El edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea en Bruselas
La UE aprueba su primer gran paquete de desregulación de la era Von der Leyen para reducir cargas ambientales a empresas
Las organizaciones medioambientales acusan a Bruselas de plegarse a las exigencias de Trump y dejar vía libre a las industrias contaminantes.
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La presidencia danesa de la Unión Europea y los negociadores de la Eurocámara han alcanzado este martes un acuerdo final sobre el primer gran plan de desregulación y simplificación (bautizado como primer paquete Ómnibus en jerga bruselense), cuyo objetivo es relajar las obligaciones medioambientales y de sostenibilidad que la legislación de comunitaria impone a las empresas.
Estas normas se aprobaron en el primer mandato de Ursula von der Leyen, cuando el Pacto Verde Europeo era la gran prioridad. La paradoja es que ahora es la propia presidenta de la Comisión quien impulsa su flexibilización, alegando que la competitividad económica se ha convertido en el nuevo objetivo central ante la presión creciente de EEUU y China.
El plan de desregulación ha tenido una tramitación particularmente accidentada en el Parlamento Europeo, donde ha dinamitado la 'gran coalición' de populares, socialistas, liberales y verdes que sostiene a la alemana. Al final, la reforma ha sido aprobada por la denominada 'mayoría Venezuela'. Es decir, por el PPE y los otros tres grupos de derecha radical de la Eurocámara.
"Durante años, las empresas europeas han tenido que hacer frente a oleada tras oleada de burocracia. Esto ha ralentizado las inversiones verdes y debilitado nuestra competitividad. Ahora estamos dando un paso grande e importante en la dirección correcta", ha dicho el ministro danés de Industria, Morten Bodskov.
"Hemos cumplido nuestra promesa de eliminar cargas y normas y de reforzar la competitividad de la UE. Este es un paso importante hacia nuestro objetivo común de crear un entorno empresarial más favorable que ayude a nuestras empresas a crecer e innovar", sostiene la ministra danesa de Asuntos Europeos, Marie Bjerre.
No lo ven así las organizaciones medioambientales, que han salido en tromba a denunciar que el plan de Bruselas es "un regalo para las industrias contaminantes" y un intento de "apaciguar a Donald Trump".
En concreto, el paquete Ómnibus busca suavizar la normativa europea sobre presentación de informes de sostenibilidad por parte de las empresas y la directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad corporativa.
En el primer caso, la UE ha aprobado que la información social y medioambiental solo será obligatoria para las empresas con una plantilla de más de 1.000 empleados y una facturación neta anual superior a 450 millones de euros. Eso supone eximir a más del 80% de las empresas que hasta ahora estaban cubiertas por la norma.
En cuanto a la polémica directiva sobre diligencia debida -que obliga a las grandes empresas a responsabilizarse de las infracciones de derechos humanos y reglas medioambientales de toda su cadena de proveedores- solo se aplicará a las multinacionales de más de 5.000 empleados y al menos 1.500 millones de euros de facturación neta.
Los colegisladores consideraron que empresas de este tamaño son las que tienen mayor influencia en su cadena de valor y están mejor preparadas para tener un impacto positivo y absorber los costes y cargas de los procesos de diligencia debida.
El acuerdo rebaja además las multas máximas para las compañías incumplidoras del 5% al 3% de su facturación mundial anual.
Finalmente, se dará a los Estados miembros un año extra -hasta el 26 de julio de 2028- para incorporar la directiva a sus respectivas legislaciones nacionales. Las empresas tendrán que cumplir con las nuevas medidas para julio de 2029
"Hemos logrado un compromiso muy bueno. Estamos haciendo que las normas de sostenibilidad sean más fáciles de cumplir, logrando reducciones de costes históricas para las empresas y, al mismo tiempo, cumpliendo con los ciudadanos europeos. Esto es una victoria para la competitividad y una victoria para Europa", asegura el ponente de la Eurocámara, el popular sueco Jörgen Warborn.