Macroeconomía Foro de Debate El Español - CLECE

La fragmentación autonómica dificulta la integración laboral de los discapacitados

Una economía inteligente aprovecha sus recursos: "Las personas con discapacidad son el corazón de la empresa".

15 julio, 2016 04:02

En España sólo una de cada cuatro personas con discapacidad tiene la fortuna de trabajar. Un problema que es humano, social y también económico, ya que el país está desaprovechando talento y las cualidades específicas de todos estos potenciales trabajadores. La mayor parte del empleo se concentra en los Centros Especiales de Empleo (CEE), que ocupan a 7 de cada 10 discapacitados. Estos Centros son empresas que ofrecen un empleo adaptado a las personas con discapacidad y utilizan estos recursos para ofrecer servicios a las empresas que los necesitan.

La ley obliga a las empresas que tienen más de 50 empleados a tener en sus equipos un 2% de empleados con discapacidad, por lo que los Centros Especiales de Empleo ofrecen un servicio muy útil para las compañías. Pero la fragmentación de la unidad de mercado llega hasta aquí, hasta los CEE, lo que supone un grave problema para la integración de las personas con discapacidad. Esta es una de las conclusiones principales del grupo de expertos que acudieron al Foro de Debate organizado por EL ESPAÑOL y CLECE, empresa multiservicios del grupo ACS, sobre las barreras de entrada para la contratación laboral a las personas con discapacidad.

Barreras de entrada para la contratación laboral a las personas con discapacidad

La competencia sobre la autorización para que los Centros Especiales de Empleo puedan operar está transferidas a las comunidades autónomas. El resultado es que estas empresas necesitan pedir todos los permisos en cada una de las regiones en las que pretendan emplear. Además, los requisitos y la burocracia es diferente en cada administración y, en algunos casos, para cada actividad se necesita un permiso específico. Todo este trabajo dificulta mucho su operativa.

El resultado es que muchos de los CEE renuncian a crecer y se resignan a quedarse en la comunidad en la que han nacido, con la consecuencia de que son centros pequeños y tienen muy difícil ofrecer un servicio integral a las empresas. Las empresas medianas y grandes, que son las que están obligadas por ley a contratar personas con discapacidad, necesitan servicios integrales que muchos centros no pueden ofrecerlos. “Es difícil crear una gran empresa, porque hay que ir en cada administración pidiendo una serie de permisos”, explica Mar Barbero, gerente de la Confederación Nacional de Centros Especiales de Empleo (CONACEE). “No es fácil ser competitivos y hacer un servicio integral”, denuncia.

Juan José Laguna, director general del Grupo Integra, remarca la labor de los Centros Especiales de Empleo: “Cada euro que la Administración invierte en los CEE, estos lo revierten a la sociedad multiplicado por 1,5 veces y, algunos estudios apuntan que el reintegro a la sociedad es de 2,44 veces”.

Mariví Monteserín, alcaldesa del Ayuntamiento de Avilés alertó de que “es necesario un cambio legislativo” que favorezca la integración en el mercado laboral de personas con discapacidad. “La ley actual es muy farragosa y da cierta inseguridad jurídica”, indicó, una normativa que responda mejor a las necesidades de los municipios que, en última instancia, son quienes mejor conocen la realidad de sus ciudadanos y sus empresas. Por ejemplo, el consistorio de Avilés tendrá en cuenta que las empresas que se presenten a contratos públicos tengan personas con discapacidad en sus plantillas.

El talento

Según los datos de Adecco, el 81% de las empresas de más de 50 trabajadores incumplen la ley, ya que no tienen en sus equipos el número necesario de trabajadores con discapacidad. Sin embargo, las empresas que han contado con personas discapacitadas en sus plantillas obtienen un resultado muy positivo. Lo más difícil, explican, es dar el primer paso y dar respuesta a la gran duda: ¿qué hacer para contratar a personal discapacitado? “Si no conoces absolutamente nada, lo más complicado es este desconocimiento inicial”, indicó Xavier Rebeuf, director general de Sopra Group España, que expone la experiencia de su empresa.

Lo que buscaba Sopra Group era un “socio más que un proveedor de servicios” y encontró en Integra el compañero ideal. “Rápidamente olvidamos el tema de la discapacidad”, afirmó Rebeuf, “resalto la calidad de su trabajo y su implicación, para ellos es más que un trabajo y lo demuestran”. El resultado final es que “la empresa ha ganado competitividad con la diversidad”.

La experiencia no es muy diferente en una de las mayores empresas españolas: Endesa. Agustín del Prado, director de Servicios generales y 'facility management' de Endesa explicó que “el grado de satisfacción que demuestran es muy alto”, lo que contribuye a mejorar el ambiente de trabajo. “En un servicio interno de una compañía, aunar eficiencia y eficacia es la cuadratura del círculo y con estos servicios lo hemos conseguido”, remarca.

“Las empresas están reticentes al principio, pero cuando tienen la experiencia acaban orgullosos”, apuntó José Luis Goya Sacchetti, responsable de Comunicación e Imagen del Grupo Integra. “Hemos avanzado mucho, pero seguimos lejos de estar en una situación óptima. La inclusión no es sólo que haya más personas con discapacidad trabajando, es, sencillamente que se nos valores por nuestras habilidades”, explicó Goya Sacchetti.

Las empresas no sólo encuentran mano de obra entre las personas con discapacidad, también unos trabajadores que aportan aspectos diferentes desde el punto de vista humano y profesional. “Es cierto que la competitividad a veces es difícil, pero puede que estemos mirando indicadores que no son adecuados”, señala Sacchetti. Por ejemplo, el ambiente laboral y el compromiso de los trabajadores suele ser mejor. Además, la imagen que proyectan estas empresas a los consumidores es positiva. ¿Cómo se mide la eficiencia o la rentabilidad de estos avances?

En cualquier caso, para Monteserín es importante ser también exigentes con los trabajadores con discapacidad y sus empresas: “No hay que ser paternalistas con este tema”. “Las empresas de inserción y los centros de empleo tienen que ser competitivos”, señaló. La existencia de estas empresas no tiene que ser entendida como una obligación que marca la ley solamente, también “se tienen que preparar para competir en un mercado que es muy duro y ser competitivos”.