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La nueva Comisión Nacional de la Energía de Ribera sigue congelada "en manos de sus Señorías" en el Congreso

La CNMC emitió un informe favorable analizando sus funciones con la idea de acelerar su puesta en marcha, que sufre retrasos continuos para alegaciones.

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La puesta en marcha de la nueva Comisión Nacional de la Energía (CNE) como una escisión de la CNMC no parece que sea una prioridad para este Gobierno. El proyecto de ley está en el Congreso y sufre un aplazamiento continuo del periodo de alegaciones que impide que se inicie su tramitación, hasta el punto de que hay quien duda ya que salga antes de que acabe el año.

"Todo está en manos de sus Señorías", replicó este martes la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, a los diputados de la Comisión de Economía del Congreso, que le preguntaban por el retraso que lleva desde su entrada en el Hemiciclo en septiembre pasado. 

Tanto el Consejo de Estado como la propia CNMC enviaron hace tiempo sus preceptivos informes sobre el proyecto de ley al Congreso para no frenar su tramitación, sobre todo ante la urgencia que planteaba la entonces ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Siete meses después, todo está igual.

Fuentes parlamentarias cercanas a Competencia aseguran que el informe que se envió desde la institución era colaborativo y sólo pretendía facilitar las cosas para que la segregación de todo el área de energía se hiciera de la forma más eficaz posible.

Cabe advertir que el "restablecimiento" de la CNE (como lo denominó el Ministerio) supone la creación de una nueva estructura con un presidente y un consejo de siete personas y su consiguiente dotación de técnicos, procedentes del área de energía de la CNMC.

No obstante, el organismo que preside Cani Fernández seguirá teniendo su estructura actual con un pleno del consejo y dos salas, la de Competencia y la de Regulación, que seguirán tratando todos los temas sectoriales pendientes, desde las telecos hasta el audiovisual, pasando por los transportes o los servicios turísticos, entre otros.

Hace un año, cuando era un anteproyecto, la CNMC ya emitió su análisis, en el que recordaba la necesidad de elaborar un plan de transición que garantizase la puesta en funcionamiento sin dilación de la CNE y la continuidad sin ninguna limitación en el ejercicio de sus competencias por parte de la CNMC.

Apagón y distribución

Lejos de esa premura de entonces, la CNMC se enfrenta ahora, en el último año de este mandato de Cani Fernández, a dos retos importantes de los que tal vez debería haberse ocupado la nueva CNE si estuviera en marcha o con visos de ser realidad en breve: el informe del apagón y el control de las inversiones en redes de distribución.

Hay que recordar que, entre las funciones que se le asignan, que fueron matizadas por la CNMC, se encuentra la obligación de establecer y controlar el cumplimiento de los requisitos de calidad del suministro eléctrico y sus normas de seguridad y fiabilidad. Esa CNE sería ahora la encargada de investigar las causas del apagón, incluso de poner sanciones si fuera menester.

El otro reto, que también tiene encima de la mesa la actual CNMC y que va a coincidir con la investigación propia de las causas del 'cero total' en la red, es recibir los planes de inversión en redes de distribución de las eléctricas e instar, si fuera necesario, a su modificación.

Esa tarea coincide con la determinación de la Tasa de Retribución Financiera (TRF) para el periodo 2026-2031 que esas inversiones deben recuperar, que debe estar lista a finales de este año, si bien fuentes empresariales advierten que será complicado que se llegue, dado el retraso que acumula y la carga de trabajo de la institución.

Con todo, el informe que la CNMC envió para agilizar la puesta en marcha de la nueva CNE pretendía darle un impulso y procurar que tuviera los recursos financieros, materiales y humanos especializados suficientes para sus competencias, algo sobre lo que la actual institución ha tenido sus dificultades en estos años.