Una persona paga pescado en el mercado de la plaza de Lugo.

Una persona paga pescado en el mercado de la plaza de Lugo. Efe

Macroeconomía

La capacidad de ahorrar de los españoles cae a mínimos desde 2023 por el empuje de la inflación y el consumo

Los precios de la vivienda, los alimentos y la energía dejan a muchos hogares sin colchón financiero.

Más información: La vivienda volverá a dispararse en 2026 un 7% y el alquiler un 10% tras dos años y medio de vigencia de la 'Ley Sánchez'

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Las claves

La capacidad de ahorro de los hogares españoles ha caído a su nivel más bajo desde 2023, situándose en el 12% de la renta disponible bruta por el aumento del consumo y la inflación persistente.

El precio de la vivienda y otros gastos básicos, como alimentos y energía, han subido considerablemente, erosionando especialmente el ahorro de las familias de menor renta.

A pesar del crecimiento económico y el aumento del PIB, los salarios crecen menos que los precios, lo que reduce el poder adquisitivo y obliga a muchos hogares a consumir más de lo que ahorran.

El coste de productos básicos como huevos, café y carne de vacuno ha aumentado notablemente, contribuyendo a la brecha de ahorro entre hogares y a la vulnerabilidad financiera de las familias.

La capacidad de ahorro de los hogares españoles se ha erosionado con fuerza en el último año. De hecho, en el tercer trimestre de este año ha marcado su peor nivel desde 2023, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y todo ello pese a que la economía sigue creciendo a buen ritmo.

La combinación de un consumo muy dinámico y una inflación que se resiste a bajar del entorno del 3% (sobre todo por las fuertes subidas en vivienda y otros gastos básicos) ha reducido el colchón financiero de la clase media.

El golpe es especialmente doloroso para los hogares de menor renta, los más impactados por la inflación.

La tasa de ahorro de las familias se situó en el tercer trimestre, exactamente, en el 12% de su renta disponible bruta en términos desestacionalizados. Se trata de una décima menos que en segundo trimestre y 1,1 puntos por debajo del mismo periodo de 2024.

Es su nivel más bajo desde el cuarto trimestre de 2023. Sin ajustar por estacionalidad, la capacidad de ahorro cayó al 4,6% de la renta disponible, frente al 6% de un año antes.

Aun así, no todos los economistas consideran que el panorama del ahorro sea puramente negativo. Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), subraya que “la tasa de ahorro sigue en niveles elevados”.

En cualquier caso, este deterioro contrasta con el buen tono del producto interior bruto (PIB). Sobre todo porque la economía española avanzó un 0,6% trimestral y un 2,8% interanual entre julio y septiembre, impulsada precisamente por el gasto de las familias.

El consumo tira

Las cifras del INE reflejan que el gasto en consumo final de los hogares mantiene un ritmo robusto tanto en tasas trimestrales como interanuales.

Tras crecer un 0,4% y un 0,8% en el primer y segundo trimestre de 2025, el consumo se aceleró hasta el 1,1% en el tercer trimestre. El avance, por tanto, es superior al del PIB.

En términos interanuales, las familias llevan desde 2024 aumentando su consumo a ritmos de entre el 3,2% y el 3,8%. En el tercer trimestre de 2025 lo elevaron un 3,2%.

En la práctica, los hogares siguen gastando más cada año. Pero lo hacen sobre una renta que crece menos que sus desembolsos y en un entorno de precios mucho más altos que antes del estallido de la inflación que se registró en 2021 y 2022.

El resultado es una caída de la tasa de ahorro y un aumento de la necesidad de financiación: se mantiene el nivel de vida presente a costa de reducir la protección futura.

Izquierdo recuerda, además, que una parte importante del ahorro reciente se ha canalizado reducir deuda, ya que la amortización de préstamos se contabiliza como ahorro.

Según explica, tras las subidas de los tipos de interés, “las familias están priorizando reducir deuda”, un proceso que ha sido muy intenso en los últimos trimestres y que podría moderarse a medida que las tasas se estabilicen.

Para José Ramón Pin, profesor emérito del IESE y columnista de Invertia, el retroceso del ahorro refleja un empobrecimiento silencioso de la clase media.

A su juicio, aunque el PIB crece y las grandes empresas mejoran resultados, las rentas salariales permiten comprar cada vez menos.

Para hacer esta afirmación se basa en que los salarios pactados en convenio se han incrementado en torno al 4%, muy por detrás de la subida acumulada de vivienda, alimentos, energía y servicios básicos.

Tres años con precios al alza

Tras el shock inflacionista, cuando el índice de precios al consumo (IPC) llegó a superar el 10%, España encadena tres ejercicios –2023, 2024 y 2025– con tasas positivas casi constantes.

En este ejercicio, la inflación se ha movido entre el 2% y algo más del 3%, con una tasa del 2,9% en diciembre, según el indicador adelantado, y una media anual cercana al 2,7%.

Más allá del dato general, el problema para los hogares está en la composición de esa inflación y en su persistencia.

La vivienda y los alimentos, que pesan mucho en el presupuesto mensual de las familias, han mantenido subidas por encima de la media y consolidan un nivel de precios sensiblemente superior al de hace apenas tres años.

La vivienda

El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los principales factores que erosionan la capacidad de ahorro.

Según los datos del INE, el precio de la vivienda libre se disparó un 12,8% interanual en el tercer trimestre, su mayor alza en 18 años. Y ya son 46 trimestres consecutivos de aumentos.

En el mercado del alquiler la presión tampoco cede. De acuerdo con el Índice Inmobiliario de Fotocasa, el precio medio del alquiler alcanzó en noviembre los 14,10 euros por metro cuadrado.

La cifra esconde un repunte del 0,7% mensual y del 7,4% interanual e implica que un piso de 80 metros se oferta unos 78 euros más caro que un año antes.

En este contexto, Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, subraya que las clases medias y altas “están sobreahorrando para poder adquirir una vivienda”. Mientras, las rentas bajas han visto cómo “su tasa de ahorro ha tenido que disminuir con la inflación”, lo que dibuja una brecha clara entre hogares.

Torres considera que la clave está en la interacción entre ahorro, consumo y crecimiento. “El consumo privado ha sido este año uno de los principales pilares del crecimiento del PIB”, subraya.

A su juicio, todavía podría seguir sosteniendo la actividad gracias al aumento del empleo y a la entrada de ingresos laborales en muchos hogares.

Sin embargo, advierte de que ese soporte tiene un margen decreciente a medida que baje la tasa de ahorro.

Con una economía que crece alrededor del 3% y unos precios persistentemente altos, los hogares están consumiendo más, pero a costa de reducir su colchón y, en algunos casos, asumir más deuda.

Y eso les deja en una posición mucho más vulnerable ante cualquier shock económico.

La cesta de la compra

En esa brecha entre familias tiene mucho que ver la cesta de la compra, sobre todo en aquellas que destinan una mayor parte de su renta a la alimentación.

Entre diciembre de 2024 y noviembre de 2025 –todavía los últimos datos disponibles–, el precio de los huevos se ha elevado un 30%. El del café lo ha hecho un 17%; el de la carne de vacuno, un 15,6%, y el del cacao y el chocolate, más de un 12%.

A estos incrementos en alimentación se suman las fuertes subidas de otros gastos que son muy difíciles de recortar para las familias.

En el mismo periodo, la recogida de basuras se ha encarecido algo más de un 30% y la electricidad en torno a un 10%. El aumento del precio del transporte de pasajeros también ronda el 10%.