Vivendi

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Las peripecias de Vivendi en su camino hacia el control de la comunicación española

El principal accionista del grupo, Vincent Bolloré, tendría planeado dejar todos sus cargos este 2022

14 febrero, 2022 02:34

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Capitaneado por Vincent Bolloré y con un objetivo cristalino: controlar los hilos de la comunicación en Europa. Así es como Vivendi va dando pasos de gigante en la compra y venta de activos, seleccionando cuidadosamente a quienes quiere de acompañantes. En los últimos años los movimientos del conglomerado han evidenciado unas intenciones que ya casi son realidades.

El empresario que mece la cuna de los franceses tiene claro que su recta final al frente de Vivendi debe ser una traca ruidosa que deje los caminos bien definidos a sus sucesores. Y, según apuntan fuentes del sector a EL ESPAÑOL-Invertia, es en este 2022 -año en el que Bolloré cumple los 70- cuando tiene planeado abandonar sus cargos.

Estas voces, pertenecientes al sector de las telecomunicaciones y los medios, son las mismas que destacan la predilección que tiene el ejecutivo galo por España y por crear un imperio en el que se fusione la influencia de tres focos fundamentales: la información, la publicidad y la comunicación.

Los recientes rumores de compra de Movistar+ y la solicitud de una autorización al Consejo de Ministros para aumentar su participación en Prisa hasta el 29,9% han reactivado la sensación general de que Vivendi quiere dar un golpe sobre la mesa en el panorama mediático español. Sin embargo, el movimiento ni es un arrebato, ni llega por sorpresa. Los de Bolloré ya fueron dejando migas en el camino.

Liberaron ‘lastres’

Cuando las metas están definidas y el contexto acompaña, elegir se vuelve una tarea más sencilla. Algo así debió suceder en el grupo francés el pasado mes de mayo. Tras mucho tiempo en tensión con Mediaset, Vivendi anunciaba públicamente una firma de paz con la dueña de Telecinco y se comprometía a vender en los próximos cinco años el 19,2% del capital que tiene depositado en la empresa a través de Simon Fiduciaria.

Lo que podría entenderse como una rendición, realmente no fue más que una cuestión de intereses. Tal y como explican fuentes conocedoras, la guerra con Mediaset estaba dejando de interesar a Bolloré y su lupa ya apuntaba a otra oportunidad en el cuarto poder: Prisa. Y es que, en ese momento, la compañía de Joseph Oughourlian -quien ha resultado ser un apoyo para el grupo- se encontraba en pleno proceso de reorganización y su estructura se mostraba más vulnerable. 

Además, el grupo de telecomunicaciones había entrado en el capital de la editora en enero comprando a HSBC primero una participación del 7,6% por 50 millones de euros y subiendo días después hasta el 9,9% del capital.

Vincent Bollore, Chairman of media group Vivendi, reacts during the company's shareholders meeting in Paris

Vincent Bollore, Chairman of media group Vivendi, reacts during the company's shareholders meeting in Paris Charles Platiau Thomson Reuters

De la misma manera y puestos a desprenderse de ‘lastres’, la entidad gala decidió vender también en junio de ese mismo año un 10% de Universal Music Group (UMG) a Pershing Square Tontine Holdings (PSTH) por 3.500 millones de euros y repartir el 60% del capital de UMG a sus accionistas

En este caso, a pesar de que se trata de una estrategia muy compleja, los galos también estaban dejando atrás un sector que había perdido cierto interés en el futuro del grupo y su nueva orientación, la música.

Conquista de la comunicación

En su afán por apuntar a la Península Ibérica, en octubre saltaba la liebre cuando Vivendi se interesaba en aumentar su participación en Prisa hasta casi un 30%, partiendo del 9,93% del que es poseedor por el momento. Ese ‘casi’ es con el que Bolloré jugaba para esquivar la ley de OPAs española, por la que de sobrepasar el 30% se le obligaría a lanzar una oferta pública.

Por otra parte, en diciembre Vivendi anunció su intención de comprar al fondo de inversión estadounidense Amber Capital el 17,5% de las acciones que este posee en el grupo Lagardère por casi 600 millones de euros -alcanzando así más del 45% del capital- para lanzar una opa el próximo año por el total de la compañía. 

Este es otro punto importante, puesto que una vez controlada gran parte de la publicidad (Havas) y la información española (Prisa), contar con el conglomerado especializado en edición de libros le facilitaría mover los hilos de sellos editoriales como Alianza Editorial, Ediciones Salvat, Bruño y Anaya entre otros.

Una de las últimas noticias que refuerza su estrategia se conocía a principios de este año, cuando Vivendi acordaba -a través de Havas- su entrada en el accionariado de la agencia de comunicación y relaciones públicas española Tinkle. En este caso, su relación con Tinkle favorecería su entrada también en el mercado de las redes sociales.

A la caza de la TV

Por último, para completar el 'pack' mediático, la entidad estaría interesada en hacerse hueco en el mundo televisivo “antes o después”, según han afirmado fuentes conocedoras a este periódico.

No sería de extrañar que este deseo terminara materializándose si se tiene en cuenta que la compañía cuenta con varias plataformas dedicadas al cine y las series. Además, Canal+ es uno de sus grandes activos, en el país vecino, Francia, cuenta con tres canales de televisión en abierto y es accionista de Banijay, una de las productoras y distribuidoras más importantes del país.

En este sentido, el diario El Independiente informaba hace pocos días de que los galos estarían sondeando la adquisición de uno de los activos más importantes de Telefónica, Movistar+. Las opciones para llevar a cabo esta operación son diversas y podrían ir desde la participación directa a la participación a través de Prisa.

En cualquier caso, Vivendi también cuenta con la posibilidad de que desde Prisa finalmente se lance un proyecto audiovisual del que se lleva hablando en el sector desde que Fran Llorente se incorporara a la editora de El País como director del área de Vídeo