La bolsa española comienza a recuperar parte del terreno perdido en la negociación de sus acciones. Tras meses de continuada fuga hacia plataformas que, con frecuencia, se quedan fuera del alcance de los inversores más modestos, los mercados oficiales operados por BME consiguen incrementar un 4% su cuota y así se sacuden sus recientes mínimos históricos.

Aunque de momento la recuperación es limitada, el cambio de tendencia después de meses de sangría es lo verdaderamente significativo. En este sentido, los datos aportados por el último boletín trimestral publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) señalan que a lo largo del segundo trimestre del año un 53,7% de la negociación sobre acciones españolas se produjo en las plataformas oficiales de BME.

Cuando la hegemonía del mercado oficial comenzaba a ponerse en entredicho de acuerdo con las métricas que manejaba el supervisor, su mayoría absoluta se ha visto reforzada. Y es que hace solo tres meses, según datos de cierre de marzo manejados por la institución, el peso de BME en la negociación de las acciones españolas se vio reducido a un hasta entonces insólito mínimo del 51,6%.

El efecto de la volatilidad

Uno de los factores que ha contribuido a este refuerzo de los centros de negociación oficial ha sido la caída de la volatilidad. Desde la propia CNMV se había apuntado en los últimos meses a los fuertes bandazos de precio de las bolsas como motor de este trasvase de volúmenes. Actualmente, el supervisor describe el escenario de mercado como “de volatilidad reducida”.

Esta apreciación encuentra argumentos en el índice VIBEX, que mide la volatilidad del índice Ibex 35. Si hace un año su gráfica marcaba 24 puntos y al cierre del primer trimestre del año se quedaba en los 18 enteros, ahora su valor se ha reducido hasta los 14 puntos. Una tendencia que desincentiva modalidades de contratación como la algorítmica y de alta frecuencia (HFT, por sus siglas en inglés), que acostumbran a ejecutarse en plataformas alternativas de negociación.

Y eso a pesar de que los pequeños inversores de perfil más oportunista siguen siendo protagonistas de buena parte de las nuevas altas en muchas firmas de trading, como recogen varios estudios publicados recientemente. No obstante, a pesar de su creciente protagonismo, la contratación de renta variable retrocedió en el segundo trimestre del año en los principales mercados europeos.

Una merma que en el mercado español supuso unos volúmenes un 9,5% inferiores a los de hace un año, cuando la segunda ola de la pandemia de la Covid-19 seguía estresando los mercados. Así, entre los meses de abril y junio se produjeron operaciones sobre cotizadas españolas por el equivalente a “poco más de 169.000 millones de euros”, según los datos que maneja el supervisor.

Caen los volúmenes

Por lo que se refiere a datos acumulados de los seis primeros meses del año, el volumen de negociación en el conjunto de las cotizadas españolas alcanzó los 347.000 millones de euros. Esta cifra fue un 19,5% inferior a la del ejercicio precedente, el 2020 de la pandemia.

Esta merma fue aún más abultada en el caso de BME, cuyas plataformas solo fueron el lugar de ejecución de operaciones por 181.500 millones de euros. Una cota que representó un 52,3% del total y un 22,3% menos que hasta junio de 2020.

Un retroceso que deja en evidencia la fragilidad de este reciente repunte. Y es que los inversores siguen teniéndoselas que ver con el impacto añadido para su inversión que supone la vigencia de la tasa Tobin para la compra de un nutrido grupo de acciones de cotizadas españolas.

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