Sede del Banco de España en Madrid.

Sede del Banco de España en Madrid. Efe

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El Tesoro da por terminada la sangría de inversión minorista en Letras tras la salida de casi 8.000 millones en un año

El fin del 'boom' de rentabilidades enfría el apetito de las familias por las Letras y devuelve el protagonismo a fondos e inversores internacionales.

Más información: Los inversores extranjeros toman el relevo del BCE y ya controlan casi la mitad de la deuda española

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Las claves

Los pequeños ahorradores han retirado casi 8.000 millones de euros de las Letras del Tesoro en un año, tras el fin del boom de rentabilidades altas.

La rentabilidad de las Letras cayó del 3,9% al rango del 1,9%-2% debido a las bajadas de tipos del BCE, lo que ha reducido el atractivo para el inversor minorista.

Mientras la inversión de los hogares desciende, los inversores extranjeros han incrementado su presencia en Letras, alcanzando casi un 39% del total en circulación.

El Tesoro prevé estabilidad en la inversión minorista y planea nuevas emisiones netas positivas para 2026, con el objetivo de mejorar la liquidez del mercado secundario.

Desde agosto de 2024, casi 8.000 millones de euros han salido de las Letras del Tesoro en manos de pequeños ahorradores, que han recortado con fuerza su inversión tras el fin del boom de rentabilidades.

Ahora, el organismo dependiente del Ministerio de Economía da por cerrada esa sangría minorista y confía en que se abra una etapa de simple estabilidad, sin nuevas entradas masivas, pero también sin nuevas salidas de esa magnitud.

Según los datos del Banco de España, en 13 meses —de agosto de 2024 a septiembre de 2025, últimos datos disponibles— la tenencia de hogares e instituciones sin fines de lucro (ISFLSH) en Letras ha caído de 27.448 a 19.766 millones de euros.​

Son 7.682 millones menos, lo que supone una corrección muy notable tras el furor registrado entre finales de 2022 y el verano de 2024.

Este fenómeno no se entiende sin el giro del Banco Central Europeo (BCE). Tras años de tipos negativos, las subidas iniciadas en 2022 elevaron las rentabilidades de las Letras españolas.

En 2023, los plazos de 3, 6, 9 y 12 meses llegaron a ofrecer rentabilidades cercanas al 3,9%, lo que convirtió a las Letras en el producto fetiche del ahorro conservador.​

En paralelo, las cuentas directas del Tesoro se dispararon y las colas en el Banco de España eran habituales. Las familias descubrían un activo líquido, respaldado por el Estado y con una remuneración que superaba con holgura a la de los depósitos.​

El final del 'boom'

El punto de inflexión se produjo en junio de 2024. Fue entonces cuando el BCE ejecutó la primera bajada de tipos de un ciclo de descensos que ha llevado a las tasas del 4% al 2%.

Estos descensos han reducido la rentabilidad de la deuda española a corto plazo hasta el rango de entre el 1,9 % y el 2 %.

Con cupones más bajos, una parte de los pequeños inversores ha decidido no renovar todas sus posiciones. La salida no es instantánea, pero sí constante: a medida que vencen las Letras emitidas, una parte del dinero se va a otros destinos o vuelve a la liquidez.​

La retirada minorista no ha dejado el mercado desierto. En el mismo periodo en que la tenencia de pequeños ahorradores ha caído con fuerza, otros inversores han ocupado su espacio.​

El movimiento más llamativo es el de los no residentes. Los inversores extranjeros han elevado su saldo de 16.995 a 30.588 millones entre agosto de 2024 y septiembre de 2025. Es decir, el incremento registrado es de 13.513 millones de euros.

También crecen con fuerza los fondos y otros intermediarios financieros, que han sumado 2.591 millones, hasta los 12.546. Las Administraciones Públicas y las sociedades no financieras, por el contrario, han reducido su posición.

El mapa de inversores

Pese al descenso, los hogares siguen siendo relevantes. Representan alrededor de una cuarta parte de la base inversora en Letras, aunque ya lejos del peso alcanzado en el punto álgido del boom.​

El resto se reparte entre entidades financieras, fondos, empresas, administraciones y, cada vez más, inversores internacionales, que han ganado protagonismo a medida que el minorista nacional se ha retirado. Estos ya poseen casi un 39% de las letras en circulación.

Estabilidad

En el Tesoro restan importancia a la salida del dinero de las familias. La secretaria general, Paula Conthe, explica que la inversión minorista “se ha estabilizado” y que se mueve en un “entorno estable”, previsión que se extiende a 2026.​

Admite, en todo caso, que la rentabilidad de las Letras “ha ido bajando” y que el gran salto de tipos atrajo a un nuevo grupo de inversores, cuya presencia ahora se normaliza.​

Aunque reconoce que los pequeños ahorradores son una “parte importante en la inversión en letras”, subraya que en el conjunto de la cartera de deuda “no tienen tanta relevancia”, y que es una “buena noticia” que sigan presentes, aunque en una fase menos explosiva.​

El Tesoro ha decidido mejorar el saldo de Letras. En 2025 registró una emisión neta positiva de 4.984 millones, rompiendo la tendencia previa de reducción de stock, salvo en la pandemia.​

Para 2026 planea otra emisión neta positiva de 5.000 millones, encadenando tres años de aumentos para mejorar la liquidez en el mercado secundario, muy afectado por el comportamiento de los minoristas, que suelen mantener los títulos hasta vencimiento.​

El calendario contempla 48 subastas ordinarias, con dos subastas mensuales de Letras: una de 6 y 12 meses en la semana de amortización para facilitar reinversiones, y otra de 3 y 9 meses la semana siguiente.​

Las referencias a 3, 6 y 9 meses son reaperturas de las de 12 meses anteriores, con volúmenes iniciales más elevados para asegurar que cada línea nazca con suficiente tamaño y liquidez en el mercado.