Sede del Banco de España en Madrid.

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Banca

Los 'nubarrones' que acechan a la banca mientras vive su 'momento dulce': parón de los tipos, desaceleración y mora

La incertidumbre económica y la pausa en las subidas de tipos amenazan con minar la rentabilidad del sector bancario en el futuro. 

13 noviembre, 2023 02:32

La banca española está viviendo uno de los mejores ejercicios de su historia, con beneficios de récord. La rapidísima subida de los tipos de interés que el Banco Central Europeo (BCE) ha llevado a cabo en los últimos dieciséis meses -con pausa en octubre- ha provocado un considerable ensanchamiento de los márgenes de las entidades, si bien hay algunos nubarrones que acechan al sector y que amenazan con minar su rentabilidad a futuro.

Como explican fuentes financieras a este periódico, parte de los ingresos de la banca está en riesgo, en el sentido de que depende directamente de la subida de los tipos de interés, que ahora se ha pausado.

El encarecimiento del precio del dinero decretado por el BCE, al producirse de manera tan rápida -4,5 puntos porcentuales en apenas quince meses-, ha provocado que los márgenes de interés de la banca hayan crecido en lo que va de año a ritmos que en algunos casos llegan al 50% o el 60%. Las rentabilidades han acelerado hasta el 18%.

[El BCE y el BdE alertan a la banca: ya hay un repunte de la mora y el fuerte avance de la rentabilidad no es sostenible]

Con todo, las cuentas de resultados de los bancos aún no han terminado de asumir la subida de los tipos de interés, por lo que las entidades seguirán registrando fuertes ganancias en próximos trimestres. No obstante, los crecimientos tan fuertes de los márgenes y de la rentabilidad (la diferencia de año a año), al ir vinculados a la política monetaria, no se mantendrán en el tiempo.

No en vano, el BCE acaba de decretar una pausa en la subida de los tipos que no se sabe si será permanente o no, pero que en todo caso provocará a medio plazo una relajación en el Euríbor. Es decir, una moderación en la subida de las cuotas hipotecarias.

Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, participa en el Encuentro del Sector Financiero de Deloitte.

Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, participa en el Encuentro del Sector Financiero de Deloitte. Fernando Sánchez Europa Press Madrid

Es por eso por lo que uno de los retos a los que se enfrentará a la banca a medio plazo será este impacto en sus ingresos. Y no sólo a nivel de cuenta de resultados, sino también en cuanto a sus valoraciones bursátiles.

Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, advertía el pasado martes que es posible que los mercados estén descontando que la rentabilidad no es sostenible a los niveles actuales y, por tanto, los buenos resultados no se están reflejando en las valoraciones en bolsa. Otro de los retos de la banca es, de hecho, que sus cotizaciones no terminan de arrancar pese a estar viviendo ahora un momento dulce.

Desaceleración de la economía

La desaceleración que están sufriendo ya las economías europea y española, por su parte, trae amenazas para el sector financiero, como un posible repunte de la morosidad y una caída más profunda de la demanda de crédito. Algo a lo que no ayudan las incertidumbres geopolíticas, tanto las que acaban de estallar con el agravamiento del conflicto palestino-israelí como con la guerra en Ucrania.

De Guindos alertaba hace unos días de que la economía de la zona euro se desaceleró un 0,1% en el segundo trimestre, lo que representa una "situación de estancamiento" que "va a continuar en el tercer trimestre". "El entorno es de bajo crecimiento, de inflación más desaceleración", resumió el banquero central, para quien el conflicto de Oriente Próximo y la evolución del tipo de cambio del euro también traen incertidumbre al sector.

[La banca dispara al 13,6% su rentabilidad media y la acerca al coste de capitalmientras el BCE la ve como un "espejismo"]

Ese contexto no es, a priori, bueno para la banca, dado que el frenazo del crecimiento podría afectar al empleo, lo cual derivaría en un aumento de la morosidad. De acuerdo con los supervisores, ya se observan "indicios de deterioro" en el crédito bancario y un aumento de los préstamos categorizados con la etiqueta vigilancia especial -los que la banca tiene categorizados con esa etiqueta al considerar que podrían entrar en morosidad-.

El empleo es la variable más determinante para anticipar el crecimiento de la morosidad, pero por el momento está aguantando bien. De hecho, las entidades están registrando en los últimos meses ligeros repuntes de la morosidad que sus gestores achacan no a un crecimiento de los impagos, sino a una caída del crédito del sistema (si hay menos crédito concedido, el volumen de morosos, pese a mantenerse estable, representa una porción mayor del total).

Y es que el volumen del crédito en todo el sistema está cayendo, algo que se debe principalmente a tres motivos. En primer lugar, este año están siendo muy relevantes las amortizaciones anticipadas de las hipotecas, en parte porque las familias tienen mucho ahorro acumulado y temen nuevas subidas del Euríbor a doce meses y en parte porque se acordó entre el Gobierno y el sector que fueran gratuitas en 2023.

En segundo lugar, la demanda de crédito hipotecario está cayendo fuertemente, una tendencia coyuntural por la subida de los tipos, pero que se suma al desapalancamiento global de las familias, el tercer factor. Pese a todo, los supervisores advierten de que hay que estar alerta.

Retos estructurales

Al margen de estas amenazas, los bancos se enfrentan a ciertos retos que ya les acechaban antes de que comenzara el deterioro de la economía y los riesgos geopolíticos se exacerbaran.

Como explican fuentes financieras a este periódico, la regulación bancaria cada día es más exigente, lo que genera a las entidades ingentes gastos para adaptar sus sistemas a lo que se va requiriendo.

Asimismo, los bancos continúan invirtiendo en digitalización y tecnología para dar respuesta a las nuevas necesidades de los clientes. "Los neobancos llegan con fuerza", advierten estas fuentes. Algo que se traduce en grandes inversiones para mejorar la eficiencia, es decir, más gastos. Y es que aunque cambien los tiempos y el contexto se vuelva favorable durante un tiempo, los retos del sector bancario nunca amainan.