José Claramonte, director general de Facsa, en la presentación del informe. EE

José Claramonte, director general de Facsa, en la presentación del informe. EE

Observatorio de la Energía AGUA

España tiene el mayor estrés hídrico de Europa junto a Malta y Bélgica y una baja eficiencia en la gestión de agua

Un informe alerta de que el estrés hídrico español -la relación entre el agua dulce extraída y su disponibilidad- ya alcanza el 42%.

15 febrero, 2024 14:45
Valencia

Un estudio sobre el modelo de gestión del agua en España revela que el país tiene, junto a Malta y Bélgica, el mayor estrés hídrico de toda la Unión Europea. Pese a ello, el mismo informe afea al país que "la eficiencia en su gestión es relativamente baja".

Se trata de un trabajo encargado por Facsa, empresa con 150 años de experiencia en la gestión del ciclo del agua, a la consultora de asuntos públicos Red2Red. Los datos trascienden en momentos de grave tensión hídrica que han llevado a realizar restricciones del suministro en comunidades como Cataluña.

El denominado I Estudio Facsa sobre el modelo de gestión del agua en España concluye que "debe incorporar ya un ente regulador del ciclo urbano". Al mismo tiempo, "debe homogeneizar la estructura tarifaria en todo el país y propone la creación de un Fondo Nacional del Agua que facilite la inversión de infraestructuras, en línea con la colaboración público-privada".

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"El objetivo es adecuar cuanto antes nuestro modelo a través de una gestión adecuada de la demanda y el suministro que apoye a una planificación hidrológica basada en la solidaridad entre territorios. También por la escasez de infraestructuras y la necesidad de renovar las actuales, mejorar su eficiencia, así como apostar claramente por la innovación y la digitalización", agrega el trabajo.

El informe parte de una "situación clara". España tiene una capacidad de embalse de 56.000 hectómetros cúbicos, lo que supone que en estos momentos (a fecha de febrero de 2024) el volumen de agua embalsada apenas llega al 50,13%. En esta situación, el estrés hídrico (relación entre agua dulce extraída y disponibilidad de recurso) alcanza el 42%, "lo que hace que nuestro país se sitúe en el tercer puesto del ranking de la UE solo por detrás de Malta y Bélgica", según alerta el documento.

Por el contrario, Portugal se encuentra en el otro lado de la clasificación con una ratio del 12%. "Se trata de un caso paradigmático, ya que también está afrontando una situación similar en materia de sequía. De hecho, el Gobierno luso acaba de aprobar un plan de contingencia que va a afectar a la agricultura y al consumo doméstico en la región del Algarve", manifiesta el informe.

El estudio subraya que, pese a tales circunstancias, la gestión de este bien escaso es muy mejorable en España. "A pesar de ser uno de los países con mayor estrés hídrico en Europa, su consumo de agua es extraordinariamente elevado y la eficiencia en su gestión es relativamente baja", manifiesta.

"Según la FAO, la productividad por litro de agua está en el entorno del 60% del promedio europeo. En España, el 68% del agua extraída se destina a la agricultura, mientras que el promedio de la Unión Europea se sitúa en el 28% (datos de Eurostat, 2019)", agrega.

José Claramonte, director general de Facsa, durante la presentación del informe. EE

José Claramonte, director general de Facsa, durante la presentación del informe. EE

"España, a pesar de ser uno de los países con mayor estrés hídrico de la UE, presenta una creciente demanda de agua. Sobre todo, debido a la transformación del cultivo de secano a regadío", manifestó al respecto José Claramonte, director general de Facsa.

Por este motivo, "es urgente invertir en infraestructuras para el ciclo integral del agua y renovar las ya existentes, dotándolas de mayor eficiencia, como también lo es invertir en aquellas que permitan incrementar la oferta del agua mediante usos no convencionales, como la reutilización o la desalación, y que disminuyan al mismo tiempo el impacto de la escasez de agua dulce como un recurso convencional".

"Especialmente, en un escenario complejo donde ya vemos los efectos del cambio climático añadido a los incrementos poblacionales y al aumento de la superficie de cultivos. Sin este avance, el sistema de gestión del agua en España será insostenible", concluyo el dirigente.

El informe también analiza los diferentes usos del agua. "El mayor porcentaje del consumo corresponde con el sector agrario (80%), seguido del doméstico, con un 15,5%", precisa. En el entorno urbano, por su parte, el estudio detecta una disminución en la disponibilidad del agua desde 2005.

"Mientras que el tratamiento y la reutilización de aguas residuales se han mantenido estables, con un aumento considerable incluso hasta 2004, las pérdidas han disminuido en el abastecimiento urbano, situándose en el 15,4% en 2020, la inversión pública destinada al transporte, depuración o abastecimiento de agua se ha situado en niveles un 50% inferiores a los reflejados en el año 2010", destaca.

Tarifas bajas

El documento advierte al respecto de un posible motivo: que España cuenta con una de las tarifas más bajas de la Unión Europea. Es el séptimo país por la cola en precio. Se trata de "una situación similar, en lo que tiene que ver con inversión por habitante, solo por encima de Chipre y Eslovenia, mientras que en longitud de red, nuestro país solo se encuentra por encima de países como Rumanía, Malta y Estonia".

Por ello, el informe apunta a "la necesidad de generar una estructura tarifaria única, que sea homogénea para todo el territorio nacional y que recoja los costes de operación y la amortización de las inversiones".

En la misma línea, también propone "la revisión del sistema actual de gobernanza para que pueda evolucionar hacia un marco regulatorio que fomente la participación de la ciudadanía y contribuya a una gestión más sostenible del recurso, tanto desde el punto de vista medioambiental como económico".

Para ello, el informe encargado por Facsa propone "un nuevo modelo de gestión del agua basado en un decálogo con propuestas de solución que van desde la creación de un Pacto Nacional del Agua y la mayor inversión en infraestructuras hasta la apuesta por la economía circular del agua y la digitalización".

Además, pone el foco en "un activo necesario para la sociedad en general, como es el fomento de la concienciación y sensibilización sobre el uso correcto del agua".