El Banco Central Europeo (BCE) sigue con su plan. La entidad presidida por Mario Draghi ha despachado la penúltima reunión de política monetaria de 2018 confirmando la hoja de ruta que ya anticipó en junio pese a la irrupción de los problemas de Italia y el riesgo de que desencadene otro episodio de incertidumbre en torno al futuro del euro.

Por un lado, el BCE ratifica que los tipos de interés, mantenidos este jueves en el 0% en el caso de los oficiales y en el -0,40% en el caso de los de la facilidad de depósito, no se moverán de ahí "hasta al menos durante el verano de 2019".

Y por otro, mantiene el fin de las compras netas de deuda en diciembre de 2018. En este último trimestre, han quedado reducidas ya de 30.000 a 15.000 millones de euros al mes. A partir de enero de 2019, se limitará a reinvertir el dinero procedente del vencimiento de los bonos que tiene en su balance.

Con estas decisiones, evidencia que Italia no altera el punto de vista de la entidad. Y Draghi lo ha dejado claro en cuanto ha tenido la ocasión. "Italia es una discusión fiscal", ha respondido a la primera pregunta que ha recibido sobre Italia. Ha confirmado así lo previsto. A saber, que por ahora el asunto se dirime entre Bruselas y Roma y que concierne a una cuestión presupuestaria y por tanto fiscal. Es decir, ajena a la jurisdicción monetaria del BCE, que por ahora no se siente 'aludido' por la tensión surgida entre Italia y la Comisión Europea. Ha manifestado, eso sí, su "confianza en que se encontrará un acuerdo".

En la rueda de prensa posterior a la reunión, Draghi también ha insistido en la defensa de que la economía europea "todavia necesita un amplio grado de acomodación monetaria" para asentar la recuperación. En este sentido, considera que los riesgos siguen estando "ampliamente equilibrados", aunque reconoce que los datos más recientes han sido "más débiles de lo esperado". Prolongando lo que ya dijo en septiembre, el presidente del BCE ha insistido en que "el proteccionismo, las vulnerabilidades de los mercados emergentes y la volatilidad en los mercados financieros siguen siendo prominentes".

Lo que no ha hecho Draghi ha sido destapar la última incógnita de su hoja de ruta, consistente en definir cómo va a realizar las reinversiones de deuda en 2019. A partir de enero, el BCE solo comprará tanta deuda como dinero reciba del vencimiento de los bonos que ya tiene en cartera, pero no ha aclarado con qué criterio las realizará. Lo hará en la reunión del 13 de diciembre, la útima de 2018.

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