Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, en una conferencia en Tokio el pasado mes de febrero.

Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, en una conferencia en Tokio el pasado mes de febrero. DPA / Europa Press

Tecnología

La polémica transformación de OpenAI en empresa comercial: del despido temporal de Sam Altman a su guerra con Musk

La decisión de la creadora de ChatGPT de dejar de ser una organización sin ánimo de lucro ha despertado reticencias y críticas de diferentes sectores.

Más información: OpenAI completa su conversión en empresa con ánimo de lucro y renueva su alianza con Microsoft, que tendrá un 27%

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Las claves

OpenAI ha completado su transición de organización sin ánimo de lucro a una empresa comercial, enfrentando divisiones internas y críticas externas.

El despido temporal de Sam Altman como CEO en 2023 y la oposición de Elon Musk han sido algunos de los conflictos destacados durante el proceso de transformación.

La reestructuración de OpenAI incluye que Microsoft posea un 27% de la nueva empresa comercial, consolidando su colaboración a pesar de las tensiones previas.

Autoridades de California y Delaware revisaron la transformación de OpenAI, exigiendo salvaguardas legales para proteger su propósito original y finalmente aprobaron la operación.

OpenAI es ya una empresa tradicional. Sin embargo, el camino emprendido por la compañía que revolucionó la inteligencia artificial (IA) generativa para dejar de ser una organización sin ánimo de lucro no ha sido sencillo y ha estado envuelto en una serie de polémicas tanto a nivel interno como externo.

El breve despido de su consejero delegado Sam Altman en 2023, la batalla legal y mediática con Elon Musk (que incluso llegó a presentar una oferta de compra por la empresa) o las reticencias de los fiscales generales de los estados de California y Delaware a autorizar su transformación son sólo una muestra de ello.

OpenAI se fundó en 2015 como organización sin ánimo de lucro que tenía el objetivo de desarrollar, de manera ética y beneficiosa para toda la humanidad, la inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés). Un tipo de IA que busca ser capaz de comprender, aprender y realizar cualquier tarea intelectual como un ser humano.

En 2019, la compañía dio un primer paso en camino hacia una empresa comercial con la creación de una filial con ánimo de lucro denominada OpenAI LP, controlada por la fundación original.

Sin embargo, se constituyó como una sociedad de "beneficio limitado" o "capped profit", un tipo de entidad donde se limita el beneficio máximo que los socios pueden recibir con el objetivo de asegurar que el interés general o el propósito social de la empresa prevalezca sobre el lucro.

Sam Altman, CEO de OpenAI.

Sam Altman, CEO de OpenAI. Reuters

El objetivo de este movimiento era conseguir nueva financiación de capital privado que le permitiera seguir avanzando en el desarrollo de su tecnología. Uno de sus primeros inversores fue Microsoft, que inyectó entonces 1.000 millones de dólares, iniciando así una alianza empresarial que se ha refrendado con la nueva estructura anunciada este martes.

El 30 de noviembre de 2022 es, probablemente, la fecha más importante para OpenAI. Ese día se lanzó oficialmente ChatGPT y dio inicio a la era de la inteligencia artificial generativa. Su éxito fue inmediato, ya que alcanzó el millón de usuarios en tan sólo cinco días, algo que no había conseguido antes ninguna otra aplicación.

Divisiones internas

Sin embargo, ese éxito comercial y el rápido desarrollo de sus productos comenzó a generar divisiones internas dentro de la compañía por ese modelo híbrido de organización sin ánimo de lucro pero con un brazo comercial. Mientras que una parte abogaba por ser fiel al propósito social con el que se creó, otras voces comenzaban a plantear la posibilidad de darle más peso a la rentabilidad del negocio.

La primera gran polémica llegó el 17 de noviembre de 2023 cuando el consejo de administración de OpenAI despidió con efectos de inmediato a Sam Altman, consejero delegado de la compañía, alegando "pérdida de confianza" y acusándole de "no ser constantemente sincero en sus comunicaciones con la junta".

Sin embargo, el apoyo de Microsoft y de una buena parte de la plantilla provocó que su despido finalmente sólo durara cinco días. El 22 de noviembre, Altman recuperó su cargo de consejero delegado y todos los miembros del consejo que promovió su despido abandonaran sus puestos, con la excepción de Adam D’Angelo, director ejecutivo de Quora.

Aunque las explicaciones oficiales sobre esta crisis de gobernanza fueron escasas, diversos documentos y artículos internos han hecho referencia a conflictos internos y preocupaciones sobre el rumbo que estaba tomando la compañía bajo el liderazgo de Altman.

Según Wall Street Journal, fue precisamente tras el regreso de Altman a finales de 2023 cuando la dirección de OpenAI comenzó a plantearse de forma decidida su conversión en una empresa comercial y ya en 2024 comenzaron a filtrarse los primeros planes de la compañía con este fin.

Estos planes se han ido desarrollando en los últimos meses hasta que finalmente este 28 de octubre se ha completado su reestructuración. Por un lado, se mantiene la organización sin ánimo de lucro, que poseerá alrededor de un 26% de la empresa comercial. De esta, Microsoft tendrá un 27% y el otro 47% estará en manos de empleados e inversores.

Elon Musk

Sin embargo, esta transformación se ha encontrado con la resistencia y las críticas de varios sectores, incluyendo exempleados de OpenAI, expertos en seguridad de inteligencia artificial, la comunidad académica o instituciones públicas.

Quizás la oposición más mediática ha sido la de Elon Musk, quien participó junto a Sam Altman en la fundación de OpenAI en 2015, pero abandonó el proyecto en 2019. En los últimos años, el multimillonario y dueño de la red social X y Tesla ha cargado en numerosas ocasiones contra la empresa de ChatGPT por desviarse de su misión inicial.

De hecho, ha presentado varias demandas legales contra OpenAI por la creación de filial con fines de lucro y coludirse con su mayor inversor, Microsoft, para dominar el desarrollo de la inteligencia artificial.

Incluso el pasado mes de febrero, junto a un consorcio de inversores, lanzó una oferta de compra de 97.400 millones de dólares (millones de euros) para adquirir OpenAI con el fin de que regresara "al código abierto y la seguridad" para lograr "el bien para el que fue creada". Propuesta que fue rechazada de forma inmediata por Altman.

Críticas

La conversión de OpenAI también se ha encontrado con el rechazo inicial de algunas autoridades públicas. Por ejemplo, el fiscal general de California inició una investigación sobre esta transformación y el posible traslado de activos benéficos que, por estatutos, debían estar "dedicados irrevocablemente a su propósito benéfico".

En esta línea, el fiscal de Delaware, donde OpenAI tiene su sede legal, también ha revisado de forma exhaustiva la reestructuración propuesta y exigió garantías legales para proteger el objetivo original de OpenAI.​

Finalmente, ambos estados no mostraron objeciones a la operación tras conseguir que OpenAI aprobara salvaguardas legales y de gobernanza, incluyendo medidas para mantener la seguridad y responsabilidad social como parte integral de su actividad futura.

Por otro lado, la reestructuración aprobada este martes también supone sellar la paz con el que ha sido uno de sus principales inversores desde 2019, Microsoft, y quien poco a poco fue convirtiéndose también en un competidor.

Según la prensa estadounidense, en OpenAI no veían con buenos ojos la apuesta de Microsoft por desarrollar sus propios modelos de IA y llegó a valorar el recurrir a los reguladores antimonopolio para que le permitiera romper su alianza.

Sin embargo, el acuerdo alcanzado este martes permite a ambas empresas consolidar su colaboración. Microsoft tendrá acceso garantizado a los modelos de IA de OpenAI hasta 2023, pero también podrá desarrollar su propia AGI. Por su parte, OpenAI podrá trabajar en ciertos productos con otros socios.