El mazazo del coronavirus ha sido doble para los pequeños inversores. Además de haber sufrido el fuerte descalabro del mercado, han tenido que soportar que casi la mitad de las operaciones de los últimos meses sobre acciones españolas se quedasen fuera de su alcance. El volumen registrado en mercados distintos al oficial, a los que no suelen tener acceso, ha marcado máximos históricos.

Los datos los aporta la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en su boletín de análisis correspondiente al primer trimestre del año, el más bajista de la historia para la bolsa española. En concreto, nada menos que un 47,8% de los volúmenes movilizados en operaciones sobre acciones españolas se produjo en mercados y centros de negociación no oficiales, lejos del alcance de los minoristas.

La irrupción de la volatilidad es el argumento al que la institución apunta para explicar que “la cuota de mercado de estos últimos haya continuado creciendo hasta alcanzar un nuevo máximo histórico”. Los mercados regulados oficiales operados por BME se han tenido que conformar con una cuota del 52,1%.

Subida, pero no suficiente

Y todo esto a pesar de que los vaivenes de precio y el pánico inversor incrementaron en un 19,4% los volúmenes registrados en el mercado oficial. Un repunte que, sin embargo, se quedó corto para compensar el acelerón de las plataformas en las que se negocian las operaciones más voluminosas y a las que recurren con mayor frecuencia inversores internacionales e institucionales.

El lastre añadido con el que los pequeños inversores han tenido que lidiar en los últimos meses se hace más evidente en números enteros. Si durante el primer trimestre del año los mercados oficiales movilizaron cruces por 126.698 millones de euros, fuera de él se cerraron operaciones sobre acciones españolas por 117.730 millones, según reflejan las cifras aportadas por la CNMV.

Un 'falso' techo

La penalización aquí no está en la falta de liquidez, ni en la formación de precios, circunstancias en las que el pequeño inversor no ha sufrido ninguna merma. Está en la influencia que estas operaciones celebradas fuera de su alcance tienen sobre el mercado en el que ellos operan con volúmenes modestos.

A pesar de que la propia CNMV apuntaba hace poco que el repunte de los mercados no oficiales “podría haber alcanzado un techo” al cierre del ejercicio pasado, la irrupción del coronavirus y el pánico desatado en los mercados por ello han dado al traste con esta previsión. Tanto que el supervisor explica que la contratación en estos mercados vetados al grueso de minoristas “ha avanzado a un ritmo mucho más intenso”.

La ganancia de estos mercados con respecto al cierre del ejercicio pasado es de 7,5 puntos porcentuales. Un incremento que la institución que preside Sebastián Albella no duda en achacar, entre otros factores, al “incremento de la negociación algorítmica y de alta frecuencia, que habitualmente se realiza en mayor medida en estos centros competidores”.

Dentro de este escenario, el mercado no oficial que más volumen ha logrado acaparar sobre acciones españolas ha sido la Bolsa de Opciones de Chichago (Cboe, por sus siglas en inglés). Con un volumen de 85.000 millones de euros, suma un 72% de la cuota total ajena a los mercados operados por BME. Un montante y una cuota que consigue gracias a sus dos plataformas para la negociación de acciones europeas: BATS y Chi-X.

Cortos y algoritmos

En sentido opuesto, el supervisor señala que “tanto Turquoise como el resto de los operadores volvieron a perder cuota de mercado entre los centros competidores de BME”. La plataforma propiedad de la sociedad rectora de la Bolsa de Londres (LSE) se ha tenido que conformar con un 6,8% de la cuota ajena al mercado oficial.

El repaso de la CNMV a esta situación también tiene palabras para el veto a posiciones cortas que estableció por un mes el 17 de marzo. La institución señala que “las compras para el cierre de posiciones cortas tras el establecimiento de la prohibición” también contribuyeron para disparar la contratación sobre los valores españoles en un momento en el que “la presión vendedora registrada como consecuencia de la caída de precios” ponía la voz cantante.

No obstante, aquí también hay una luz al final del túnel. La nota de estabilidad financiera más reciente publicada por la CNMV señala que “los datos preliminares de abril muestran una reversión parcial de esta tendencia conforme la volatilidad se ha vuelto a moderar”. En poco menos de un mes se confirmará si esta vez el techo a la fuga de volúmenes al alcance de los minoristas tenía consistencia.

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