En abril de 2020, se cumplirán cuatro años desde que César Alierta abandonó la presidencia de Telefónica, pero el abogado maño sigue con las botas puestas. No activó su sucesión hasta asegurarse de que la Fundación Telefónica, de la que ahora es presidente, contaría con un presupuesto de 325 millones de euros. Lo dejó por escrito y respaldado por una decisión "irrevocable" del consejo de administración de 2015.

Instalado en la sede de Gran Vía 28, Alierta no solo se dedica a trabajar por la escolarización de los niños pobres y otros proyectos de la Fundación. También sigue al minuto la acción de Telefónica. No ha perdido su afición a invertir en las 'Matildes' y le enervan las caídas. Cuando se enfada, lo hace saber al consejo con un telefonazo desde su despacho de Madrid Central.

Un consejo sobre el que durante algún tiempo tuvo poder de influencia como expresidente, pero que ya es de José María Álvarez Pallete. Al actual presidente de Telefónica le ha costado tiempo hacerse con las riendas totales del gigante español por los condicionantes con los que se produjo su sucesión. Ha tenido que culminar la conquista por fascículos. Pero podría decirse que ya lo tiene todo bien atado para poner en marcha su nueva Telefónica. Todo menos el tiempo.

Solo si se recuerda la herencia de empresa pública de la compañía es posible entender lo lento que fue el traspaso de poderes. Hasta el punto que en algunos momentos, llegaron a convivir dos Telefónicas. Una en el Distrito C, donde el presidente tiene su centro de operaciones, y otra en Gran Vía, donde se instaló Alierta. Algo a lo que en 2019 se puso coto con la habilitación de despachos para los directivos del nuevo presidente en el céntrico rascacielos madrileño.

El reloj definitivo se puso en marcha el pasado 27 de noviembre y Álvarez Pallete afronta seis meses clave para llegar a tiempo a su objetivo: conseguir que la acción de Telefónica ronde los 7,5 euros cuando tenga que rendir cuentas ante sus accionistas en la Junta General de 2020, que se celebrará antes de verano.

Fue en noviembre cuando el presidente de Telefónica presentó a los mercados un plan para revolucionar la estructura de la operadora que bien podría haber sido diseñado por un fondo activista, como Elliott (que ya controla a más de un rival mundial de la española), en el sentido de que es un plan destinado a revitalizar la acción.

Desde entonces, en Distrito C se han puesto las pilas para ejecutar esa hoja de ruta. La compañía ya ha concretado la configuración de su estructura organizativa para Hispanoamérica, ha nombrado el equipo directivo para Telefónica Tech, ha cerrado la venta de varias torres y ha culminado la remodelación de su consejo de administración con la entrada de dos mujeres de la 'era Pallete', Verónica Pascual y Claudia Sender.

J. M. Álvarez Pallete, Claudia Sender, César Alierta, Verónica Pascual, Emilio Gayo y Silvio González.

J. M. Álvarez Pallete, Claudia Sender, César Alierta, Verónica Pascual, Emilio Gayo y Silvio González.

El mercado cree que la meta del ejecutivo del Ibex más aficionado a correr maratones es alcanzable. Los precios objetivos con los que cuenta la operadora van desde los 7,50 euros de HSBC, a los 8,80 de Barclays y los 10,60 de Deutsche Bank.

Pero para ganarse la credibilidad del mercado a Telefónica le va a tocar pisar el acelerador con nuevos anuncios en los próximos meses que hagan creíble el plan que lanzó en noviembre bajo el emblema de La Nueva Telefónica.

La partitura gustó a los inversores, pero su aplauso pronto se diluyó. La subida que experimentó la acción al día siguiente de la presentación del plan se ha desinflado. El mercado decidió esperar para ver con qué firmeza sostiene la batuta el director de la orquesta para seguir con su interpretación en 2020.

Álvarez Pallete tendrá que dirigir el concierto en unos meses marcados por las salidas de trabajadores ya anunciadas y lidiando con las presiones externas que soplan sobre su negocio de contenidos. Una poderosa división que está bajo el paraguas de Emilio Gayo (Telefónica España) y en la que comparte decisiones con Silvio González (Atresmedia) en virtud del acuerdo que sellaron en septiembre para competir con Netflix.

En su entorno dan por hecho que lo conseguirá dado que su mando es claro y conoce a la perfección la compañía en la que comenzó a trabajar en 1999. Su equipo cuenta con varios meses por delante para zanjar la "encrucijada decisiva" -que diría Pallete citando a Hemingway- a la que lleva enfrentándose la acción de Telefónica desde hace ya unos cinco años, un tiempo -todo hay que decirlo- que no ha sido fácil para ninguna teleco europea. La cuenta atrás ya está activada.

ATENTOS A...

El pánico que provoca en el sector inmobiliario el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias va a obligar a los fondos y otros vehículos de inversión que tomaron posiciones en el mercado español tras el estallido de la burbuja inmobiliaria a reforzar su acción de lobby y buscar nuevos puentes con una coalición de izquierdas que además estará influenciada por ERC y sus ideas sobre la vivienda que ya se han intentado probar en Cataluña ante el rechazo del sector.

Beatriz Corredor y Pablo Iglesias.

Beatriz Corredor y Pablo Iglesias.

En este nuevo contexto, la figura de Beatriz Corredor se perfila como un posible enlace para el entendimiento entre los políticos de izquierdas y el sector privado. Entre los fondos extranjeros y el sector inmobiliario la registradora, que fue ministra de Vivienda durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es una figura respetada por su conocimiento sectorial y su sentido común. Veremos si Sánchez e Iglesias le permiten jugar ese papel de mediación en un momento en el que el papel de los inversores privados sería una posible palanca para la construcción de viviendas bajo el régimen de alquiler social.