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¿Apetece un helado? El verano llega tarde para una de las industrias más estacionales de España

La industria heladera está marcada por una estacionalidad tan alta en España que sitúa al país por detrás de los nórdicos en consumo por persona a pesar de su climatología menos favorable.

30 junio, 2018 04:00

El verano se ha hecho esperar, pero por fin está aquí. El `agosto¿ de las empresas fabricantes de helados ha comenzado más tarde que de costumbre. Nubarrones que suponen un reto añadido para una industria dominada por microempresas de menos de un año de vida entre las que se registra un elevado riesgo de impagos.

Casi dos de cada diez empresas heladeras españolas se han creado en el último año. La abultada expansión del sector turístico ha sido el principal motor de un crecimiento que se ha visto respaldado por la progresiva mejora de la economía global. Así se explica también que más de dos tercios de las empresas heladeras en activo hayan nacido después del estallido de la crisis económica del año 2008, según datos de Crédito y Caución, una unidad del grupo asegurador Catalana Occidente.

La mayor cantidad de renta disponible de españoles y extranjeros permite más `caprichos¿ en las vacaciones, lo que ha facilitado la ampliación del censo de fabricantes de helados. Un censo que precisamente por este motivo es más abultado en las regiones de `sol y playa¿. Andalucía concentra un 21% del sector, seguido del 18% de la Comunidad Valenciana y el 16% de Cataluña. El cuarto puesto en el ranking es para Islas Baleares, que concentra un 8% de las heladeras españolas. El informe de la aseguradora señala que las 13 comunidades autónomas restantes se reparten el otro 37%, con cotas testimoniales en algunos casos.

En este sentido, cabe destacar la elevada estacionalidad del consumo de helado de España, concentrado en los meses estivales. Así se explica que países europeos que a priori parecen menos amables para degustar este dulce se coloquen por delante en la tabla de litros consumidos per cápita. Estos son los casos de Suecia, Finlandia y Dinamarca, ente otros. También adelantan a la industria española los mercados de Suiza, Italia y, fuera del Viejo Continente, Nueva Zelanda, Australia o Chile.

Un 71% de las compañías del sector que operan en España son, además, microempresas. Es decir, tienen plantillas conformadas por menos de diez trabajadores. Esto se debe tanto a la proliferación de nuevas empresas en los últimos años como al protagonismo de las marcas con etiqueta artesanal. Un 27% son pymes, señala Crédito y Caución, con lo que solo un 2% del sector puede ser considerado como gran empresa.

Una de estas escasas grandes, Ice Cream Factory Comaker (ICFC), el mayor fabricante de helados de España por volumen especializado en la producción para marcas blancas, ha anunciado que pese a la tardía entrada del calor prevé facturar este año un 15% más que el anterior, hasta alcanzar los 125 millones de euros en ventas. La compañía valenciana, con sede en la localidad de Alcira, espera producir más de 600 millones de helados, un ¿récord¿ de producción para la casa que, sin embargo, prevé vender fuera de las fronteras españolas en un 65%.

El panorama que plantea la `gigante¿ del helado español está muy lejos del común de la industria nacional. Su atomización, que limita su actividad a un ámbito muy local, deja su negocio totalmente expuesto a la climatología de su área geográfica de negocio. En este sentido, la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (Anhcea) se conforma con aspirar a retroceder a cifras del año 2016, cuando el total del sector logró una facturación media de 2,92 millones de euros. Los cálculos de los pequeños para un inicio de temporada pasado por agua a este lado de los Pirineos son de una caída de ventas próxima al 15%. Los meses centrales del verano se revelan este año más clave que otras veces.

Este año, muchas compañías se han apuntado otro reto extra para sus negocios: sustituir el denostado aceite de palma de sus recetas. La campaña abierta contra este producto por sus efectos sobre la salud por un consumo excesivo y, sobre todo, por el impacto medioambiental de sus campos de explotación agrícola ha llegado también a los helados españoles. En este sentido, desde la industria señalan que el camino por el que han optado los fabricantes, especialmente los más grandes que exponen sus productos en los lineales de los supermercados, ha sido el regreso hacia su viejo conocido el aceite de coco.

La receta financiera del sector, con los ingredientes de poca antigüedad, poco tamaño y marcada estacionalidad como protagonistas, hace de esta una industria con un elevado riesgo crediticio, según Crédito y Caución. Un 26% de las compañías muestran un riesgo de impago entre elevado (24%) y máximo (2%). Sólo un 12% del sector cuenta con balances suficientemente saneados como para que la aseguradora valore este riesgo como mínimo. Por comunidades autónomas, el estudio muestra que las heladeras de Andalucía, Baleares y Galicia son las más expuestas a la quiebra, en este orden. Castilla y León, Aragón y Navarra son las que tienen una industria más sólida.