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Mercados

El tiempo es la clave en la inversión

Como decía un magnate de Wall Street, si invertir en Bolsa fuera fácil no habría fontaneros ni albañiles ni médicos, seguramente. Todo el mundo se dedicaría a invertir en los mercados financieros y viviría felizmente sin más trabajo que atender a esas inversiones.

7 marzo, 2018 12:21

El fenómeno del trading en los mercados ya sean de acciones, divisas, materias primas y todos los derivados que los toman como referencia es novedoso y se basa en una tecnología antes inexistente y unas comisiones a la baja que permiten que este tipo de operaciones tengan un resultado positivo después de costes.

El trading que conocí en los años ochenta se limitaba a comprar los lunes y vender los viernes en Bolsa, operando por diferencias sin necesidad de poner dinero contante y sonante. Únicamente se jugaba a la diferencia entre un día y otro sin posibilidad, además, de jugar a la baja. Una operativa de semana que entonces se producía por los largos procesos de liquidación de los valores bursátiles. A ella solo accedían los más cercanos a los intermediarios que por aquel entonces eran los Agentes de Cambio y Bolsa.

Otra figura de esos tiempos eran los barandilleros que se colocaban en la barandilla de los corros de Bolsa y cuyo objetivo era lograr su jornal diario o semanal en contacto directo con los operadores de la Bolsa situados en el parqué del mercado madrileño.

Pero en este artículo me gustaría más romper con los moldes sobre los plazos a los que se debe invertir en los mercados financieros y muy especialmente en las Bolsas. Existen mentiras normalmente aceptadas por todos que se basan en que la inversión bursátil a muy largo plazo siempre es más rentable que cualquier otra opción.

Para ello hay fantásticos ejemplos de cómo se encontró una ancianita convertida en millonaria por unas acciones de Coca Cola que heredó de su padre y nunca vendió. Continuamente, y muy ligado a la estrategia de marketing sobre la pensión pública, se cuentan las bondades de los índices a largo plazo, aunque curiosamente luego los fondos que compran esas bolsas registran unas ganancias muy alejadas de los mercados en los que invierten.

¿Se gana siempre a largo plazo? Pues no. Que se lo digan al que llevaba toda la vida con acciones de Popular, o con títulos de Fadesa o entrando y saliendo en Pescanova, etcétera, etcétera. Hay cientos de casos de empresas que han fracasado en Bolsa y, normalmente, solo le cuentan las historias de éxito de compañías con revalorizaciones meteóricas.

Hasta ahora, salvo con derivados y no por mucho tiempo, también ha sido imposible acceder a un índice entero como el Ibex. Ya existen los fondos indizados pero son productos relativamente recientes en el mercado español por lo que había que meterse en valores concretos con sus grandezas y miserias. En el ciclo de la vida de las empresas hay éxitos y fracasos rotundos y también etapas buenas y malas donde también es difícil acertar.

Por ello, descarto la inversión a largo plazo como garantía de éxito. No lo es y si lo es, es únicamente en el papel y en casos de gestores de fondos o de compañías muy concretos. Habrá que romper esa visión idealizada de que el tiempo lo mejora todo.

También se ofrece el trading con sus productos a cortísimo plazo como la panacea de la inversión para ganar. Otra gran generalización que tiene más de falsedad que de realidad. Es complicado y costoso operar a cortísimo plazo pese a todas las herramientas informáticas que se ofrecen para tal fin. Si fuera fácil y exacto no habría albañiles ni poceros, como decía el banquero estadounidense.

El trading puede acabar convertido en una tremenda obsesión de mercados conectados las 24 horas del día con infinidad de operaciones que buscan modestas ganancias que compensen las pérdidas que se producen. A mi modo de ver, una forma de vida y de invertir muy cercana a un castigo infernal.

Ni el largo, larguísimo plazo como garantía de ganancia segura, ni el trading como forma diaria de exprimir al mercado. Lo que dicen los que saben de esto es invertir en cosas buenas y sólidas y marcarse un objetivo de precio. Entrar cuando el fruto está verde y venderlo cuando esté maduro o a punto de madurar. No dejarlo ahí eternamente. Hay compañías buenísimas pero que ya están caras y no son interesantes. Habrá que esperar a que recorten sus precios y, mientras, buscar otras que ofrezcan oportunidades.

El tiempo es la clave de la inversión en los mercados. Algo que afecta a lo más importante de las decisiones que hay que tomar: la venta del activo. Para mí, ni el nervio del trading ni el imprevisible larguísimo plazo.