Caldera de gas

Caldera de gas reverent | Pixabay Omicrono

Observatorio de la Energía

Bruselas pone fin al 'bulo' de la prohibición de las calderas y avala su futuro con biometano más allá de 2040

La Comisión Europea aclara que el uso de sistemas alimentados por gases renovables es compatible con los edificios de cero emisiones.

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La Comisión Europea pone fin a los bulos sobre la prohibición de las calderas de gas: las calderas se quedan en el futuro de Europa si funcionan con combustibles renovables, como el biometano.

Así lo recoge la nueva guía publicada esta semana para aplicar la Directiva sobre la Eficiencia Energética de los Edificios, donde Bruselas establece que una caldera solo se considerará fósil si en 2040 quema gas natural, carbón o gasóleo.

“Es el combustible que se usa en la caldera lo que determina si se trata de una caldera de combustibles fósiles o no”, aclara el documento, desmontando la narrativa que anticipaba un veto a estas instalaciones.

La guía aclara que el uso in situ de sistemas alimentados por bioenergía -como calderas de biometano- es compatible con los edificios de cero emisiones. Además, se consideran válidos otros combustibles renovables como biocarburantes, biolíquidos, biomasa y combustibles renovables de origen no biológico.

Las calderas que utilizan biogás son técnicamente las mismas que las de gas natural convencional. No requieren cambios estructurales en el equipo ni en la instalación doméstica: lo único que cambia es el combustible. Esta compatibilidad permite descarbonizar millones de hogares sin necesidad de sustituir los equipos existentes.

La Comisión impone también una nueva exigencia a los Estados miembros: deberán elaborar planes nacionales de renovación del parque de viviendas con horizonte 2040, en los que se defina, entre otros puntos, si se seguirá utilizando la red de gas para calefacción y, en ese caso, qué medidas se adoptarán para su descarbonización completa.

Entre ellas se proponen la imposición de mezclas (blending) de gas renovable con gas fósil, objetivos obligatorios de inyección de biometano en la red, planes de transformación de las infraestructuras existentes y estimaciones del porcentaje de calderas que en 2040 funcionarán con combustibles renovables.

La decisión de Bruselas supone un respaldo clave para países como España, donde alrededor de 4,5 millones de hogares utilizan calderas de gas y donde las características del parque de viviendas dificultan el despliegue masivo de soluciones eléctricas como las bombas de calor.

En España, el 70% de los hogares se encuentra en edificios plurifamiliares, más del 30% tiene menos de 70 metros cuadrados y la renta media ronda los 20.000 euros anuales.

Esto dificulta la adopción de otras opciones y convierte al biometano en una alternativa viable con las infraestructuras actuales, especialmente en zonas donde electrificar la calefacción es técnicamente complejo o económicamente inviable.

Con esta aclaración, Bruselas desmiente las informaciones que apuntaban a una prohibición generalizada de las calderas. La calefacción renovable no tendrá una única forma, y cada país podrá adaptar su camino hacia la descarbonización en función de su realidad técnica, económica y social.

Las calderas, lejos de desaparecer, se transformarán. Y el biometano, con el respaldo explícito de la Comisión Europea, entra así en a estrategia climática para los hogares europeos.