Foto de familia. De izquierda a derecha: Miguel Ángel Uriondo, redactor jefe de Empresas y Medios de EL ESPAÑOL; José Luis García, delegado de Servicios Sociales Madrid de Grupo CLECE; Miguel Ángel Alemany Haro, subdirector general de Políticas de Empleo del Ayuntamiento de Madrid; Ignacio Gamboa Gamboa, gerente de CLECE del Servicio Ayuda a Domicilio de Madrid; Javier Doval Rey, coordinador General de Pinardi; José Andrés Elízaga, director de Comunicación de Grupo CLECE; David de Miguel Martínez, director de Intervención Social y Empleo de Cruz Roja; Aurelio López-Barajas, CEO de Supercuidadores y Javier Gallego Zugasti, responsable ante entidades de Intermediación Laboral de CLECE.

Foto de familia. De izquierda a derecha: Miguel Ángel Uriondo, redactor jefe de Empresas y Medios de EL ESPAÑOL; José Luis García, delegado de Servicios Sociales Madrid de Grupo CLECE; Miguel Ángel Alemany Haro, subdirector general de Políticas de Empleo del Ayuntamiento de Madrid; Ignacio Gamboa Gamboa, gerente de CLECE del Servicio Ayuda a Domicilio de Madrid; Javier Doval Rey, coordinador General de Pinardi; José Andrés Elízaga, director de Comunicación de Grupo CLECE; David de Miguel Martínez, director de Intervención Social y Empleo de Cruz Roja; Aurelio López-Barajas, CEO de Supercuidadores y Javier Gallego Zugasti, responsable ante entidades de Intermediación Laboral de CLECE. Pablo Moreno

Empresas Foro EL ESPAÑOL y Grupo CLECE

La asistencia a domicilio, clave: "Debemos cuidar al cuidador y dignificarlo"

El envejecimiento de la población crea nuevas oportunidades y retos para el sector socio-sanitario en España.

26 abril, 2018 02:00

La inclinación de la población española al envejecimiento es un hecho. Según las previsiones del INE (Instituto Nacional de Estadística), el porcentaje de población de 65 años en adelante, que actualmente se sitúa alrededor del 19%, se acercará al 26% en 2031 y superará el 34% en 2066.

Si tenemos en cuenta que en 1960 dicho porcentaje suponía tan solo un 8,2% de nuestra pirámide poblacional, comprobaremos que la tendencia ha cambiado. Desde el foro de Empleo socio-sanitario: Empleo de futuro organizado por EL ESPAÑOL y Clece, Miguel Ángel Alemany, subdirector general de Políticas Activas de Empleo del Ayuntamiento de Madrid, afirmó que estas condiciones suponen, a la vez, una oportunidad y un reto, y recordó: “Debemos convertir esos fondos destinados por las Administraciones en un nuevo tipo de inversión”.

Los nuevos retos del envejecimiento demográfico

Todos los participantes del debate coincidieron en que cualquier solución a la cuestión demográfica pasa por el empleo socio-sanitario como clave para mejorar nuestro futuro, sin embargo, también reconocieron las dificultades que entraña el desarrollo del sector.

Alemany aseguró que, a diferencia de otros sectores económicos, en el socio-sanitario tienen “una oportunidad enorme de encontrar un trabajo a las personas que quieran entrar”. No obstante, reconoció que aún es necesario cambiar la imagen que la sociedad tiene del asistente doméstico para que este deje de ser visto como un “auxiliar de segunda clase”. 

Aurelio López-Barajas, CEO de Supercuidadores, afirmó que cada cuatro o cinco años la esperanza de vida aumenta un año. “La Administración ya pone el problema demográfico sobre la mesa y es un problemón, pero ante los problemas hay soluciones y oportunidades, este es un sector con un elevadísimo crecimiento”, reseñó.

Debate Empleo Socio Sanitario

Perfiles profesionales del sector socio-sanitario

Por su parte, Javier Doval, coordinador General de Pinardi, aseguró que el perfil laboral del sector sigue siendo eminentemente femenino: “Quienes cuidan a los hijos son estas mujeres, quienes cuidan a los mayores son estas mujeres”. No obstante, apeló a la labor de los medios de comunicación para la puesta en valor de la profesión socio-sanitaria: “Estamos jugando un partido con reglas distintas y los mismos jugadores”, y añadió: “La realidad y el contexto han cambiado y debemos manejarlos con cuidado, porque el perfil de entrada no lo ha hecho”.

Ignacio Gamboa, gerente de Clece del Servicio de Ayuda a Domicilio de Madrid, reconoció la importancia de “visibilizar la profesión socio-sanitaria, tanto para el personal que la trabaja como para el usuario que la recibe”. Es decir, el sector debe evolucionar para que la labor del asistente a domicilio se entienda como una salida profesional atractiva, no como un último recurso.

En esta línea, David de Miguel, director de Intervención Social y Empleo de Cruz Roja, apuntó que el reconocimiento social debe ir acompañado de un reconocimiento salarial, en insistió en que la estabilidad laboral es "uno de los elementos que condicionan que las personas escojan esta profesión". "Los perfiles personales que se acercan a ella son los que son y es nuestra responsabilidad potenciarlos”, indicó.

Formación accesible y con garantías

Durante el debate, se incidió en la importancia de la formación de los profesionales socio-sanitarios. “Las personas con el certificado eligen donde quieren trabajar”, afirmó David de Miguel, quien reconoció que las nuevas condiciones exigen nuevos retos: “Nosotros no generamos empleo, acompañamos a las personas hasta conseguirlo, el trabajo transversal de Cruz Roja hace que puedan conseguir un empleo los perfiles más vulnerables”.

Javier Gallego, responsable ante entidades de Intermediación Laboral de Clece, concretó: “Hablamos de personas, personas más formadas con más oportunidades de trabajo y eso genera estabilidad, que es lo que cierra el círculo y consolida y potencia el crecimiento del sector”.

No obstante, durante este observatorio surgió la cuestión de si, con la exigencia de una formación certificada, se produciría un desplazamiento de la demanda hacia la economía sumergida. Los ponentes coincidieron en que uno de los retos debe ser la regulación de la profesión desde la Administración.

En este sentido, Alemany aseveró el valor de la formación en un entorno donde, aseguró, “las reglas son muy claras”. Por su parte, Aurelio López-Barajas incidió en la importancia de dicha regularización: “Falta seguridad jurídica y esto genera tensiones en el sector, por ejemplo, entre patronales y sindicatos”; y concretó: “¿Por qué no nos dejan a las empresas de teleformación acreditar las competencias clave de las personas que quieren acceder a realizar el certificado de profesionalidad sociosanitario, al igual que ocurre con las empresas de formación en presencial?”.

Gamboa matizó que la formación debe entenderse siempre con garantías, y añadió que “debemos disminuir las barreras para compaginar formación y empleo, ya que un desempleado no se puede permitir asistir a cuatro meses de formación”. Ante este problema, López-Barajas proponía la formación online: “Con una exigencia de entre una y dos horas diarias, la formación a distancia permite la conciliación”.

Un nuevo modelo para el sector socio-sanitario

Doval reconoció que parte de la diferencia entre la asistencia socio-sanitaria y otras profesiones reside tanto en el proceso de empoderamiento femenino como en el vínculo emocional empleado-cliente que esta crea: “Es un elemento muy significativo para el punto de vista de la comunicación, para poner en valor la profesión”.

David de Miguel, por su parte, afirmó que es necesario consolidar la cooperación entre los distintos organismos implicados en el crecimiento del sector. José Andrés Elízaga, director de Comunicación de Clece, matizó la cuestión: “Debemos cuidar al cuidador y dignificar el salario, hay que poner en valor la profesión para dejar de ser una isla”, concluyendo que “hay mucha gente que no conoce las dificultades del SAD (Servicio de Ayuda a Domicilio), debemos ser capaces de contarlo". ¿Cómo? "A través de las historias, de los cuidadores y los cuidados, de una manera positiva, revelando la bondad que hay detrás de este negocio: ese es el reto”.