Montaje de Carlos Torres, presidente de BBVA, y Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell.

Montaje de Carlos Torres, presidente de BBVA, y Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell. Arte EE

Empresas Ibex Confidential

La guerra Torres-Oliu entra en la recta final con todos los escenarios abiertos en la opa sobre el Sabadell

La opción de entrar en el banco catalán con menos de un 50% del capital puede dar lugar a situaciones que ninguna de las dos entidades desea a priori.

Más información: Ni BlackRock, ni Zurich, ni el mexicano Martínez: los minoristas serán la clave de la opa de BBVA sobre Sabadell.

Publicada

La opa de BBVA sobre Banco Sabadell entra en sus dos semanas decisivas. Una vez aumentado el precio un 10% y sin modificar más la oferta y los plazos, los accionistas del banco catalán tienen la palabra.

La campaña mediática y la guerra de cifras entre ambas partes va a ser la tónica estos días.

Todos los escenarios están abiertos, aunque la mayor parte de los analistas espera que BBVA llegue a una participación menor del 50% pero mayor del 30%, que le obligue a lanzar otra opa en metálico.

Pero entre llegar al 30%, quedarse por debajo de ese nivel o lograr la mayoría en segunda oferta, hay una serie de escenarios que nadie quiere que se produzcan y temen los presidentes de ambas entidades.

A tener en cuenta: esta semana se conocerán el análisis y la recomendación del consejo del Sabadell sobre la nueva oferta de BBVA.

  • La cúpula del banco se opondrá a la subida del 10% de la oferta del BBVA por entender que sigue sin reflejar el valor de la entidad vallesana. Esperaban entre un 30% y un 40% más.
  • Habrá que ver si es un rechazo por unanimidad o hay voces discordantes.
  • Clave: la opinión del consejero y mayor accionista particular, David Martínez Guzmán, con el 3,86%. Será fundamental para decantar la toma de decisiones de muchos inversores.
  • En el anterior análisis del consejo, el mexicano ya pedía un aumento "sustancial" para que BBVA pudiera sacar adelante su proyecto, pero nadie sabe si se conformará con el 10% que hay sobre la mesa.

Al borde del infarto: Nos dirigimos a la semana clave. La que va del 6 al 10 de octubre. Es la fecha tope para que los accionistas de Sabadell acepten la opa.

Van a ser días en los que la presión de ambos bancos se va a intensificar al máximo, pues es cuando se van a tomar la gran mayoría de las decisiones.

  • El resultado se conocerá una semana después.
  • Todas las opciones están abiertas pues pesa mucho el bloqueo de tres años para la fusión impuesto por el Gobierno.
  • También el reparto de 2.500 millones de dividendo de TSB que deben cobrar los propietarios del Sabadell. Esto será, en principio, en el primer trimestre de 2026.

Torres se la juega: Un resultado muy malo para BBVA sería quedarse en torno al 20% de los accionistas de Sabadell.

Es decir, por debajo del umbral de aceptación del 30% que plantea el folleto. Sería un fracaso para BBVA y su presidente.

  • El mercado: A pesar de las recomendaciones de algunas gestoras, se da por hecho que a falta de quince días para que todo acabe el BBVA no llegará al 50% necesario para tomar el control total del Sabadell.
  • A la contra: Torres insiste en que tiene el apoyo de los accionistas institucionales y de muchos minoristas. Se muestra convencido de que logrará la victoria.
  • BBVA no contempla el escenario de una segunda opa. El presidente siempre recuerda que podría retirarse si no llega al 50%. Por tanto, lanzar una nueva oferta está en su mano.
  • Aun así, el propio presidente del banco, en reuniones con inversores, ha admitido que puede hacerse la operación sin llegar a ese 50%.

Miedo en el Sabadell: en la cúpula del banco catalán se baraja la opción de que con una participación minoritaria (del orden del 20%), BBVA se quede como accionista de referencia.

  • Si eso ocurre comenzaría la guerra fría desde dentro de la entidad a la espera de una nueva oportunidad.
  • El consejo de la entidad vallesana espera que, si llega este momento, BBVA nombre a sus consejeros y que éstos le pasen información con la que desarmar la oferta comercial de la entidad vallesana.

En la cabeza de Oliu: pese a los esfuerzos hechos hasta ahora, el BBVA podría hacerse con el control total de la entidad.

  • Satisfacción: el presidente del Sabadell y su equipo creen que han cumplido con su deber porque han logrado un precio que nadie podía imaginar hace 17 meses.
  • Si la opa no sale, el equipo directivo del banco catalán habrá ganado la batalla a una entidad siete veces superior y habrá puesto un muro ante otras opciones que puedan llegar.
  • Si la opa sale, Josep Oliu y César González-Bueno (CEO) perderán las riendas del banco, pero habrán hecho ganar mucho dinero a todos sus accionistas.

La peor opción para todas: la intermedia. Si la opa supera el 30% pero no llega al 50%. En el propio Banco Sabadell admiten que estarían en manos del BBVA.

  • El banco vasco tendrá que decidir si sigue adelante con la opa o no. De hacerlo, se verá obligado a lanzar una nueva oferta de compra.

Segunda opa: Si la entidad azul decide ponerla en marcha, tendrá que pagarla casi toda en metálico. Esta opción puede suponer un coste de 11.000 millones.

  • Precio equitativo: el banco vasco podrá recomendar un precio para esa opa, pero será la CNMV la que lo fije. Empleará la media de la última cotización, que suele estar tocada por la especulación y ser más cara que en la anterior oferta.
  • El banco ha dicho que usará fondos propios "disponibles", lo que puede afectar a su capital básico (ratio CET1) y al pago de dividendos futuros.
  • A BBVA le queda la opción del cobro de dividendo de TSB por la parte que llegue a controlar del Sabadell, para reactivar el ratio de capital perdido.
  • La resolución final de la operación se retrasaría hasta bien entrado el año 2026, tras casi dos años de enfrentamiento.

Tres años más: Si se llega a culminar la opa, BBVA nombrará varios de los consejeros del Sabadell, pero tendrá que guardar las formas y la gestión separada por imposición del Gobierno hasta, al menos, 2029.

  • Las sinergias previstas de la operación se retrasan y se diluyen.
  • Ambas partes operarían con pies de plomo y marcándose los unos a los otros, bajo la vigilancia del Ministerio de Economía, que tendrá que decidir en tres años si prolonga el bloqueo dos años más o permite la fusión.
  • Todo a la espera de lo que decida el Tribunal Supremo. Si tumba las condiciones del Gobierno, que BBVA ha denunciado por el daño económico "excesivo" que suponen para sus intereses, todo se podría acelerar.

¿Y una paz? Fuentes conocedoras de la situación en ambos bancos aseguran que el distanciamiento entre las partes y la apuesta personal de sus dirigentes hace imposible un entendimiento final que pueda allanar el camino y evitar los escenarios que nadie quiere.