Los expertos de la entidad dirigida por David Solomon mantienen, por tanto, los pronósticos que ya hizo públicos en abril, después de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios, el grupo conocido como OPEP+, anunciase un nuevo recorte de producción.

Y ello a pesar de la fuerte caída que el crudo del mar Norte -como también se conoce al Brent por obtenerse de los campos petrolíferos situados entre las costas de Noruega y Dinamarca- ha sufrido en las últimas semanas. Cercana al 15%, exactamente.

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De hecho, los precios del petróleo han sumado tres semanas consecutivas de fuertes descensos a consecuencias de que las expectativas de que Estados Unidos, el mayor consumidor mundial del mundo, sufra una recesión en los próximos meses.

En los últimos días se ha observado cierta recuperación tanto de los precios del crudo del mar del Norte como del West Texas estadounidense, una vez que los temores que la economía estadounidense termine descarrilando se han relajado.

El detonante de esta recuperación, tanto del petróleo del mar del Norte como del West Texas Intermediate -la referencia al otro lado del Atlántico- fueron los buenos datos de empleo de Estados Unidos de abril, a pesar de que la fortaleza del mercado laboral podría obligar a la Reserva Federal (Fed) a mantener los tipos de interés elevados durante más tiempo.

Exactamente, la tasa de desempleo en Estados Unidos bajó una décima en abril hasta el 3,4%. En el cuarto mes del año se crearon 253.000 empleos netos, 88.000 más que en marzo.

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A pesar de los últimos avances, los precios del petróleo se mantienen en niveles inferiores a los del pasado 2 de abril, jornada previa a que el Comité Ministerial Conjunto de Seguimiento (JMMC) de la OPEP+ confirmase un ajuste de producción voluntario adicional de 1,66 millones de barriles al día.

De hecho, el precio del petróleo Brent se ha reducido 10,6% en lo que va de año, mientras que la caída del West Texas es del 8,6%.

Preocupaciones “exageradas”

Los expertos de Goldman Sachs hicieron públicas sus estimaciones en una nota que vio la luz el pasado sábado. En ella señalaban que las preocupaciones sobre la reducción de la demanda -relacionada con las tensiones bancarias en Estados Unidos y “la debilidad industrial en China”- y el aumento de la oferta de crudo -por parte de Rusia, India y la OPEP-, eran “exageradas”.

En esa misma nota, los analistas de la entidad destacan el papel que tendrán los países emergentes, cuya demanda de crudo podría provocar un déficit de esta materia prima en el segundo semestre del año. Y ello a pesar de alertar de que el riesgo de recesión en estos países es superior a la media y de que su previsión de consumo en China apunta a la baja.

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En cualquier caso, en Goldman Sachs no creen que las turbulencias de los bancos regionales estadounidenses, los “débiles datos industriales de China” o la caída de los productos destilados “sean presagios de contracciones del PIB o de la demanda mundial de petróleo”.

Estos economistas consideran que las tensiones bancarias sólo afectarán al crecimiento en 0,25 o 0,5 puntos porcentuales, “ya que los grandes bancos siguen gozando de buena salud, y los datos del viernes confirmaron que el crecimiento del empleo en Estados Unidos sigue siendo sólido”.

“Aunque la actividad industrial mundial es débil, los PMI también sugieren que la actividad de los servicios sigue creciendo muy rápidamente en China y con bastante rapidez en el resto del mundo”, añaden.