Este abultado "stock", que comprende 508.549 viviendas, se concentra sobre todo en zonas costeras en Valencia y Murcia, "donde el auge inmobiliario anterior a la crisis fue especialmente intenso", dijo el banco central en un informe sobre la evolución reciente de la vivienda en España.

La lentitud de su absorción frena también el ritmo de construcción de vivienda nueva, que se ha sumado solo "con cierto retraso" a la tendencia de mejora en el mercado inmobiliario español.

Así, en los últimos tres años y medio, el precio de la vivienda ha mantenido una trayectoria creciente, repuntando un 16 por ciento desde los mínimos registrados a comienzos de 2014, aunque con gran disparidad en el ritmo de crecimiento entre las distintas regiones.

Pero pese a este repunte, liderado por la Comunidad de Madrid, Cataluña y Baleares, el precio de la vivienda solo ha recuperado una tercera parte del 45 por ciento perdido entre finales de 2007 y 2014.

Tampoco las transacciones han recuperado el ritmo previo al estallido de la burbuja inmobiliario pese a su tendencia ascendente desde 2014.

"En 2016 se registraron unas 455.000 compraventas de viviendas, un 14 por ciento más que en 2015, lo que, no obstante, equivale a un nivel solo ligeramente superior al 50 por ciento del promedio anual de las llevadas a cabo entre 2004 y 2007 (en torno a 885.000)", destacó el banco central.

El mejor tono de las ventas tampoco es suficiente para que el negocio hipotecario despegue.

"En términos de saldos, se observa un mantenimiento de la tasa de contracción interanual de los préstamos para adquisición de vivienda", dijo el banco central para añadir que los nuevos préstamos concedidos no son suficientes para compensar las amortizaciones.