Italia obliga a Draghi a revisar su estrategia..

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Italia obliga a Draghi a revisar su estrategia... y prepararse para «hacer todo lo que sea necesario»

Los ecos de 2012 suenan de nuevo en la Eurozona. Los que obligaron al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, a comprometerse a "hacer todo lo que sea necesario" para salvar al euro. Ahora regresan con Italia como protagonista.

30 mayo, 2018 04:00

Los rescoldos de 2012 fueron agitados este martes por el todavía vicepresidente del BCE, el portugués Vítor Constancio -dejará su cargo el viernes en manos del español Luis de Guindos-. En una entrevista concedida a 'Spiegel Online', el 'número 2' de la entidad recordó que las Operaciones Monetarias de Compraventa (OMT, por sus siglas en inglés) siguen formando parte de la 'caja de herramientas' del BCE, listas para ser empleadas si hace falta. "Italia conoce las reglas. Quizás deberían echarles otro vistazo de cerca", precisó.

Estos comentarios no son cualquier cosa. Las OMT fueron el truco que Draghi se sacó de la manga en el verano de 2012 para respaldar con hechos su compromiso de "hacer todo lo que sea necesario para salvar al euro". Nunca ha sido estrenadas, pero desde su presentación oficial en septiembre de 2012 su sola existencia bastó para contener de inmediato las primas de riesgo de los países periféricos y sellar las maltrechas costuras del euro.

De ahí que las alusiones de Constancio evoquen a los acontecimientos de 2012, con la sola diferencia de que entonces España era el país más necesitado de ayuda, un papel que actualmente corresponde a Italia. Porque ahora, como entonces, se habla de que Europa está sufriendo una "crisis existencial", tal como expuso el inversor George Soros este martes, y el futuro del euro vuelve a ponerse en entredicho. 

UN DISCURSO CON MÁS 'MIGA'

Pero aquel compromiso de Draghi, adquirido en una intervención ya histórica protagonizada en Londres, incluyó muchos más detalles. Como, por ejemplo, que las primas de riesgo, es decir, el diferencial de rentabilidad que los inversores exigen para financiar a los países de los que se fian menos, entraban dentro de la jurisdicción del BCE.

"En la medida en que estas primas de riesgo soberanas obstaculizan el funcionamiento del canal de transmisión de la política monetaria, entran dentro de nuestro mandato", aseguró entonces. Acto seguido, confirmó que, por ese motivo, se sentía obligado a "hacer frente a esa fragmentación financiera" que estaba agrietando la unidad pretendida por el euro.

Casi seis años después, las primas de riesgo regresan sobre sus pasos, con lo que el BCE vuelve a estar alerta. Como entonces, el dinero busca refugio en la deuda más fiable, con el 'bund' alemán al frente, y sale de los países más señalados, en este caso a golpe de incertidumbre política, como son Italia y España. O lo que es lo mismo, una nueva ración de fragmentación financiera. La constatación de que sigue sin verse igual a un 'euro alemán' que a otro italiano o español.

Como consecuencia, la rentabilidad del 'bund' está bajando y la de los bonos italianos y españoles está subiendo, ya que los rendimientos se comportan de inversa a los precios. La rentabilidad de los títulos alemanes, que a mediados de mes superaba el 0,6%, cerró este martes en el 0,26%, su nivel más reducido desde hace un año. Por el contrario, la de los bonos españoles a 10 años saltó este martes del 1,52% al 1,61%, cuando a finales de abril no llegaba al 1,30%. Aunque para castigo el sufrido por los bonos italianos a una década, cuya rentabilidad se disparó casi 50 puntos básicos en un único día, hasta el 3,16%, cuando hace un mes se movía en torno al 1,8%. Hay que remontarse hasta 2014 para encontrar una rentabilidad más alta en los títulos transalpinos.

Este dispar comportamiento deja como huella la ampliación de las primas de riesgo. La española alcanza ya los 135 puntos básicos y la italiana, los 290 puntos básicos. Hace un mes la primera se limitaba a 72 puntos y la segunda, a 122. Para un país como Italia, que carga con una deuda pública equivalente al 132% de su Producto Interior Bruto (PIB) y que se expone a tener que refinanciar unos volúmenes de 400.000 millones de euros a unos costes más altos, el incremento de la rentabilidad y de las primas es una pesada losa.

UN CALDO DE CULTIVO ADECUADO

Jornadas como las de este martes en la deuda soberana, complementadas en las bolsas con caídas superiores al 2% en el Ibex 35 español y el FTSE Mib 40 italiano, recuerdan por tanto a las de 2012. Y no sólo porque hinchan de nuevo las primas o traen de vuelta la fragmentación financiera, sino porque de fondo se escuchan las dudas en torno al proyecto europeo y su principal emblema, el euro. Su tipo de cambio así lo evidencia, puesto que este martes se depreció hasta los 1,154 dólares, su cruce más bajo contra el dólar desde julio de 2017. En febrero de este año, es decir, hace apenas tres meses, alcanzó los 1,255 dólares.

En caso de que, como parece, Italia tenga que ir nuevamente a elecciones, el líder de la Liga, Matteo Salvini, ya ha anticipado que lo planteará como un referéndum sobre el euro y la permanencia de Italia en la Unión Europea (UE). Y los italianos no son precisamente los más 'euroentusiastas'.

Es cierto que en el último 'Eurobarómetro' sobre esta cuestión, el 59% de los italianos estaba a favor del euro -ligeramente por debajo del 61% de los europeos y muy por debajo del 82% de los españoles- y el 30% en contra -frente al 33% de los europeos y el 15% de los españoles-. Pero, en otra encuesta publicada la semana pasada, sólo el 39% de los italianos pensaba que pertenecer a la UE era bueno, muy por debajo del 60% de la media europea, y sólo el 44% de los italianos consideraba que su país se beneficiaba de estar en la UE, frente a una media europea del 67%, la más alta desde 1983.

Con una economía que desde 1999, es decir, desde el nacimiento oficial del euro, apenas ha presentado un crecimiento medio del 0,5%, con un único año creciendo por encima del 3% -un 3,7% en el lejano año 2000- y con cuatro años de recesión -2008, 2009, 2012 y 2013-, los italianos difícilmente perciben las 'ventajas' de pertenecer al 'club del euro'.

Y menos que las percibirán si, además, el cruce de mensajes se recrudece. Porque también hubo choques dialécticos este martes. El comisario europeo de Programación Financiera y Presupuestos, Günther Oettinger, caldeó aún más en una entrevista con 'Deutsche Welle' al asegurar que "los mercados enviarán una señal [para que los italianos] no permitan a los populistas de izquierda y derecha tener responsabilidades de gobierno". Vamos, algo así como que los mercados disciplinarán al electorado italiano, un mensaje que desató la polémica y que fue replicado por Salvini, quien no dudó en responder que "Bruselas no tiene vergüenza".

 

¿¿ PAZZESCO, a Bruxelles sono senza vergogna. Il Commissario Europeo al Bilancio, il tedesco #Oettinger, dichiara ¿i mercati insegneranno agli italiani a votare per la cosa giusta¿. Se non è una minaccia questa... Io non ho paura, #primagliitaliani! pic.twitter.com/r5mFYh79Ou

¿ Matteo Salvini (@matteosalvinimi) 29 de mayo de 2018

El escenario, inflamable con cada palabra y cada gesto, ofrece un caldo de cultivo perfecto para que los partidos de corte populista, bien de perfil antisistema, como el Movimiento 5 Estrellas, bien de perfil ultraderechista, como la Liga, saquen partido de ese 'euroescepticismo'. Y para que busquen en los "eurócratas" el origen de todos los males económicos italianos.

Consciente de este riesgo, el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, salió este martes -sí, el día dio para mucho- al paso de esa dialéctica al asegurar que "no son las reglas europeas las que constriñen a Italia, sino la lógica económica". Es decir, que no hay que buscar el origen de los males fuera, sino en factores internos como una elevada deuda pública, una baja productividad o "la evasión fiscal, la corrupción y el crimen organizado".

LA MAQUINARIA ESTÁ LISTA

La gravedad potencial de la crisis política italiana, complementada por la incertidumbre política -por ahora, de una escala inferior- en España, condicionará sin duda los próximos pasos del BCE, hasta el punto de que incluso podría modificar la hoja de ruta prevista. Hasta ahora, se descontaba que la institución interrumpiría por completo sus compras de deuda en el mercado (que responden a las siglas APP) en el último trimestre de 2018, que empezaría a subir los tipos de interés de la facilidad de depósito -ahora en el -0,40%- hacia marzo de 2019 y que elevaría los tipos oficiales -en el 0%- tres meses después.

De hecho, se esperaba que clarificara estas intenciones en su próxima reunión, que tendrá lugar el 14 de junio. Pero la situación ha cambiado, y ahora ese calendario tentativo está puesto en cuarentena. Así lo refleja el consenso de mercado de Thomson Reuters, que ya ha retrasado la primera subida de los tipos oficiales al tercer trimestre de 2019.

"El BCE podría estar bajo presión para reconsiderar sus opciones", admiten desde Julius Baer. "Los problemas italianos podrían forzar a la entidad a buscar otro tipo de estrategia para mantener bajas las rentabilidades de los bonos periféricos", añaden.

Y lo cierto es que podría hacerlo, puesto que, a diferencia de 2012, cuando todo estaba por hacer, ahora cuenta con distintas herramientas para lidiar con las renovadas tensiones. Como ha recordado Constancio, el OMT sigue ahí, sujeto a unas reglas, consistente en que el BCE comprará en el mercado secundario la deuda de aquel país que acepte somenterse a una programa con ciertas condiciones económicas. También están las compras de activos lanzadas en 2015, y que bajo el paraguas del APP incluye la adquisición de deuda pública, cédulas hipotecarias, titulizaciones y deuda privada. Es decir, un abanico amplio en el que podrían entrar y salir determinados activos. Desde la llegada de Draghi a la presidencia del BCE en 2011, ha realizado igualmente distintos tipos de rondas de financiación bancaria a muy largo ( bajo las sucesivas siglas LTRO, TLTRO y TLTRO II) para garantizar y reforzar la liquidez del sistema. Y, por supuesto, los tipos siguen en mínimos históricos. Sin olvidar el Programa de Compras de Activos (SMP), creado en tiempos de su predecesor, Jean-Claude Trichet, y que este martes también fue mencionado por Constancio como otro de los mecanismos a los que se podría recurrir "si la situación lo requiere", precisó.

El BCE, por tanto, tiene su maquinaria engrasada. Por si la situación se complica aún más. Y porque, como el propio Visco también se encargó de recordar, Italia, la tercera economía de la Eurozona con un PIB de 1,7 billones de euros, no es cualquier cosa. "El destino de Italia es el destino de Europa", destacó. Draghi lo sabe. Y puede que tenga que hacer todo lo que sea necesario. Otra vez.

 

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