El SMI es la renta mínima para un trabajador y, como tal, el Gobierno quiere asegurarse de que los salarios más bajos no pierden el paso de la evolución de los precios. Díaz ha dado el dato: "La inflación interanual media en noviembre, como ya sabemos, oscilará entre el 3,7% y el 3,8%".

La vicepresidenta segunda fijaba así la posición del Ministerio y mandaba un mensaje claro a sus interlocutores. La revalorización del SMI para 2024 no estará por debajo de ese 3,8% para que los perceptores de esta renta mantengan su poder adquisitivo.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, Eduardo Parra Europa Press

Con la propuesta de Trabajo desvelada, Díaz convocará de "manera inmediata", como dijo el martes y repitió el jueves, sin conocerse todavía la fecha, a CCOO, UGT y CEOE, para consultar con ellos la subida del SMI, como establece el Estatuto de los Trabajadores.

La línea roja de Díaz choca con la oferta de los empresarios desde antes de sentarse a la mesa de negociación. "Obviamente, como todas las propuestas, la vamos a tener en cuenta", anunció la ministra de Trabajo el jueves, con un tono que denotaba la insuficiencia del planteamiento de la CEOE para el Gobierno.

Sin embargo, en esta negociación, que parece que será la primera del Ministerio, los sindicatos y la ministra arrancan en sintonía. CCOO y UGT acordaron el jueves pedir una subida del SMI acorde a la "evolución de los precios de los productos básicos, como la alimentación", es decir, igualada con la inflación.

Ambos sindicatos también mantienen que el SMI no puede descolgarse del 60% del salario medio para "proporcionar el mínimo de suficiencia y dignidad que señala la Carta Social Europea". 

División 

CEOE y Cepyme se adelantaron el miércoles con una propuesta de subida del 2,9%, hasta los 1.112,4 euros al mes en 2024, y del 3% en 2025, hasta los 1.145,77 euros al mes, en 14 pagas. 

Detrás de los datos, el comunicado de los empresarios escondía mucha letra pequeña y algún que otro recado para el Gobierno. El primero, que su oferta de incremento salarial para las rentas más bajas en 2024 superaba el 2% que el Ejecutivo había pactado con los funcionarios para ese mismo año. El segundo, que la condición sine qua non de la patronal para aceptar esos incrementos del SMI es que este se utilice también para indexar los contratos públicos.

[La CEOE propone subir el salario mínimo (SMI) casi un 3% en 2024, hasta los 1.112 euros al mes]

También había mensajes para los sindicatos. En la patronal se dan por satisfechos con esos incrementos, ya que están "en línea con lo acordado en el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC)", pactado con CCOO y UGT.

En CCOO y UGT no ha calado muy bien esa idea de vincular el SMI con los salarios por convenio. "El AENC recoge cláusulas vinculadas a la evolución de la inflación, habituales en los convenios colectivos, pero de difícil aplicación en un Salario Mínimo", han precisado las organizaciones sindicales en un comunicado.

[CCOO y UGT rechazan la propuesta de la CEOE y piden que el SMI suba "acorde a la evolución de los precios"]

Al margen de esos detalles, CCOO y UGT ven "insuficiente" el alza del 2,9% que pretende la patronal. Para los sindicatos, ese porcentaje se sitúa muy por debajo de la inflación de este año y, por tanto, una subida del SMI en esas proporciones dejaría atrás a los salarios más bajos en relación con el nivel de vida.

Ni el sindicato liderado por Unai Sordo ni el encabezado por Pepe Álvarez han fijado una cifra concreta, pero su objetivo es que "este salario cubra las necesidades básicas de las personas trabajadoras y sus familias".

Sin día ni hora para verse las caras en la cuarta planta del Ministerio de Trabajo, donde se celebran estas reuniones, la primera negociación encuentra de nuevo a los sindicatos próximos a Díaz y a los empresarios lejos del acercamiento que mostraron en sus primeros meses como ministra.