Alfonso XIII compró acciones de Duro Felguera para ayudarla a salir de la crisis.

Alfonso XIII compró acciones de Duro Felguera para ayudarla a salir de la crisis.

Construcción e Infraestructuras

La SEPI y otros rescatadores que salvaron a Duro Felguera: de la nobleza a la realeza

Diferentes personajes públicos han resultado clave para que Duro Felguera avanzara a lo largo de su historia y llegara hasta nuestros días.

6 junio, 2021 03:01

Noticias relacionadas

Duro Felguera no está pasando por su mejor momento. La SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) la ha tenido que rescatar con 120 millones de euros. De momento, ya ha recibido 40 millones. Además, el próximo 30 de junio su junta de accionistas tendrá que validar el acuerdo para refinanciar su deuda con la banca (85 millones de euros). Y también tendrá sobre la mesa la ratificación de los miembros del actual consejo de dirección.

No es la primera vez que la que fue fundada como fábrica de hierros por Pedro Duro, en 1858, vive momentos de zozobra. En ocasiones, económicos. En otras, sociales. Por ejemplo, en 1872 tuvo que hacer frente a una huelga de los conocidos como pudeladores, figuras clave para lograr hierro fundido. Reivindicaban poder descansar los domingos.

Pero el primer gran conflicto llegó con el nuevo siglo. En 1902, las pérdidas afloraron. Algo que no había sucedido hasta entonces. Hubo dimisiones en el equipo directivo. Y se convocó huelga general en las localidades de Gijón, Mieres y La Felguera. En esta última se localizaba la que nació como Sociedad Metalúrgica de Langreo y Cía en 1857. Un año después se la bautizó como Duro y Cía.

Los trabajadores pedían salarios más dignos. También protestaban por el encarecimiento de la vida: el precio del pan se disparó. La derrota acompañó a esa huelga y a otras dos posteriores en la misma década. Ese año de 1902, la monarquía echó una mano a Duro Felguera.

Alfonso XIII visitó la fábrica. Algo que no sólo insufló moral y prestigio a la compañía. Porque la realeza llegó con una inyección económica debajo del brazo. El monarca se hizo accionista de la Duro. Pero quien dio un paso más al frente fue el marqués de Urquijo, que se convirtió en el máximo accionista de la compañía. Un impulso que permitió incorporar nuevas actividades industriales y mineras.

Banqueros y marqueses

Tal era el interés que despertaba la compañía en sus orígenes que no sólo entraron como accionistas empresarios y banqueros. Apellidos de renombre asturianos como Longoria, González Valle y Masaveu no quisieron dejar pasar la oportunidad y aportaron parte de su capital.

Otros nombres que fueron fundamentales en el devenir de la Duro fueron Alejandro Mon, que había sido ministro de Hacienda, el marqués de Pidal y el marqués de Camposagrado. Su aportación fue clave para el nacimiento de la compañía. Al igual que Vicente Bayo, Federico Victoria de Lecea y Francisco Antonio de Elorza. Los tres empresarios, junto a Pedro Duro, conformaron los pilares sobre los que se levantaría la empresa.

Quien también jugó un papel decisivo en el desarrollo de la Duro fue Primo de Rivera. Una de las señas de identidad de su dictadura fue la promoción de obra pública. Ello llevó consigo una mayor producción de carbón y acero. Fruto de esa apuesta, allá por el año 1930, la Duro llegó a su récord de producción.

A modo de curiosidad, el primer Alto Horno de la empresa fue bautizado con el nombre de Nuestra Señora del Pilar el 2 de noviembre de 1859. Nacía la primera factoría en España que fabricó, por ejemplo, viguetas para construcciones y carriles. Materia prima que sirvió para, entre otras actuaciones, construir la línea de ferrocarril que unía Asturias y Galicia.

Vertiente social

Una de las características que definió a Duro Felguera en sus inicios fue la labor social que ejerció. Creó lo que se denominó como Casa de Socorro. La misma prestaba atención médica al personal de la compañía y garantizaba el sustento en caso de enfermedad. También una Caja de Ahorros para fomentar que sus empleados dedicaran una parte de sus ingresos a guardar para el futuro. Y una cooperativa de alimentos que, con el paso del tiempo, daría lugar al economato. Quienes mejor realizaban su trabajo eran premiados.

La educación también fue parte de su idiosincrasia. Creo una escuela para los hijos de los obreros, que también acogió a adultos sin formación. Y fue parte relevante en la fundación y subvención de las Escuelas de Nuestra Señora de Valvanera.

Las adquisiciones, con el devenir de los años, se fueron sucediendo: la Compañía de Asturias, Coto Hullero de Santa Ana, Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias, la Sociedad Regular Colectiva Felgueroso… Compras que la situaron a la cabeza de las empresas minero-carboneras de España.

Ya en la segunda década de los años 60 del pasado siglo XX incorporó sus patrimonios siderometalúrgicos y mineros para conformar Uninsa y Hunosa, respectivamente. En 1966, el consejo de administración aprobó un plan de inversiones por valor de 300 millones de pesetas. El fin no fue otro que construir nuevas naves para la fabricación de calderería pesada o nuevas plantas de fundición.

Duro Felguera acometió en la década de los 70 un intenso plan comercial en el exterior. Su división de ingeniería fue la principal protagonista del mismo. A la par, apostó por una nueva política de diversificación. Luego vinieron los problemas que han dado lugar a la situación actual.