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El Caso del Castellucci Encantado

La detective de empresas de EL ESPAÑOL reflexiona sobre quién puede ser la ganadora en el duelo de OPAs sobre Abertis. 

3 diciembre, 2017 01:20

Agotadita estoy después de una semana de locos. Entre el bulto que me ha salido del nacionalismo catalán -el médico me dice que es maligno- y los saraos prenavideños por los que me paso para explicarles chismes a mis clientes, tengo las cuencas oculares como si me las hubiese frotado con wasabi.

Por lo tanto, agradecí la llegada del cliente que ha venido a verme hoy. Me ha preguntado por algo sencillo: “¿Cómo va a terminar la guerra de ofertas por Abertis?”.

Y digo que es sencillo no porque conozca la respuesta, sino porque es fácil decir, con franqueza: “Ni yo lo sé ni, en realidad, lo sabe nadie”.

Si esto fuese un combate de boxeo podríamos decir que los italianos de Atlantia, controlados por los Benetton, tienen ventaja a los puntos. Al haber presentado la oferta los primeros, si al final del proceso hay que abrir dos sobres y la cantidad propuesta es la misma, o casi la misma, ganan ellos.

Similitudes

La verdadera pregunta es a quién conviene más comprar, hasta dónde están dispuestos a llegar y cuál es el proyecto industrial que le conviene más a los accionistas que estén dispuestos a seguir manteniendo una participación en la compañía resultante. La última oferta, de Hochtief -la filial alemana de ACS- es de 18.580 millones, pero queda mucho por subir

Atlantia y Abertis son dos compañías más similares y el resultado de su fusión será un grupo más grande y diversificado pero que se dedica, básicamente, a lo mismo.

Si compra Hochtief (ACS), nos encontramos con una compañía que mezcla actividades de construcción y de concesión, una especie de Vinci con un buen reparto entre los ingresos por gestión de infraestructuras y los del cemento.

Guerra de ofertas

La nueva compañía podría conseguir más proyectos públicos privados nuevecitos en mercados de alto crecimiento con la ventaja de la estabilidad financiera que le dan las concesiones. Greenfield contra brownfield. Campo verde frente a campo marrón.

Si en el caso de Atlantia las sinergias se basan en que son dos operativas que se pueden conseguir en buena medida reduciendo plantilla, en el de Hochtief la cosa está en ser capaces de conseguir muchos más proyectos nuevos y oportunidades, especialmente en los mercados de EEUU y Australia. Concretamente, tienen mirados proyectos por 200.000 millones entre 2018 y 2021.

Parece, en todo caso, que Atlantia seguirá hasta el final, incluso pese a los rumores de que los Benetton podrían no estar tan seguros de querer poner todas las fichas encima de la mesa. Desde luego, su CEO, Giovanni Castellucci, ha dicho todo lo previsible. Ha dicho que aunque su precio era justo, está dispuesto a gastar más.

Para colmo, todo el mundo se irá de vacaciones de Navidad sin ningún problema. Nadie espera que la CNMV apruebe la oferta de Hochtief y ponga en marcha la guerra de ofertas hasta 2018. Una vez que esto suceda, lo normal sería que Atlantia presentase una oferta de 19 euros por acción a la espera de ver el siguiente paso de la compañía que dirige Marcelino Fernández Verdes.

Los activos extranjeros, la clave

Esto molesta a los italianos, que se huelen que, tal vez, el Gobierno español es más partidario de una fusión más nacional. Pero cuando les preguntan en abierto se les llena la boca de confianza, de libre mercado y de los principios fundamentales de la Unión Europea. Juran que los activos latinoamericanos serían traspasados a Abertis y garantizan que la compañía seguiría cotizada en España y que mantendría su sede.

Tan seguros están que, pese a la crisis catalana y el cambio de ubicación, de Barcelona a Madrid, que no dudan en no dar importancia a esta situación, recordando que el valor de Abertis está, en buena medida, en los activos extranjeros y que están “convencidos de que la crisis catalana se resolverá, porque no es racional y no lo será”. Declaraciones de Castellucci al Financial Times que, sin duda, molestaron a Puigdemont, que se relaja de Erasmus.

¿Es mejor que un equipo de fútbol compre otro equipo de fútbol o que un equipo de baloncesto compre otro de béisbol? Difícil de predecir, lo que está claro es que los directivos de Atlantia y de Abertis se conocen desde hace muchos más años, desde aquella OPA frustrada a la inversa, y que ya cuentan con la bendición de la Unión Europea.

Red Eléctrica entra en escena

Y en medio de todo esto, todavía está por ver qué ocurrirá con Hispasat. La compañía de los satélites españoles propiedad de Abertis, y que ni Atlantia ni Hochtief quieren. El caso es que se trata de una empresa ‘estratégica’ y, por tanto, el Gobierno no  permitirá que caiga en manos extranjeras; por lo que la opción de venta despeja el camino.

Entre medias ha aparecido Red Eléctrica, que quiere hacerse con Hispasat. Y aunque no está claro si se llevará el gato al agua o no, podría ser un factor determinante para decantar la balanza. Todo va a depender. No olvidemos que, al final, aquí de lo que se trata es de convencer al consejo de Abertis, pero sobre todo a su accionista principal: Criteria.

Si tuviera que apostar dinero, preferiría la ruleta. En estos momentos, probablemente tendría las mismas posibilidades de acertar.

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