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¿Hay que acudir a OPV de filiales? 20 de 25 dejaron de cotizar desde 2007

Prosegur ultima la salida a bolsa de su negocio de gestión de efectivo. Un tipo de operación con nefastos precedentes: en la última década 20 de las 25 filiales cotizadas de la Bolsa española han sido excluidas o van camino de serlo. En muchos casos, con enormes pérdidas para el inversor.

8 marzo, 2017 12:16

El próximo viernes 17 Prosegur sacará a bolsa su negocio de gestión de efectivo. Esta operación será muy positiva para la compañía, que podría recaudar hasta 969 millones para emprender adquisiciones y diversificar su negocio. En cambio, el inversor a largo plazo debería pensárselo dos veces antes de desembarcar en el valor. Y no solo porque vaya a valer más que todo el grupo de seguridad, sino porque las filiales cotizadas de los valores de la Bolsa española tienen un negro historial.

En la última década, 20 de las 25 filiales cotizadas del mercado continuo y el MAB han sido absorbidas, fusionadas o excluidas (o van camino de serlo). En muchos casos, con grandes pérdidas para el inversor. Y de las cinco supervivientes, tan solo Global Dominion, Reig Jofre y Cellnex cotizan por encima de su precio de salida a bolsa.

El primer problema de las filiales cotizadas es el motivo por el que saltan al parqué. Cuando una empresa sale a bolsa suele hacerlo con el objetivo de financiar su plan de negocio o su expansión internacional. Pero para muchas compañías la renta variable también representa la oportunidad de obtener liquidez, poner en valor un negocio o dar salida a activos no estratégicos mediante su colocación en los mercados. A modo de ejemplo, Prisa barajó una OPV de Santillana en un esfuerzo por sanear su balance; mientras que Acciona estudió agrupar sus activos inmobiliarios en una socimi, aunque finalmente optó por venderlos a Testa Residencial, propiedad de Merlin Properties.

Esto explica por qué las filiales internacionales suelen tener una vida más larga en bolsa, ya que el objetivo al colocarlas suele ser reforzar o financiar la expansión de alguna división. Este es el caso de CCEP, resultado de la fusión de las embotelladoras europeas de Coca-Cola. Aunque quizá el mejor ejemplo sea Atlantica Yield (antigua Abengoa Yield) que resistió con relativa entereza la crisis que provocó la salida de los Benjumea. Hasta el punto, de que su capitalización asciende a los 2.078 millones, 10 veces más que la de las acciones A y B de Abengoa.

Otro riesgo de este tipo de empresas es que la decisión de seguir cotizando o abandonar el parqué depende en última instancia de la matriz. Si el accionista tiene la desgracia de encontrarse con un desplome bursátil, siempre le queda la esperanza de aguantar varios años hasta recuperar su inversión, ya que es inusual que un valor sin riesgo de quiebra decida abandonar el parqué. En cambio, si una compañía ve que su filial no levanta cabeza en bolsa o decide realizar una reestructuración, podría lanzar una opa de exclusión.

Esto es lo que sucedió con Iberdrola Renovables. La eléctrica sacó a cotizar su negocio de energías verdes en 2007 a 5,3 euros, una operación que el presidente de ambas sociedades, Ignacio Sánchez Galán, calificó como ¿un proyecto de futuro¿. Apenas cuatro años después, Iberdrola lanzó una opa de exclusión a 2,978 euros, con un descuento de casi el 50% frente al precio de la OPV.

Una empresa con dificultades financieras o en proceso de reestructuración también puede optar por absorber o excluir a sus filiales. En estos casos, el mejor escenario para el accionista es una opa de exclusión como la de Prisa por Sogecable. Pero la empresa también puede optar por absorber sus filiales y ofrecer al inversor un canje de acciones, como hizo el Popular entre 2008 y 2012 con Banco de Castilla, Banco de Crédito Balear, Banco de Galicia, Banco de Vasconia, Banco Guipuzcoano y Banco Pastor. Desde entonces, los títulos del Popular han perdido casi todo su valor.

Otro motivo frecuente por el que las filiales cotizadas tienden a abandonar el parqué es porque están más expuestas a posibles opas, ya sea de forma directa por su pequeño tamaño o a través de su matriz. Así, Logista fue excluida en 2008 como resultado de la opa de Imperial Tobaco sobre Altadis, aunque posteriormente regresaría al parqué. Mientras que al año siguiente Sacyr vendió su filial concesionaria Itinere a fondos de inversión.

La última filial en abandonar el parqué fue Cementos Portland, como resultado de los movimientos internos de Carlos Slim por hacerse con el control total del grupo FCC. Por este mismo motivo, Realia espera su turno para recibir una opa de exclusión.

El tiempo dirá si Prosegur Cash está condenada al mismo destino que otras filiales o por el contrario seguirá los pasos de Global Dominion, que ya gana más de un 25% desde su salida a bolsa en abril del pasado año. La empresa cuenta a su favor con una elevada generación de caja y una posición de liderazgo en mercados emergentes de alto crecimiento, pero su negocio se ve amenazado a largo plazo por la desaparición del dinero en efectivo.