías como Endesa, Iberdrola, Naturgy o Repsol han vivido también un ejercicio notable, apoyadas en márgenes más holgados y en la sensación de que el entorno de precios y regulación se ha estabilizado.

El mejor entre los grandes

En resumen, explica Ávila, la receta del éxito reside en “la mezcla del índice: España está más cargada de sectores que el mercado ha pagado bien en 2025 (financieras, infraestructura, industria) y menos expuesta a los gigantes tecnológicos”.

El Ibex 35, históricamente criticado por no tener grandes tecnológicas, ha encontrado este año en esa carencia una ventaja: menos dependencia de un puñado de gigantes y menos contagio cuando esos nombres han tenido correcciones.

La comparación internacional ayuda a medir el salto. Mientras el Ibex suma en torno al 48% en este ejercicio, el Dax alemán ronda un alza ligeramente superior al 20%. El FTSE 100 británico se mueve cerca de ese nivel, a la vez que el Cac 40 francés apenas supera el 10%.

En Estados Unidos, el Dow Jones avanza algo más del 13%, el S&P 500 tocando casi el 15% y el Nasdaq en torno al 19%, con el añadido de que la caída del dólar recorta parte de esa rentabilidad para un inversor en euros.

El ruido geopolítico

Todo esto ha ocurrido, además, en un año cargado de ruido político y geopolítico. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca –con imposición de aranceles incluida– y la continuidad de la guerra en Ucrania, eran ingredientes perfectos para tumbar el apetito por el riesgo.

Sin embargo, el Ibex ha ido superando cada susto y ha continuado marcando récords.

“Pensamos que es una mezcla de ambas cosas”, responde Cabrera cuando se le pregunta si el mercado filtra mejor el ruido o simplemente acepta más riesgo. Por un lado, el impacto de los aranceles “no se ha visto de momento tan reflejado en las cuentas de las compañías del Ibex”.

Por otro lado, esas medidas “finalmente no han sido tan altas como se empezó a descontar en marzo”. La bolsa, además, “es muy cortoplacista y cambia de foco constantemente, por lo que después de la primera mitad del año los inversores ya han buscado otros temas de influencia”.

¿Un paréntesis brillante?

Tras un año casi perfecto, la pregunta es inevitable: ¿se puede repetir algo parecido en 2026? La respuesta de los analistas es prudente. “Nosotros pensamos que este rally no se repetirá en 2026”, advierte Cabrera.

“Es probable que el crecimiento no supere el dígito medio bajo y la remuneración reduzca su crecimiento”, añade. Los múltiplos a los que cotiza ahora la banca —más de un 30% por encima de la media de los últimos años— no encajan con unas perspectivas de beneficio más moderadas.

Ávila coincide. “Repetir la subida es muy difícil, porque no es un año normal: necesitas varios motores a la vez y casi sin baches”, señala. Su escenario base es “un avance más moderado y con más diferencias entre valores: habrá quien siga fuerte y quien se atasque”.

El factor determinante será si los bancos pueden mantener el pulso “sin que el ciclo se enfríe demasiado” y en sí los líderes no bancarios —Inditex, Indra, infraestructuras, energía— siguen cumpliendo.