Vista de una obra en construcción.

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Construcción e Infraestructuras

La construcción pierde más de 4.600 empresas tras aumentar los cierres un 14% en 2022

El número de disoluciones se ha incrementado un 14%, mientras que el de concursos se ha disparado un 32%.

17 enero, 2023 02:30

La construcción no ha vivido uno de sus mejores años en 2022. Dos datos así lo corroboran: por un lado, han desaparecido 4.688 empresas; por otro, el número de concursos de acreedores se ha elevado hasta 1.318.

Son datos de Iberinform, recogidos en el BOE, que ponen de manifiesto cómo en 2022 el número de disoluciones en la construcción ha aumentado un 14% respecto a 2021. En el caso de los concursos de acreedores, ese porcentaje ha sido del 32%.

Del total de 29.305 disoluciones que han tenido lugar de enero a diciembre en el tejido empresarial español (un 9,2% más que en 2021), un 24% corresponde a construcción e inmobiliario, que encabeza este particular ranking seguida de comercio (19% del total) y servicios a empresas (15%). Se trata de un 15% más que un año antes en lo que se refiere a construcción e inmobiliario. En número, 7.033 disoluciones.

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En el caso concreto del sector inmobiliario, el número de disoluciones ha sido de 2.490 (un 15% por encima de 2021) mientras que el de concursos de acreedores se situó en 359 (un 14% más que un año antes).

Por lo que respecta a los concursos de acreedores, la cifra global del tejido empresarial español fue de 7.327 (un 22% por encima del mismo periodo de hace un año). En este apartado, construcción e inmobiliario vuelven a ocupar lo más alto de la tabla con el 23% del total, seguidos de comercio (22%) y la industria manufacturera (14%).

Aumento de las materias primas

Varios son los factores que han hecho de construcción e inmobiliario ocupen lo más alto del podio en cuanto a disoluciones y concursos de acreedores en 2022. “La evolución durante el segundo semestre de 2022 confirma un claro incremento de las insolvencias tras el periodo excepcional de 27 meses de moratoria concursal que decayó el pasado 30 de junio”, apuntan desde Iberinform.

El hecho de los que acreedores hayan recuperado su capacidad legal para solicitar la declaración concursal de un deudor, unido a que los empresarios están obligados a solicitar dicha declaración, ha disparado su número.

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“A estos cambios legales se suma el deterioro del entorno, marcado por una recuperación desigual de la actividad, el endurecimiento de las condiciones financieras, el aumento de la inflación y la escasez de materias primas o suministros”, añaden desde Iberinform. “Todos estos factores permiten prever que se profundizará en este incremento de los procesos concursales durante 2023”.

Ese deterioro del entorno ha sido clave para el salto tanto en disoluciones como concursos en el sector de la construcción. Por ejemplo, el precio de las materias primas llegó a incrementarse, de media, alrededor de un 30%.

Otro factor que ha influido han sido las licitaciones públicas que cada mes quedan desiertas. El último dato, de octubre de 2021 a septiembre de 2022, hablaba de 1.939. Se trata de algo más de 880 millones de euros que no han ido a parar a las arcas de las constructoras.

Sin olvidar que, según datos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), el 95% de las obras públicas no está sufriendo revisión de precios. Una situación que sufren, sobre todo, las pymes. Y eso se traduce en la ralentización, paralización e, incluso, abandono de las obras.

La cara B

Frente a la disolución de las empresas constructoras, la otra cara de la moneda es la constitución de las mismas. Y ahí construcción e inmobiliario ocupan lo más alto del cajón. En concreto, el segmento creó 24.878 nuevas sociedades. Eso sí, se trata de un 22% menos que en 2021.

En el capítulo concreto de construcción, el número de empresas creadas fue de 15.922 (16% del total), lo que representa un aumento del 20%. Sin embargo, en inmobiliario la caída fue del 53% (8.458 nuevas empresas).

Que el número sea tan elevado en construcción se debe a lo que podríamos denominar como ‘efecto multiplicador’. Es decir, que cuando una empresa desaparece, es el germen de nuevas compañías. Eso sí, de menor tamaño.