El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el Rey Mohamed VI en Rabat en abril de 2022.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el Rey Mohamed VI en Rabat en abril de 2022. Europa Press

Empresas

Un año de crisis con Argelia: las empresas triangulan para exportar sus productos desde terceros países

Los empresarios españoles no han dejado de comercializar con Argelia, han optado por la deslocalización y la triangulación.

9 junio, 2023 02:32

Argelia tiene bloqueadas las transacciones comerciales con España desde junio de 2022, tras romper el Acuerdo de amistad, buena vecindad y cooperación a raíz de que el Gobierno de Pedro Sánchez apoyase la autonomía marroquí en el conflicto del Sáhara Occidental.

La Asociación Profesional de Bancos y Establecimientos Financieros (ABEF), la patronal que agrupa a una treintena de bancos y establecimientos financieros que operan en Argelia, anunció la congelación de las transacciones bancarias con España el 8 de junio de 2022, hace un año.

La medida detuvo las importaciones y exportaciones entre ambos países, lo que ha derivado en “la triangulación”, introducir los productos a través de empresas de terceros estados; e incluso a la deslocalización, trasladar el centro de producción fuera de España. Este último caso es el de compañías más grandes, con una mayor inversión en Argelia y operando allí desde hace más tiempo.

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Más de 600 empresas tienen negocios en el país africano. Algunas solo intercambian operaciones puntuales, con entre un 5% y 25% de su mercado y pueden soportar esa presión. Sin embargo, existen sociedades muy afectadas por la crisis ya que su negocio está enfocado únicamente al país magrebí desde hace décadas o incluso tienen capital argelino.

A pesar de que “desde el Gobierno español se les ha dicho que busquen mercados alternativos, y que se les va a ayudar para ello, no se ha ido prácticamente ninguna empresa, están aguantando u operando desde fuera. Han sufrido un adelgazamiento fuerte”, asegura a EL ESPAÑOL Alfonso Tapia, CEO de la consultora Omnicrea, especializada en Argelia-España.

Los empresarios han buscado soluciones: introducir sus productos desde terceros países o instalarse directamente fuera de España, a pesar de que les supone un sobrecoste.

Al no recibir respuesta en firme, después de varias reuniones, por parte del Ministerio de Trabajo, las empresas españolas que operan en Argelia comenzaron a introducir sus productos desde otros países, sobre todo desde Italia, Portugal y Turquía. Además, para los barcos con gran tonelaje se está utilizando Túnez.

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“Los empresarios españoles se han acostumbrado a buscarse la vida. Lo que se ha puesto de moda es triangular, es decir, buscar algún cliente intracomunitario, y hacer la operación vía Portugal, Marsella o Italia, con los sobrecostes que conlleva en etiquetado, certificado de origen y transporte”, precisa Tapia.

Por su parte, “los argelinos que necesitan ciertos productos españoles y que tienen una arquitectura legal con empresas en Francia o Dubái buscan cómo comprar a España y luego se lo llevan ellos por sus propios medios”, añade Tapia.

Operar desde países de la UE

La sociedad anónima Esmaltes en Valencia sigue exportando un 20% de productos estratégicos a Argelia a través de una empresa en Italia, aquellos que el país magrebí no encuentra en otros mercados como Turquía o Egipto. Esto le permite conservar clientes hasta que termine la crisis bilateral.

“Hemos buscado una alternativa a través de nuestra delegación en Italia, que tiene un cliente que nos hace el favor de interceder por nosotros en Argelia”, explica en una entrevista con este periódico su CEO, Fernando Fabra.

Se trata de clientes argelinos desde hace veinte años por lo que hay una fiabilidad, pero se enfrentan a unos inconvenientes. “Les hemos firmado una carta formal en la que asumimos el riesgo. Los plazos de entrega suponen el triple de tiempo, han pasado de 15 días a tener que pedir con un mes y medio de adelantado. Y no le ponen el mismo empeño en pagarnos a través de un tercero”, detalla Fabra.

“Están adquiriendo lo imprescindible para ellos. Esto tiende a morir si no se arregla, porque las empresas proveedoras alternativas que están buscando les ofrecerán otros productos que les servirán”, lamenta Fabra.

Por supuesto, “triangular una operación requiere, aparte de cambiar muchísima documentación, un coste más elevado, por mucho que sea Italia o Portugal, que están cerca. Lo logran quienes tienen mucho volumen y la mercancía tiene un importe donde se puede asumir un sobrecoste”, específica el consultor Alfonso Tapia.

En tales circunstancias se encontraba un negocio que vende un componente mineral muy importante en Argelia para fabricar otro producto. Históricamente, Argelia se lo compraba a Ucrania, a Rusia y a España. Se ha parado el mercado porque, aunque esta empresa española tiene la ventaja de que puede vender desde otros países, si se plantea cualquier tipo de triangulación, su tonelada es muy barata y supone un incremento en costes que le afecta, por lo que el producto deja de ser económicamente viable.

Instalarse fuera de España

Aecomhel es la primera sociedad exportadora de maquinaria industrial en Argelia. Cuando comenzaron a operar en el país africano en 1999, con el primer plan de autovías, eran contratos de ventas directas desde España, pero más tarde comenzaron a manufacturar en Argelia en colaboración con fabricantes locales de obra pública con una distribución nacional.

Mientras esperan un movimiento favorable por parte de la Administración, decidieron seguir fabricando los componentes que comercializan con Argelia, así trasladaron su empresa a otro país de la Unión Europea, ya que los productos de origen o capital español están vetados.

“La deslocalización es nuestra única manera de viabilidad. Hemos creado nuestra empresa en el exterior, desplazando el centro de producción y subcontratación. Lo que fabricaba en España, ahora lo tengo que fabricar en un tercer país y mandarlo a Argelia. No sólo deslocalizo la actividad si no todo el sistema de productividad”, afirma Julio Lebrero, director de esta Pyme de Zaragoza de maquinaría de obra pública establecida en Argelia.

Es una ingeniería con fabricación propia a base de taller auxiliar que abastece a su propia empresa en Argelia, no depende de terceros clientes. Por lo tanto, ha podido conservar el 95% de sus ventas con el traslado de la empresa fuera de España.

Pedro Sánchez y Mohamed VI, en su encuentro del pasado abril de 2022 en Rabat.

Pedro Sánchez y Mohamed VI, en su encuentro del pasado abril de 2022 en Rabat. Efe

En este caso, también salen perjudicados los talleres auxiliares españoles, clientes de esta empresa que elaboraban las piezas mecánicas que ahora fabrica en un tercer país.

“Generamos tecnología, puestos de trabajo e ingresos de divisas en España, pero se nos está desatendiendo por completo y la única solución que nos queda es montar la empresa en otro país si queremos seguir asistiendo al mercado argelino. Si aquí no nos dan un tratamiento como para mantener la sociedad hay que irse donde tú puedes darle mantenimiento”, mantiene Lebrero.

Para este empresario, “la solución sería la apertura del mercado, pero como conocemos bien la mentalidad argelina, creo que es un problema personal con el Gobierno y, mientras no haya un cambio de presidencia, no creo que vaya a haber una actitud positiva en el acercamiento con España. Añade, “como arreglar esta situación no depende de nosotros, solo podemos desplazar el centro de producción y sacarlo de nuestro territorio para manufacturar un producto que es exportable”.

De esta forma, la actividad y la creación de la riqueza no se queda en España. Lebrero ha optado por esa fórmula para poder continuar trabajando con Argelia. Ha elegido un país cercano con un vuelo directo que les permite ir y venir en el día.

Sin embargo, la deslocalización implica un sobrecoste: “la creación de una sociedad, el alquiler de las naves, la subcontratación de personal… te metes en unos gastos fijos entre 15.000 y 30.000 euros al mes para intentar reactivar que el producto salga con la calidad como la que teníamos en España y no tengamos ningún problema a la hora de exportarlo a Argelia”, puntualiza Lebrero.

En 2022, "a causa de la crisis", las exportaciones españolas a Argelia cayeron con fuerza y de forma generalizada en todos los sectores. La tasa de caída se aceleró desde junio, hasta llegar al 93% en diciembre. Ese mes se exportaron 10,8 millones de euros, frente a un promedio mensual de 169 millones entre enero y mayo de 2022, según las cifras que el Ministerio de Exteriores ha confirmado a EL ESPAÑOL.

Las importaciones crecieron impulsadas por los precios de la energía. En el conjunto del año crecieron un 59%. El resultado fue un aumento del déficit comercial bilateral hasta los 6.575 millones de euros.