Diseño del puente del Estrecho de Messina

Diseño del puente del Estrecho de Messina WeBuild Omicrono

Construcción e Infraestructuras

Sacyr y sus socios encaran el arranque de obras del Puente de Messina en Italia tras dos décadas de espera

Webuild y la empresa pública responsable del proyecto prevén empezar este verano, a la espera del Cipess y tras la aprobación del informe Iropi.

Más información: El puente colgante más largo del mundo: millones de toneladas de cemento y alto como el Empire State

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Sacyr está a un paso de recuperar uno de los mayores proyectos de infraestructura europeos, que ha permanecido en el limbo durante casi veinte años. Las obras del puente sobre el Estrecho de Messina, que conectará la costa siciliana con la Italia continental, comenzarán previsiblemente este verano, según ha asegurado Pietro Ciucci, consejero delegado de la empresa pública encargada del proyecto.

También Pietro Salini, el CEO de Webuild, empresa que lidera el consorcio adjudicatario de la obra, Eurolink (con participación de Sacyr) expresó hace unos días su optimismo y se mostró confiado en que "antes del verano podamos colocar la primera piedra”.

Se trata de una infraestructura de enorme complejidad técnica y financiera, que requerirá una inversión estimada de 13.500 millones de euros, muy por encima de los 4.600 millones que se calculaban en sus primeras fases.

El proyecto, que recibió en enero la aprobación de impacto medioambiental, acaba de superar otro hito clave este mes de abril: la aprobación del informe Iropi (Interés Público de Importancia Relevante) por parte del Consejo de Ministros de Italia.

Paralelamente, se están preparando las comunicaciones necesarias al Ministerio de Medio Ambiente de Italia y a la Comisión Europea para abordar los aspectos relacionados con la evaluación de impacto ambiental, unos trámites que, según Pietro Ciucci, concluirán tras Semana Santa.

La luz verde definitiva del Cipess (Comité Interministerial de Planificación Económica y Desarrollo Sostenible), el paso imprescindible para el inicio formal de las obras, "está prevista para junio", afirmó Ciucci.

Una vez obtenida, se activará la fase de planificación ejecutiva y se pondrá en marcha el programa de trabajos previos: preparación del terreno, retirada de municiones de guerra, estudios arqueológicos y, de forma progresiva, los procesos de expropiación necesarios para ejecutar la infraestructura.

No obstante, a pesar del impulso institucional, el proyecto enfrenta numerosas críticas de colectivos ecologistas y sociales, que advierten sobre los riesgos de construir en “la zona más sísmica del Mediterráneo”.

Distintos opositores a la obra también han alertado del posible impacto sobre el ecosistema marino y del riesgo de infiltración de mafias locales como la 'Ndrangheta (Calabria) y Cosa Nostra (Sicilia) durante las obras.

El 'sueño' de Berlusconi

La construcción del puente que conectará la región de Calabria con la ciudad siciliana de Messina es un proyecto que se plantea desde 1971. Fue uno de los grandes anhelos del segundo Gobierno de Silvio Berlusconi (2001-2006), que lo convirtió en una prioridad política, aunque durante aquella legislatura no llegó a colocarse ni la primera piedra.

En 2006, se lanzó la licitación oficial, adjudicada al consorcio Eurolink, liderado por la italiana Webuild (con un 45% de participación) y con presencia destacada de Sacyr Ingeniería e Infraestructuras, que controla un 18,7% del proyecto.

Sacyr en Italia

Italia es uno de los mercados estratégicos para Sacyr, donde opera tanto en la construcción como en la gestión de infraestructuras. En este país desarrolla uno de sus mayores proyectos a nivel global: la autopista Pedemontana-Veneta.

Sin embargo, el impulso duró poco. Tras perder Berlusconi las elecciones, su sucesor, Romano Prodi, canceló el plan al considerarlo un despilfarro de dinero público en una zona aún marcada por la precariedad, donde muchas viviendas ni siquiera disponían de agua corriente.

A lo largo de los años se sucedieron varios intentos fallidos de reactivarlo, hasta que en 2023 el Gobierno de Giorgia Meloni, con Matteo Salvini al frente del Ministerio de Infraestructuras y Transportes, aprobó un decreto para recuperar oficialmente esta emblemática obra.

El puente sobre el Estrecho de Messina abarcará 3.200 metros, lo que lo convertiría en el puente colgante más largo del planeta. Su estructura contará con una cubierta de 61 metros de ancho, mientras que las dos torres que sostendrán el puente se elevarían a 399 metros de altura, destacándose por su monumentalidad.

El diseño del puente incluye tres carriles para vehículos por sentido, con dos destinados al tráfico regular y uno exclusivo para emergencias. Además, contará con un carril destinado al paso de trenes.

En términos de capacidad, el puente podría gestionar hasta seis millones de vehículos y 60.000 trenes anualmente, lo que transformaría la conectividad entre Sicilia y el continente, acercando a los cinco millones de habitantes de la isla al resto de Italia y a Europa.