El presidente de Indra, Ángel Escribano (i), junto al consejero delegado de la empresa, José Vicente de los Mozos

El presidente de Indra, Ángel Escribano (i), junto al consejero delegado de la empresa, José Vicente de los Mozos Indra

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Indra y Escribano empezarán a negociar el precio de la fusión en febrero una vez que se hayan auditado las cuentas de 2025

El consejo de esta semana ha evitado cualquier debate que supusiera llegar a una valoración de la operación, que se pospone a 2026.

Más información: Indra dictamina que la compra de Escribano es "coherente" con su estrategia tras el aval de los independientes a la operación.

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Las claves

Indra y Escribano comenzarán a negociar el precio y el canje de acciones para su fusión en febrero, tras auditar las cuentas de 2025.

El proceso busca acortar costes operativos y aprovechar el crecimiento de ambas firmas por las adjudicaciones en defensa y seguridad.

El consejo de Indra ha aprobado avanzar en la estrategia, aunque existen debates sobre valoración y posibles conflictos de interés.

Se ha creado una comisión independiente para supervisar la gestión de conflictos de interés en la operación, dada la relación familiar en Escribano.

Los responsables de Indra no querían dejar pasar el año sin que el consejo de administración se pronunciara, de alguna manera, a favor de su integración con Escribano Mechanical & Engineering (Grupo EM&E).

Ahora toda la estrategia pasa por hacer un análisis sosegado de los balances de ambas empresas a cierre de 2025 y empezar a hablar de precio y canje de acciones a finales de febrero del año que viene.

A pesar de la rapidez que los actuales dirigentes de la compañía semipública quieren imprimir al proceso, fuentes cercanas al consejo advierten que, además del precio, son muchos los debates a resolver antes de ratificar la operación.

Desde un punto de vista puramente contable, en el mercado se entiende la premura del proceso de integración en la necesidad de acortar los costes operativos que supone. Los analistas estiman que pueden llegar a los 30 millones de euros.

De otro lado, los operadores del mercado saben que ambas compañías valen más cada día que pase, tras haber sido las que más adjudicaciones han logrado de la ampliación del plan de inversión en defensa y seguridad puesto en marcha por el Gobierno.

Indra gestionará el desarrollo de casi una veintena de programas dotados con más de 6.800 millones de euros, muchos de ellos compartidos con Escribano. Ambos forman parte además de Tess Defence, el consorcio encargado de desarrollar el 8x8 Dragón y el nuevo VAC de cadenas, que ahora se impulsan.

Hoy mismo se analizaba en el consejo un informe de Oliver Wyman sobre la conveniencia de la integración de ambas empresas. Pero se han obviado de ese documento todas las partes en las que se apuntaba algún tipo de valoración o se daba pie a hacer algún cálculo.

Fuentes conocedoras de la reunión aseguran que ha sido en ese juego de equilibrios en el que los consejeros independientes y los de la SEPI han apoyado la conclusión de que "no hay elementos en contra de la estrategia diseñada por Indra".

Ese es el sentido de la comunicación que se hizo a última hora de ayer a la CNMV, bajo la premisa de que la decisión final sobre la fusión con la empresa familiar de su propio presidente, y la valoración que se pueda hacer de ello, se posponen al año que viene.

Algunos inversores colocan ya entre los 1.500 y los 2.000 millones de euros la valoración de Escribano, cuando hace apenas cuatro años era una empresa que sus propios dueños estimaban que estaba en el entorno de los 100 millones.

El sector de la defensa ha explosionado a partir de la guerra de Ucrania, en las puertas de Europa. Y tanto Escribano como Indra han multiplicado su valor de forma exponencial. Indra se ha revalorizado más de un 160% en un año y capitaliza en casi 8.000 millones de euros.

Los otros cálculos

Pero en ese cálculo entran además otros debates que no les pasan desapercibidos a los consejeros independientes y a algunos dominicales (SEPI) de la tecnológica.

Lo primero es salvar el grave conflicto de interés que supone fusionar una cotizada estratégica controlada por el Estado con la empresa familiar de su propio presidente, que tiene un 14,5% y un puesto en el consejo, ocupado por su hermano Javier.

Un conflicto de interés que reconoció la propia compañía por boca de su consejero delegado a principios de mayo. En la presentación de los resultados del primer trimestre de 2025, José Vicente de los Mozos afirmó que el compromiso de Indra era "respetar en todo momento todos los procedimientos de gobernanza corporativa".

Ayer mismo los hermanos Escribano se ausentaron del debate en el consejo, como han hecho en todas las reuniones que se han celebrado en el máximo órgano de gobierno de Indra y en las que se ha abordado esta operación.

Con el fin de disipar toda duda, en julio se constituyó una comisión ad hoc para esta operación que está formada íntegramente por consejeros independientes. Su finalidad, "supervisar el cumplimiento de las reglas aplicables para la correcta gestión de los conflictos de interés".

Los informes que haga la comisión que se ha creado para su control, de la mano de bufetes expertos del prestigio de Garrigues, serán clave para los consejeros. Nadie quiere firmar nada que ponga en riesgo su carrera profesional ante una potencial impugnación.

Ucrania

Por otro lado, está la posibilidad de que se llegue al fin del conflicto en Ucrania, que frenaría el rally alcista del negocio de la industria de defensa. Aunque no la tendencia al alza del gasto en Europa y en España.

Ese es un debate estratégico a medio y largo plazo que algunos de los consejeros quieren poner sobre la mesa también el año que viene, para tomar una decisión segura y sosegada.

Sobre el papel, un alto el fuego en Ucrania tendría más implicaciones para Escribano, que vende torretas ametralladoras y sistemas de defensa antidrones a Zelenski, a través de la UE.

De una forma o de otra, va a ser muy complicado acelerar la integración en el primer trimestre de 2026 sin despejar de forma clara todas las dudas que surgen. Eso sí, por el momento, no hay elementos en contra.