Sede del BCE en Fráncfort.

Sede del BCE en Fráncfort. Wolfgang Rattay Reuters

Banca

El BCE propone simplificar las normas bancarias de la UE sin relajar las exigencias de capital

El objetivo es hacer las normas más claras y proporcionales, aliviar la carga sobre los bancos pequeños y avanzar en la integración financiera.

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Las claves

El BCE ha propuesto simplificar la regulación bancaria de la UE, manteniendo las exigencias de capital para no reducir la resiliencia financiera.

Se busca fusionar los colchones de capital en dos tipos y simplificar el ratio de apalancamiento, aliviando la carga regulatoria de los bancos pequeños.

Las recomendaciones incluyen reforzar la calidad del capital, ampliar el régimen simplificado a más entidades y armonizar la normativa bancaria en toda la UE.

Se plantea un sistema integrado de información bancaria para reducir la carga administrativa y mejorar la calidad de los datos disponibles para supervisores y autoridades.

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha lanzado un paquete de recomendaciones para simplificar la regulación bancaria de la Unión Europea (UE) sin reducir la resiliencia del sistema financiero europeo.

El objetivo es hacer las normas más claras y proporcionales, aliviar la carga sobre los bancos pequeños y avanzar en la integración financiera mediante una unión bancaria y de mercados de capital plenamente operativas.

Las recomendaciones plantean fusionar los distintos colchones de capital en sólo dos tipos (liberable y no liberable) y reducir el marco del ratio de apalancamiento a un requisito mínimo del 3% más un único colchón, que podría ser cero para entidades pequeñas.

La idea es mantener la capacidad de absorción de pérdidas exigida por Basilea III, pero con un diseño más simple y predecible para supervisores y bancos.

Además, el BCE propone reforzar la calidad del capital de las entidades de crédito, en particular el capital de nivel adicional 1 (AT1), para mejorar su capacidad de absorber pérdidas en condiciones normales de mercado.

También plantea aumentar la proporcionalidad de las normas bancarias, ampliando el régimen simplificado actualmente reservado a las entidades más pequeñas a un número mayor de bancos, con el fin de reducir la carga regulatoria de manera prudente y armonizada.

En el ámbito macroprudencial, el Consejo de Gobierno recomienda introducir la reciprocidad automática de las medidas nacionales, de modo que todas las entidades que operen en un país queden sujetas a las mismas obligaciones, evitando asimetrías regulatorias y reforzando la estabilidad del sistema financiero.

La institución presidida por Christine Lagarde también propone que las normas sobre cómo deben gestionarse las crisis bancarias sean más coherentes en toda la UE.

En concreto, plantea acercar los requisitos que deben cumplir todos los bancos a los que ya se aplican a las grandes entidades de importancia sistémica mundial (G‑SIBs).

Con ello, el guardián del euro pretende asegurar una aplicación más uniforme de las reglas y una mayor transparencia, sin reducir los niveles de protección frente a posibles pérdidas.

Para avanzar hacia una mayor armonización, el BCE propone que las normas bancarias de la UE se adopten mediante reglamentos directamente aplicables en lugar de directivas, lo que reduciría las diferencias nacionales y fortalecería el llamado “código normativo único”.

También aboga por una mayor flexibilidad supervisora, por ejemplo, en la frecuencia de revisión de los modelos internos de las entidades, y por una simplificación de las pruebas de resistencia a escala europea, con metodologías más racionales y resultados más útiles para bancos y autoridades.

En materia de información, la autoridad monetaria sugiere crear un sistema integrado que permita a las entidades comunicar sus datos una sola vez a todas las autoridades europeas pertinentes.

Este modelo, coordinado a través del Comité Conjunto de Información Bancaria, buscaría reducir la carga administrativa y mejorar la calidad de los datos disponibles para fines estadísticos, prudenciales y de resolución.

Además, los requisitos de información se revisarían periódicamente —cada tres o cinco años— para garantizar su utilidad y evitar duplicidades.

Este informe del BCE, que será remitido a la Comisión Europea, servirá de base para un análisis más amplio sobre la situación del sistema bancario europeo que Bruselas presentará en 2026.