Unas oficinas de CaixaBank, BBVA y Banco Santander.

Unas oficinas de CaixaBank, BBVA y Banco Santander. Efe

Mercados

Los bancos españoles pierden 26.000 millones en bolsa mientras la UE minimiza la crisis financiera

Las entidades han registrado fuertes descensos, afectados por la quiebra del SVB, la compra de Credit Suisse por UBS y los problemas de Deutsche Bank.

25 marzo, 2023 02:42
Laura Piedehierro Juan Sanhermelando

El valor en bolsa de los bancos españoles se ha reducido en algo más de 26.000 millones de euros en las últimas doce sesiones, las celebradas desde que el pasado 9 de marzo saltaron las alarmas en el mercado debido a la situación de Silicon Valley Bank (SVB). Desde entonces, han caído tres bancos estadounidenses -uno de ellos el propio SVB-, Credit Suisse ha sido comprado por UBS y han surgido nuevos problemas en torno a Deutsche Bank.

Mientras que este mismo viernes las entidades volvían a sufrir fuertes pérdidas -propiciadas por el desplome del mayor banco de Alemania- los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) discutían este viernes el impacto de las turbulencias financieras.

Así, y tras las últimas caídas, la capitalización conjunta del sector bancario español se ha reducido a unos 129.000 millones de euros. Antes de que comenzasen los problemas, el valor conjunto del sector bancario nacional rondaba los 155.800 millones.

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De media, las entidades nacionales se han desplomado un 20%, teniendo en cuenta los precios a los que cerraron la sesión bursátil del pasado 8 de marzo, justo la previa a que dieran inicio las pérdidas. El mayor descenso ha sido el de Bankinter, que se ha desplomado un 26,27%. El siguiente banco español más afectado ha sido Banco Sabadell, cuya pérdida ha sido del 26%.

La bajada de Unicaja ha sido del 20,77%, mientras que los bancos de mayor tamaño han registrado un retroceso inferior. Así, BBVA ha bajado un 16,28%, Banco Santander un 15,69% y CaixaBank, un 15,06%.

Por el contrario, al contar con una mayor capitalización bursátil, en términos absolutos son estas tres entidades las que han perdido más valor. De esta forma, las turbulencias del sector financiero le han costado a Banco Santander -o más bien a sus accionistas- unos 10.000 millones de euros. El roto de BBVA ha rozado los 7.200 millones y el de CaixaBank ha superado los 4.620 millones.

Al mismo tiempo, la capitalización de Banco Sabadell se ha reducido en unos 1.900 millones de euros, la de Bankinter en unos 1.620 millones y la de Unicaja en unos 670 millones.

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Todas estas caídas se han reflejado en la evolución del Ibex 35 Bancos -el índice que mide el comportamiento del sector-, cuya subida anual se ha reducido al 10,4%. Antes de que los problemas del sector financiero se iniciaban cosechaba un repunte del 28%.

El descenso registrado por el conjunto del sector bancario europeo -medido a través del comportamiento del índice Stoxx 600 Banks- es similar: se ha hundido un 20,8% en el mismo periodo.

Tipos de interés

A pesar de las inevitables comparaciones con lo que sucedió en 2008, “la génesis de esta crisis está en los tipos de interés, mientras que la crisis financiera mundial fue una crisis crediticia”, recuerdan desde AXA IM. Sin embargo, advierten de que "es posible que nos encontremos en un momento del ciclo en el que la historia de los tipos de interés se transforme en una historia de crédito".

Según Víctor Alvargonzález, director de estrategia de Nextep Finance, “al mercado lo que le preocupa es que los bancos centrales no sean conscientes del peligro”.

El experto apunta que, a pesar de que las entidades europeas “son bancos sanos” ocurre como con las personas: “dejan de serlo el día que se permite que se contagien de un virus”. Continuando con el mismo símil, señala que “primero caen las personas inmunodeprimidas, pero si no se vacuna al resto o no se pone en cuarentena a los primeros infectados, al final caerán enfermos también los sanos”.

Por tanto, en su opinión, “la forma de detener en seco esta crisis es transmitir al mercado que la estabilidad del sistema financiero está por encima de cualquier otra consideración”.

Fondo europeo

Pese a que la tormenta no amaina sino todo lo contrario, los líderes europeos han minimizado el alcance de esta crisis bancaria. Y han descartado explícitamente resucitar la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos bancarios (que en teoría es el tercer pilar incompleto de la Unión Bancaria), pese a que así lo volvió a pedir este viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Alemania mantiene su veto inamovible a esta iniciativa desde hace una década.

El único resultado que ha salido de la Cumbre del Euro es una nueva apelación a la tranquilidad. Las entidades de la eurozona son sólidas, están bien capitalizadas y cuentan con abundantes colchones de liquidez. La UE aprendió la lección de la crisis de 2008, endureció la regulación de los bancos y ahora está mejor preparada. Este es el mensaje que han repetido como un mantra, casi palabra por palabra, los diferentes líderes y que figura también en las conclusiones escritas.

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Aún así, el propio canciller alemán, Olaf Scholz, se vio obligado a salir el viernes defensa del principal banco alemán tras el duro varapalo sufrido en bolsa. "¿Es Deutsche Bank el próximo Credit Suisse?", le han preguntado. "Deutsche Bank ha modernizado su modelo de negocio. Es un banco muy rentable. No hay motivo para estar preocupados", ha respondido escuetamente.

También el Banco Central Europeo (BCE), responsable último de la supervisión de los bancos de la eurozona, asegura que "el sector bancario de la zona del euro es resistente porque tiene posiciones sólidas de capital y liquidez". Las entidades europeas "son fuertes porque les hemos aplicado a todas ellas las reformas regulatorias acordadas internacionalmente tras la Crisis Financiera Global", les ha dicho a puerta cerrada Christine Lagarde a los líderes, según fuentes diplomáticas.

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La presidenta del BCE ha ido un paso más allá y ha repetido que saldrá al rescate de la banca con un manguerazo de liquidez si la crisis así lo exige. "La caja de herramientas del BCE está completamente equipada para proporcionar liquidez al sistema financiero de la zona del euro si es necesario", ha señalado. Una mera promesa verbal que hasta ahora ha servido para embridar la crisis financiera, pero que no está claro si será suficiente si continúa el contagio.

En la cumbre de este viernes, Pedro Sánchez pidió a sus homólogos la puesta en marcha del fondo europeo de garantía de depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés) como respuesta a la actual crisis. Este instrumento "plantearía mayor confianza en los mercados y a nuestros ciudadanos y evitaría riesgo de fragmentación en Europa", argumentó en la rueda de prensa al final de la reunión.

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Sin embargo, la petición del presidente del Gobierno no ha sido atendida por el resto de líderes europeos. Es más, se han endurecido las conclusiones de la Cumbre del Euro para que quede claro que la resurrección del EDIS no está sobre la mesa.

En su versión original, el texto hablaba de "continuar los esfuerzos para completar nuestra Unión Bancaria". Una redacción que podía interpretrarse como un aval para la garantía europea de depósitos, de la que siempre se ha dicho que es el tercer pilar de la Unión Bancaria.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su rueda de prensa de este viernes en Bruselas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su rueda de prensa de este viernes en Bruselas UE

Para eliminar cualquier ambigüedad, las conclusiones finales hablan de "continuar los esfuerzos para completar nuestra Unión Bancaria, en consonancia con la declaración del Eurogrupo de 16 de junio de 2022".

En esta declaración, los ministros de Finanzas acordaron enterrar indefinidamente el EDIS (por el bloqueo persistente de Alemania) y apostar por reformas más modestas para reforzar el marco de gestión de crisis bancarias y los fondos nacionales de garantía de depósitos.

Con el EDIS, los ahorros de los europeos hasta 100.000 euros por cuenta gozarían del mismo nivel de protección, independientemente del país en el que se encuentre su banco. El objetivo es frenar fugas masivas de depósitos como las ocurridas en España durante la crisis de 2012, o en Grecia, en 2015.

Las dudas sobre la protección de los depositantes están jugando un papel central en la crisis bancaria en Estados Unidos. Berlín se opone porque no quiere pagar los platos rotos de otros Estados miembros.