Imagen de la rueda de prensa del Gobierno de Suiza para anunciar la compra de Credit Suisse por UBS.

Imagen de la rueda de prensa del Gobierno de Suiza para anunciar la compra de Credit Suisse por UBS. Reuters

Banca

Suiza obliga a UBS a comprar Credit Suisse y crea un gigante de 5 billones en activos que recibirá 9.000M en ayudas

El Gobierno ofrece garantías ante potenciales pérdidas pero defiende que la operación "no es un rescate público".

20 marzo, 2023 02:30

Las autoridades de Suiza han logrado encontrar una solución para Credit Suisse, el gigante de la banca de inversión que se ha ido desangrando poco a poco durante la última semana. Y lo han hecho sin tener que poner en marcha un esquema de resolución. La operación no va a salir barata, pues implica 9.000 millones en garantías públicas, pero permite a Suiza evitar una crisis financiera creando un gigante bancario con más de 5 billones de dólares en activos bajo gestión.

Ha sido un fin de semana de vértigo en las oficinas de UBS, Credit Suisse, el Banco Nacional de Suiza, la Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero Suizo (FINMA) y el propio Gobierno. En una carrera a contrarreloj para poder dar servicio a sus clientes desde el lunes, todas las partes han logrado llegar a un acuerdo histórico por el que UBS se compromete a adquirir Credit Suisse por más de 3.000 millones de francos suizos (unos 3.035 millones de euros al cambio actual).

Un escenario al que la entidad se ha visto forzada, pues su oferta inicial era de un tercio del importe final. UBS puso sobre la mesa el sábado 1.000 millones de francos suizos (1.012 millones de euros) por una entidad que al cierre del viernes valía en bolsa 7.400 millones de francos suizos (7.500 millones de euros), lo que hizo a Credit Suisse echarse atrás ante esta primera oferta.

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Pero tampoco ha salido perdiendo UBS. La entidad pidió desde el principio que el Gobierno aportara un respaldo para la operación y lo ha conseguido. El Ejecutivo suizo ha ofrecido garantías por hasta 9.000 millones de francos suizos (9.114 millones de euros) para hacer frente a hipotéticas pérdidas futuras. Un escudo que, al menos teóricamente, solo se activará en el caso de que esas pérdidas realmente se materialicen.

Al mismo tiempo, el Banco Nacional de Suiza proporciona una línea de liquidez adicional por valor de hasta 100.000 millones de francos suizos (unos 101.000 millones de euros). Pero la operación "no es un 'bail out' (rescate público), sino una transacción comercial". Eso defiende el Gobierno suizo.

La vía de salida de Credit Suisse no ha estado clara hasta el final y durante el fin de semana las autoridades suizas han llegado a valorar una nacionalización total o parcial de la que hasta ahora era la segunda mayor entidad del país. Era la única opción viable más allá de lograr convencer a UBS para que se quedara el banco.

El cierre de la caída de este gigante, sin embargo, no ha sido cosa únicamente de los últimos dos días. Si bien es cierto que las autoridades no se podían imaginar este final hace una semana, lo cierto es que, como contó la ministra de Finanzas suiza, Karin Keller-Sutter, en rueda de prensa el domingo, las conversaciones entre ambas entidades comenzaron ya el miércoles.

Logo de UBS en la pantalla de un móvil sobre el de Credit Suisse bajo cristales rotos.

Logo de UBS en la pantalla de un móvil sobre el de Credit Suisse bajo cristales rotos. Reuters

Ese mismo día, tras unas fuertes pérdidas bursátiles que arrastraron al resto del sector bancario europeo, el Banco Nacional de Suiza y la FINMA habían enviado un comunicado en el que garantizaban la liquidez necesaria para la entidad. Por la noche, estas autoridades garantizaron a Credit Suisse una línea de liquidez por 50.000 millones de francos suizos (50.600 millones de euros).

El anuncio de esta línea de financiación calmó las aguas bursátiles el jueves, pero las salidas de fondos siguieron desangrando a la entidad. El viernes las salidas de depósitos hicieron la situación insostenible. La confianza de los clientes estaba perdida y había que actuar rápido para poder cerrar la hemorragia.

Un gigante aún más grande

Los detalles definitivos del gigante de la inversión que va a crear la unión de UBS y Credit Suisse se conocerán en las próximas semanas, si bien la compradora ya ha adelantado que su consejero delegado, Ralph Hamers, y su presidente, Colm Kelleher, mantendrán estos cargos en la nueva entidad. Está previsto que la operación, que desde Credit Suisse consideran una "fusión" y desde UBS una compra, se cierre este mismo año.

El nuevo banco será uno de los más grandes de Europa y contará con más de 5 billones de dólares (4,67 billones de euros) en activos bajo gestión. Y la transacción "refuerza la posición de UBS como banco universal líder en Suiza", valoraba la entidad tras hacerse público el acuerdo.

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Aunque UBS reconoce que se trata de un "rescate de emergencia" para Credit Suisse, lo cierto es que le salen las cuentas. Esta operación, de hecho, respalda la ambición de UBS de crecer en América y Asia mientras consigue ganar escala en Europa.

"Hemos estructurado una transacción que preservará el valor que queda en el negocio al tiempo que limita nuestra exposición a la baja. La compra del negocio de Credit Suisse en patrimonio, gestión de activos y banca universal suiza aumentará la estrategia de UBS de hacer crecer sus negocios con poco capital. La transacción traerá beneficios a los clientes y creará valor sostenible a largo plazo para nuestros inversores", valoraba Colm Kelleher, su presidente.

Sinergias

Según las estimaciones de UBS, además, la combinación con Credit Suisse generará a la nueva entidad unas sinergias de costes por más de 8.000 millones de dólares (7.500 millones de euros) hasta 2027.

El banco prevé que esta operación mejorará su beneficio por acción con el horizonte puesto en 2027 y pese a la misma el capital de la entidad se mantendrá en el entorno de su objetivo del 13% en esa fecha.

Logo de Credit Suisse en la pantalla de un teléfono móvil ante un gráfico de bolsa.

Logo de Credit Suisse en la pantalla de un teléfono móvil ante un gráfico de bolsa. Reuters

La operación cuenta con el apoyo del Gobierno suizo, el Banco Nacional de Suiza y la FINMA, así como con el visto bueno de los consejos de administración de UBS y Credit Suisse. En cambio, no necesitará la aprobación de los accionistas de UBS (ni los de Credit Suisse), dado que la entidad ha alcanzado un preacuerdo con los reguladores para que valga con su visto bueno.

Parece que todas las partes están contentas… salvo los tenedores de deuda AT1, lo que en el argot financiero se conoce como CoCos, que han perdido los 16.000 millones que habían invertido en estas emisiones. Tampoco les pilla por sorpresa, pues este tipo de deuda se introdujo tras la pasada crisis financiera como una vía para amortizar capital rápidamente en el caso de quiebra de un banco y evitar un rescate público. Los titulares de la misma están entre los que más se arriesgan a perderlo todo en caso de colapso, por lo que reciben una alta rentabilidad.

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Los accionistas, sin embargo, no salen perdiendo. En concreto, se les abonará una acción de UBS por cada 22,48 títulos de Credit Suisse en su posesión, lo que equivale a 0,76 francos suizos por acción, un total de 3.000 millones de francos suizos (3.040 millones de euros). 

Final cuasiperfecto para todas las partes, aunque el Gobierno de Suiza ha dicho lamentar que Credit Suisse no haya podido salvarse por sí mismo. Y es que la caída de esta entidad, aunque sea integrándose en otra, dejará tras de sí fuertes recortes de empleo.

Aún con todo, la herida queda más o menos cerrada. En los mentideros financieros suele asociarse una crisis de solvencia a un cáncer y una crisis de liquidez a un ataque al corazón. Credit Suisse ha pasado por ambas y por muchas dolencias más, a pesar de lo cual hace apenas una semana nadie en Suiza podía imaginarse la caída de este coloso de la banca de inversión. Una prueba más de la fragilidad de los gigantes bancarios.