IA
Mientras los inversores se entusiasmaron con las oportunidades que ofrecía la IA, apostando a lo loco en empresas del Nasdaq e incluso en startups sin un producto real, los trabajadores tenían la mente puesta en otra cosa: no perder sus puestos de trabajo a causa de la IA. Y ese temor sigue ahí, incluso hoy en día.
Así, según una encuesta de Reuters/Ipsos de agosto, el 71% teme que, por culpa de la IA, muchos pierdan el trabajo de forma permanente. Y más temor generan estudios como el del Foro Económico Mundial, según el cual el 41% de los empleadores planea reducir personal a medida que la IA automatiza ciertas tareas.
Pero, por ahora, el impacto real en el empleo no ha sido tan dramático. Un estudio reciente del Yale Budget Lab reveló que la proporción de trabajadores expuestos a la IA, ya sea en grado alto, medio o bajo, apenas ha cambiado. En otras palabras, todavía no se ven despidos masivos por culpa de la automatización.
Entonces, ¿podemos relajarnos?
La retórica general es que, a medida que la IA avanza, va a ir reemplazando cada vez más trabajos. Pero últimamente, ese avance parece haberse frenado un poco. Las empresas siguen invirtiendo fortunas en hardware para entrenar modelos, pero la calidad de los productos no está mejorando al mismo ritmo.
Por ejemplo, muchos sintieron que GPT-5 fue una decepción. Tampoco hubo mucho entusiasmo con Llama 4 de Meta. Eso no quiere decir que la IA haya llegado a su límite, pero sí parece que el ritmo de mejora se está desacelerando. Además, preocupa que no se pueda confiar al 100 % en la IA, como mostró el caso de Deloitte.
¿Dónde está el peligro?
Aunque supongamos que al final la IA no reemplazará millones de empleos, sigue existiendo el riesgo de que desaparezcan si resulta que todo esto es una burbuja. Por más que las grandes tecnológicas no quiebren porque invierten principalmente con dinero propio y no con créditos, la economía en general sufriría un golpe.
La razón es que si el mercado se desploma de forma abrupta por la decepción en la IA, los inversores individuales podrían salir perdiendo. Y si a consecuencia de ello su poder de compra disminuye, el consumo se frena, la economía se desacelera y las empresas podrían comenzar a despedir para recortar gastos.
En cuanto a la magnitud del problema, dado que la burbuja de inversión en IA ya es mucho más grande que la de las puntocom o las hipotecas subprime, algunos temen que su estallido podría causar otra recesión, incluso más fuerte que la de 2008. El oro (XAUUSD) podría ser uno de los pocos activos que saldría ganando.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.