Sede del BCE en Fráncfort, Alemania.

Sede del BCE en Fráncfort, Alemania. Shutterstock.

Banca

Los bancos tendrán que decirle al BCE qué riesgos geopolíticos les harían perder más de 300 puntos básicos de capital

Desde la invasión rusa de Ucrania, el bloqueo del estrecho de Ormuz o las sanciones a Venezuela.

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Las claves

El BCE exigirá en 2026 a 110 bancos bajo su supervisión identificar riesgos geopolíticos que podrían reducir su capital en al menos 300 puntos básicos.

Los bancos deberán cuantificar el impacto de estos riesgos sobre su solvencia, liquidez y condiciones de financiación, según su modelo de negocio y exposición internacional.

Cada banco identificará sus propios riesgos específicos, ya que el BCE no ha establecido baremos previos para la comparación entre entidades.

Este test de resistencia inversa complementará el examen de la Autoridad Bancaria Europea y busca mejorar la comprensión de la fragilidad del sector bancario.

La invasión rusa de Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, el bloqueo del estrecho de Ormuz, los aranceles de la Administración Trump o las sanciones a Venezuela. Todos ellos son riesgos geopolíticos recientes, algunos aún vigentes, que afectan al negocio de las empresas y, en particular, al de los bancos.

Tanto es así que el Banco Central Europeo (BCE) someterá en 2026 a los 110 bancos bajo su supervisión directa a una prueba de resistencia inversa para evaluar la capacidad de las entidades de gestionar el riesgo geopolítico, incluyendo cómo afectaría a su solvencia y a su modelo de negocio.

Las principales conclusiones agregadas de estos test de estrés se comunicarán en el verano de 2026.

En concreto, se solicitará a cada banco que identifique y cuantifique el impacto de los eventos de riesgo geopolítico más relevantes que podrían provocar una reducción de, al menos, 300 puntos básicos en su capital de nivel 1 ordinario (CET1).

Además de informar sobre cómo el escenario de riesgo geopolítico afectaría a su solvencia, también se solicitará a los bancos participantes que proporcionen información sobre cómo podría afectar a su liquidez y condiciones de financiación.

A grandes rasgos, un test de estrés normal parte de un escenario adverso y mira cómo le iría al banco en cuestión. Mientras que el test de estrés reverso o inverso hace justo lo contrario: parte del "desastre" y busca qué escenarios podrían llevar a él. Ambos se usan juntos para entender mejor la fragilidad de las entidades bancarias.

Los bancos tendrán que mirar dentro de sus tripas para dar una respuesta en función de su modelo de negocio y su exposición internacional. 

No es lo mismo la exposición del BBVA a España, México y Turquía que la de Unicaja sólo a España.

Mientras que Santander tiene negocios en Reino Unido, Brasil, Estados Unidos, Alemania, Polonia o España, Banco Sabadell, Ibercaja y Kutxabank sólo operan en nuestro país. CaixaBank, Bankinter y Abanca también están en Portugal y, en el caso del banco naranja, incluso en Irlanda.

Sin baremos previos

Por ejemplo, para un banco muy expuesto al sector naviero, un claro riesgo geopolítico a identificar sería que haya un conflicto y se cierre el canal de Suez.

Según fuentes del BCE, el organismo que preside Christine Lagarde no ha establecido baremos previos porque "no se puede comparar realmente a la mayoría de los bancos" en un ejercicio donde cada uno identifica sus propios riesgos geopolíticos.

En todo caso, "será cada equipo supervisor (BCE y banco central nacional) el que luego discuta con cada banco el resultado si ve inconsistencias o lagunas", matizan estas fuentes.

Este test complementará al examen de resistencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) de 2025, que asumió un escenario común para todos los bancos y generó diferencias en su agotamiento de capital.

En estos días, el BCE también ha propuesto simplificar las normas bancarias y reducir a dos los colchones de capital. El objetivo es hacer las normas más claras y proporcionales, aliviar la carga sobre los bancos pequeños y avanzar en la integración financiera.