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Mercados

El año en que Europa experimentó con el Popular

El año en lo económico ha sido más o menos tranquilo. Las dos excepciones vienen de la resolución de Banco Popular que dejaba sin un euro a sus accionistas y bonistas más comprometidos y del proceso separatista en Cataluña que traía la huida de empresas e incertidumbres a los inversores y turistas, y zozobras y tristezas al conjunto del país.

27 diciembre, 2017 12:41

Se avanzó en la Unión Bancaria y había que probar el invento. El Frankenstein legal necesitaba solo de un calambrazo que pusiera en marcha el monstruo y el Banco Popular parecía el más idóneo para el experimento. Pero como pasó con el Frankenstein de la escritora inglesa Mary Shelley, el resultado fue un fracaso.

Desde el principio, el argumento de que Banco Popular no estaba quebrado sino que adolecía de un problema de liquidez, se mostró poco convincente. Es más, pocos meses después se ponía en marcha nueva normativa para atender estos puntuales casos de iliquidez de los bancos. Una forma de reconocer que no se había atinado, aunque al principio la burocracia europea festejase el hecho de una resolución tan rápida y sin coste para el Estado. De Guindos se felicitaba continuamente de este último extremo.

Si Popular no estaba quebrado, se supone que valía algo, que sus activos eran superiores a sus pasivos y que, por tanto, los dueños del banco, sus accionistas tendrían que percibir algo en caso de que ya no pudiese operar y tuviera que liquidarse. Ese es el verdadero trasfondo en el que nos movemos, salpicado de personajes tan extraños como su último presidente Emilio Saracho dispuesto siempre a defender que aquello no funcionaría, o su expresidente, Ángel Ron, que dio buenas muestras de su incapacidad en la gestión en momentos complicados.

La instantaneidad de su venta y el precio pagado por el comprador (un euro por todo) también dejaron perplejos a accionistas y a cualquier inversor al que le entró flojera en las piernas por lo discrecional de aquella decisión tan drástica y fulgurante.

El Banco Central Europeo con la JUR por delante ha tenido un importante resbalón en su primera actuación de peso dentro de la nueva Unión Bancaria. Los accionistas de Popular eran los primeros paganos serios de la crisis bancaria, ya que situaciones parecidas o peores se habían librado con la inyección pública de fondos  y el reflotamiento y venta de la entidad, normalmente sufriendo la acción esas peripecias¿ pero quedaba la esperanza.

Creo que hay opciones para que los accionistas y bonistas más comprometidos puedan recuperar algo de su inversión porque la resolución fue contra la lógica normal y también contra la mercantil.

Sin embargo, en su conjunto, el año no ha sido malo para el dinero. Los ahorradores siguen con su cero pelotero de rentabilidad, ahora ligeramente agravada esta circunstancia por el alza de la inflación. Respecto a los inversores, los mercados de renta fija no acaban de explotar de esa burbuja generada durante años por los bancos centrales y la Bolsa española se ha permitido rentabilidades que rondarán al cierre del año el 9%.

También les ha ido mal a los que buscaron activos en otras monedas, con un euro de una fortaleza aplastante frente al conjunto de divisas mundiales, y que solo en Wall Street se ve compensada la caída del dólar con la revalorización de sus índices que nos han mostrado niveles nunca vistos. Trump, el amigo de las Bolsas.

En España siguen las faenas económicas aseaditas y poco más. Deuda y déficit se mantienen, con el paro y la extrema temporalidad como problemas crónicos frente a lo que acontece en otras economías como la portuguesa que se ha convertido ya en un ejemplo. Feliz año a todos.

PD: No me quiero olvidar de las sentencias europeas y españolas en favor de los usuarios de banca. Cláusulas suelo y más recientemente las hipotecas multidivisas. Me alegro mucho por estos usuarios que se han visto beneficiados, aunque discrepo en parte sobre la dificultad de entendimiento de estos productos o su falta de transparencia.