Donald Trump, presidente de EEUU.

Donald Trump, presidente de EEUU. Europa Press / Samuel Corum

Observatorio de la Energía

Acciona, Repsol, Engie, Equinor y Orsted pagan las primeras facturas del 'efecto Trump' en sus inversiones energéticas

Proyectos paralizados, costes al alza y parques en riesgo: el sector energético europeo ya muestra signos del impacto de los aranceles de EEUU.

Más información: El reverso de los aranceles de Trump: un ‘escudo’ a la invasión de acero china que aplauden empresas como Acerinox

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El sector energético europeo ya muestra signos evidentes de la sacudida comercial que ha provocado Donald Trump. Gigantes como Acciona, Engie, Repsol, Equinor u Orsted han puesto en pausa inversiones renovables y han aplazado decisiones clave, atrapados entre los vaivenes arancelarios y un mercado que no ofrece certezas.

Aunque los recientes acuerdos con China y el Reino Unido han contribuido a calmar parcialmente las aguas, los aranceles impuestos por el presidente estadounidense a sus principales socios —incluida la Unión Europea y China, el mayor productor mundial de paneles solares y baterías— comienzan a pasar factura. Un escenario que se agrava con la cruzada personal de Trump contra las energías renovables.

La última compañía europea en comunicar problemas derivados de esta situación ha sido la francesa Engie, que actualmente cuenta con más de 11 gigavatios (GW) de capacidad renovable en operación o construcción en Norteamérica.

Su director financiero, Pierre-François Riolacci, reveló recientemente que el grupo está ralentizando la aprobación de nuevos proyectos en el país debido a la incertidumbre generada por los aranceles, pues se está topando con "dificultades para definir cuál es el precio final" que pueden "trasladar a los clientes”, según reconoció.

Además de la presión arancelaria, la CEO global de Engie, Catherine MacGregor, señaló que la falta de claridad en torno a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) sigue siendo un obstáculo para avanzar en proyectos que aún no cuentan con una decisión final de inversión.

Este contexto se ha visto agravado por las intenciones de Trump de eliminar los subsidios a las energías renovables y a los vehículos eléctricos, pilares clave de la IRA y del impulso verde estadounidense.

La incertidumbre también ha alcanzado a las compañías españolas. Acciona anunció la semana pasada la paralización temporal de proyectos de baterías en Estados Unidos, precisamente por el clima de inestabilidad que generan los aranceles impulsados por la Administración Trump.

En concreto, Acciona Energía ha puesto en pausa dos proyectos de almacenamiento de 400 MW (800 MWh) previstos para 2025 en Texas, según detalló en su Informe de Tendencias de Negocio correspondiente al primer trimestre de 2025.

Si bien la compañía estima que los costes derivados de posponer ambos proyectos serán modestos, dejó la puerta abierta a reactivar su ejecución “en función de la evolución de las negociaciones arancelarias entre Estados Unidos y China”.

Y no es la única. Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, también anunció en la presentación de sus cuentas trimestrales que la compañía no asumirá nuevas inversiones ni compromisos de decisión final de inversión en Estados Unidos hasta tener un escenario claro sobre la política arancelaria de Trump.

"No digo que vaya a ser malo en absoluto. Lo que digo es que, por supuesto, preferimos tener todas las cartas en nuestras manos para jugar. Así que vamos a esperar. Veremos cómo se desarrolla esta negociación, a nivel mundial y específicamente entre Europa y Estados Unidos, en las próximas semanas y meses. Y esperamos que sea satisfactoria", apuntó Imaz.

Repsol desembarcó en el mercado norteamericano de energías renovables en 2021, con la compra del 40% de Hecate Energy, un desarrollador de proyectos fotovoltaicos y de almacenamiento. Actualmente, la compañía española mantiene una disputa legal con su socio por el precio de compra del 60% restante, operación con la que aspira a tomar el control total de la empresa.

Cabe apuntar que en 2023, la petrolera amplió su presencia en Estados Unidos con la adquisición de ConnectGen, dando así el salto al mercado eólico terrestre del país. Hoy opera 800 megavatios (MW) de capacidad renovable instalada en EEUU y se ha marcado como objetivo superar los 3 GW en toda Norteamérica para 2027.

La eólica marina, en el ojo del huracán

El sector de la energía eólica marina se ha convertido en el más afectado por las políticas de la administración Trump.

Y la compañía energética noruega Equinor enfrenta una situación particularmente delicada. Molly Morris, presidenta de Equinor Renewables Americas, advirtió hace unos días que el grupo podría cancelar su proyecto eólico marino Empire Wind, ubicado frente a la costa de Long Island, Nueva York.

El proyecto, de 810 MW, se encuentra parcialmente construido y ha sido detenido por una orden de la administración Trump que exige una revisión adicional, alegando que las aprobaciones anteriores fueron apresuradas. Equinor, que ya ha invertido más de 2.500 millones de dólares (más de 2.200 millones de euros) en el proyecto, enfrenta pérdidas de 50 millones de dólares semanales debido a la paralización.

La danesa Orsted, el mayor desarrollador mundial de energía eólica marina, también se encuentra en una situación crítica. Rasmus Errboe, CEO del grupo, alertó en una entrevista con el Financial Times que los proyectos Revolution Wind (704 MW) y Sunrise Wind (924 MW) que está construyendo se verán afectados por los nuevos aranceles.

Además, Errboe señaló que las políticas de Donald Trump han llevado a las empresas energéticas a ralentizar la construcción de parques eólicos marinos en Estados Unidos.