José María Castellano, ex consejero delegado de Inditex y expresidente de Ono

José María Castellano, ex consejero delegado de Inditex y expresidente de Ono

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José María Castellano, el hombre que sentó las bases de Inditex y supo llevar al mundo la esencia local de Zara

Fue la mano derecha de Amancio Ortega para crear juntos un modelo de empresa innovadora, sacarla a bolsa y convertirla en una referencia mundial.

Más información: El mensaje de Zara en A Coruña que celebra el 50 aniversario de su primera tienda: "Gracias por acompañarnos".

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José María Castellano (1947-2025) era el CEO que todo gran empresario hubiera querido tener siempre cerca, no sólo por sus conocimientos tecnológicos y su capacidad de gestión, sino también por las ganas permanentes de innovar y hacer cosas que generen valor para la organización y para las personas.

Eso lo sabe bien Amancio Ortega, el hombre que confió en él en 1984 por ser un gran conocedor de lo que entonces eran las últimas tendencias de organización empresarial y la forma de ordenarlas con la eficacia que daban las nuevas tecnologías.

Eso fue lo que le llevó a recomponer el negocio textil y de moda que Ortega había fundado nueve años antes. El diseño, los procesos de producción y las entregas eran la clave del negocio. Y a la Zara inicial había que darle un impulso como marca, creando el grupo Inditex y dejando de lado las rigideces del canal mayorista.

Todo se centró en producir para Zara (hasta que llegaran las demás marcas), pero no con un diseñador propio, sino con grupos de creativos y apasionados de la moda. Todo dentro de un modelo de producción de vanguardia, que hace cuarenta años era el 'just in time'.

Con la mezcla de tecnología y diseño, sentó las bases del negocio de Inditex integrando de forma eficaz el valor de lo local, en la producción y los puntos de venta, con el mundo digital y la gestión de la logística.

Según destacan a EL ESPAÑOL-Invertia personas que conocían de cerca su trayectoria como ejecutivo, por más simples o superadas que ese tipo de cosas nos parezcan ahora, porque están en los manuales de las escuelas de negocios, solo unos pocos innovadores como Castellano eran capaces de ponerlas en marcha, con éxito, hace más de cuatro décadas.

Solo hay que visitar alguna de las grandes plataformas logísticas propias de Zara hoy para darse cuenta de que esa base del modelo de negocio es la que ha prevalecido, en la organización y en las personas que llevan toda su vida trabajando en el grupo.

La guinda la puso tener desde el principio una visión global del negocio, cuando en España muy poca gente era capaz de hacerlo, y salir a vender ropa sin complejos a través de un mundo infinito que se abría a finales de los noventa, con el comercio electrónico e internet.

Nadie sabía a finales de siglo con certeza hasta dónde podría llevar a una marca el universo digital que se intuía en la red. Pero José María Castellano sabía que sólo los que estaban preparados para aprovecharlo, desde lo más local a lo global, iban a ser capaces de sacarle provecho desde el minuto cero.

Y así lo hizo. Antes de llegar al siglo XXI, Zara ya vendía prendas en siete países, incluido Estados Unidos; y entró en la década de los 2000 con más de catorce y sin límite para asaltar las calles comerciales de medio mundo.

Una vez que Inditex y Zara eran un tándem de valor indiscutible, saneado y capaz de llegar a todos rincones desde A Coruña, Castellano remató su paso por la empresa con la salida a bolsa, en 2001, que ha hecho del grupo de Amancio Ortega el gigante empresarial español que es hoy.

Salto a las teleco

Dicen quienes le conocen que fue el propio Castellano quien le recomendó a Amancio Ortega apostar por Pablo Isla como primer ejecutivo, tras el cierre de su etapa en Inditex, en 2005.

Cerrada su etapa en la empresa textil, Castellano se incorporó en noviembre de 2008 a Ono como presidente. Los fondos propietarios de la operadora de telecomunicaciones lo ficharon con el objetivo de sacar a la compañía de la situación crítica en la que se encontraba y prepararla para una posible venta.

Castellano no tenía experiencia en el sector de las telecomunicaciones, por lo que decidió rodearse de un equipo con amplios conocimientos de la industria. De hecho, se trajo desde Telefónica a Rosalía Portela, quien ejerció como consejera delegada de Ono durante su presidencia.

Entre 2008 y marzo de 2014, la dirección de Ono no sólo se centró en sanear financieramente la compañía, sino también en modernizar su red fija de HFC, actualizándola a la tecnología Docsis 3.0.

Una vez estabilizada la empresa, los fondos encargaron a Castellano gestionar su salida de Ono. Aunque la venta de la operadora era la prioridad, se completaron todos los preparativos para pilotar su salida a bolsa en España, la segunda que iba a hacer tras Inditex.

Sin embargo, el proceso se paralizó cuando en marzo de 2014 se alcanzó un acuerdo con Vodafone para su venta al grupo británico por 7.200 millones de euros. Castellano abandonó entonces la presidencia, habiendo cumplido los objetivos fijados cinco años y medio antes.

Quienes trabajaron con Castellano durante su etapa en Ono lo recuerdan como una persona “muy cercana” y accesible. Tenía la costumbre de reunirse con todos los empleados en pequeños grupos, organizando desayunos o comidas para diez personas.

También fue un firme defensor institucional de la importancia estratégica de la industria de las telecomunicaciones para la economía.

Batalló especialmente contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por la llamada tasa RTVE, que obligaba a las operadoras a financiar la radiotelevisión pública tras la retirada de la publicidad.

Discrepancias con Vodafone

Su etapa en Ono se vio ensombrecida por la posterior batalla judicial con Vodafone derivada del conocido como fraude del IVA.

La Agencia Tributaria descubrió que Ono, antes de su venta, no había ingresado correctamente las cuotas de IVA en la reventa de tráfico de llamadas internacionales entre 2011 y 2014, lo que supuso un fraude estimado en 72,5 millones de euros.

A raíz de este caso, Vodafone decidió retener el pago del bonus prometido a Castellano y a otros directivos. Estos recurrieron a los tribunales, que finalmente se posicionaron de su lado y obligaron al grupo británico a abonarles la remuneración pactada.

De forma paralela, Vodafone demandó a Castellano y a varios miembros de su equipo por los perjuicios económicos vinculados al fraude de IVA. En este procedimiento, los tribunales dieron la razón a la operadora y ordenaron al expresidente y a varios exdirectivos asumir parte de la sanción.

Novacaixagalicia

Durante su etapa en Ono, Castellano también asumió la presidencia de Novacaixagalicia, la entidad resultante de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova, y posteriormente de Novagalicia Banco. Cargo en el que permaneció desde 2011 hasta 2014.

El directivo desembarcó en la compañía en pleno proceso de reestructuración del sistema financiero español con el objetivo de superar la grave crisis que afectaba al sector esos años.

Durante su etapa, lideró la renovación de la cúpula directiva y la búsqueda activa de inversores para garantizar el futuro de la entidad, en paralelo a un proceso marcado por importantes ajustes y la supervisión del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Su mandato concluyó cuando Novagalicia Banco fue vendido en 2014 al grupo venezolano Banesco, dando lugar al nacimiento de Abanca.