
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Reuters
Donald Trump vuelve a marcar la agenda. Si la semana pasada todo el mundo hablaba de cómo DeepSeek podría sacudir la industria de la inteligencia artificial (IA) y el mercado de chips, hoy la atención se centra en las guerras comerciales.
El 1 de febrero, el presidente firmó aranceles del 25% a productos de Canadá y México, y del 10% a China. Se suponía que entrarían en vigor el martes, pero sólo Pekín sufrió el honor de estrenarlos este día.
El lunes, tras conversaciones con los líderes de Canadá y México, Trump acordó retrasar las medidas un mes. Los mercados respiraron aliviados, pero no por mucho tiempo: el problema sigue y pronto volverá a escena.
En cuanto a China, Trump tenía prevista una llamada con Xi Jinping el martes, pero no llegó a materializarse. El país oriental ya tiene listas sus represalias para el 10 de febrero, por lo que el reloj sigue corriendo.
¿Y Europa? El viejo continente no podrá quedarse al margen. Trump ya dejó claro que impondrá aranceles a los productos europeos, argumentando que el déficit comercial con la UE supera los 300.000 millones de dólares.
Las menciones a los aranceles en las conferencias de resultados de las empresas del Stoxx Europe 600 están en su nivel más alto desde 2018
Bruselas no piensa quedarse de brazos cruzados. La Comisión Europea prepara su instrumento anticoercitivo (IAC), creado en el primer mandato de Trump, que le permitiría tomar represalias contra sectores clave de Estados Unidos, como las grandes tecnológicas.
Entre sus opciones, está suspender la protección de la propiedad intelectual o restringir la explotación comercial de software y servicios de streaming, mientras China amenaza con una investigación contra Apple.
Si no hay acuerdo, el golpe económico podría ser grave. Según Goldman Sachs, un arancel del 10% a las importaciones europeas -y una respuesta equivalente de la UE- podría restar un punto al crecimiento del PIB de la eurozona, poniendo presión sobre el euro.
La UE supone el 15% de las importaciones de Estados Unidos, con sectores clave como maquinaria, productos farmacéuticos y químicos. La industria automotriz, los metales y la tecnología también sentirían el impacto.
El panorama no es precisamente alentador, pero, por ahora, los mercados siguen sin entrar en pánico
No en vano, las menciones a los aranceles en las conferencias de resultados de las empresas del Stoxx Europe 600 están en su nivel más alto desde 2018, cuando Trump inició su primera ofensiva comercial.
En resumen, el panorama no es precisamente alentador, pero, por ahora, los mercados siguen sin entrar en pánico. El DAX, por ejemplo, sigue a pocos puntos de sus máximos históricos. Pero, ¿por cuánto tiempo?
***Igor Kuchma es analista de Trading View.