El suministro del yacimiento libio Sahrara en el que participa Repsol, interrumpido por milicianos

El suministro del yacimiento libio Sahrara en el que participa Repsol, interrumpido por milicianos

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El suministro del yacimiento libio Sahrara en el que participa Repsol, interrumpido por milicianos

Milicianos del suroeste de libia bloquearon hoy dos válvulas del oleoducto que comunica el puerto de Melitah, próximo a la ciudad de Sabratha, y el yacimiento meridional de Sharara, explotado por las multinacionales Repsol, Total, OMV y Statoil.

27 agosto, 2017 12:36

Según explicó hoy un responsable de la región de Zintan, el bloqueo pretende atraer la atención sobre las carencias y las pésimas condiciones socio económicas que atraviesa esta zona montañosa, próxima a la frontera con Túnez.

La acción coincide con otra similar adoptada por otra milicia en el vecino yacimiento de El Feel, también en el sur del país, que ha obligado a interrumpir de nuevo las labores de carga en el puerto de Mellitah.

Y con la decisión de la milicia "Guardia de Protección de las Instalaciones Petroleras en Libia" de interrumpir la producción de petróleo en el yacimiento de Hamada en protesta por los bajos salarios y la carestía de la vida, como informó hoy a Efe su portavoz, Moahamd al Haraj.

El campo, explotado por la Compañía Nacional de Petróleo de Libia (NOC) se encuentra a unos 400 kilómetros al sus de Trípoli y alimenta la refinaría que gestiona la Compañía Árabe del Golfo a unos 40 kilómetros de la capital.

El bloqueo de las instalaciones petroleras se ha convertido en una medida recurrente de protesta en el oeste de Libia desde que en 2011 un alzamiento rebelde apoyado por la OTAN acabara con la dictadura de Muamar al Gadafi y el país deviniera en un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil.

El 26 de marzo pasado, otro grupo de trabajadores que exigían mejores condiciones bloquearon durante diez días el yacimiento de Sharara, que produce en torno a 280.000 barriles de crudo diarios y es explotado por las multinacionales Repsol, Total, OMV y Statoil junto a NOC.

Miembros de una de estas tribus cortaron también entonces el suministro de la estación diez de bombeo del gasoducto que parte de Wafa en dirección a la localidad occidental de Ruwais a la altura de la zona de Al Jawabiya.

Los asaltantes pertenecían a la milicia "Guardia de Protección de las Instalaciones Petroleras", aliada del Gobierno de unidad sostenido por la ONU en Trípoli.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

Seis años después, dos gobiernos se disputan el poder, uno en el oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo liderazgo del mariscal Jalifa Hafter, un exmiembro de la cúpula militar que aupó a Gadafi y que años después, reclutado por la CIA, se convirtió en su principal opositor desde el exilio en EEUU.

A ellos se suma la poderosa ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial del país, y decenas de grupos armados que todo tipo que cambian a menudo de alianzas.

La situación ha favorecido el desarrollo de mafias dedicadas tanto al contrabando de petróleo como de armas, drogas e incluso de personas.

También de grupos yihadistas y salafistas vinculados tanto al grupo takfirí Estado Islámico como a la Organización de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y los tunecinos de Ansar al Sharia, que se extienden por todo el país.

Esta situación afecta igualmente a la industria petrolera: Libia produce en la actualidad unos 700.000 barriles diarios de petróleo, cantidad muy alejada de los 1,6 que generaba durante la dictadura de Al Gadafi.