En un momento de luces cortas, acentuadas por la tensión política y el carácter de provisionalidad que envuelve a los últimos gobiernos, Felipe VI, en su mensaje de Navidad, ha pedido poner las luces largas. Y lo ha hecho pensando en un colectivo muy concreto: los jóvenes. 

Lo hace cuando la crisis todavía deja una clara huella en este segmento de la población, puesto que según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística el paro entre los menores de 25 años aún alcanza el 33% en España, más del doble que la tasa general -14,5%- y que la tasa de paro juvenil en Europa -14,9%-. Con este dramático dato todavía erosionando los cimientos de la recuperación, el Rey ha exigido la necesidad de ofrecer un futuro a los jóvenes.  

"Como sociedad tenemos una deuda pendiente con nuestros jóvenes. Somos responsables de su futuro y las circunstancias de hoy en día no son, ni mucho menos, las más fáciles", ha expuesto Felipe VI. Ha apelado al mundo actual, marcado por el protagonismo de una tecnología que trae"interrogantes", pero también "oportunidades". 

"Muchos la tenéis, pero a veces os veis obligados a ocupar un puesto de trabajo que no es para el que os habéis preparado o que no responde a vuestras expectativas"

Flanqueado en las banderas de España y la Unión Europea, las referencias a la situación de los jóvenes han sido continuas en las 1.275 palabras y los casi 11 minutos de su discurso. "Sabéis que es muy difícil encontrar trabajo sin una adecuada formación", ha descrito. Y ha continuado: "Muchos la tenéis, pero a veces os veis obligados a ocupar un puesto de trabajo que no es para el que os habéis preparado o que no responde a vuestras expectativas. Y os tenemos que ayudar: a que podáis construir un proyecto de vida personal y profesional, con un trabajo y un salario dignos, a tener un lugar adecuado donde vivir y, si así lo queréis, a formar una familia y poder conciliar con la vida laboral".

Todo ello, ha enfatizado, como medio indispensable para "seguir construyendo día a día un país mejor, más creativo, más dinámico y siempre en vanguardia". 

ESPÍRITU DE CONVIVENCIA

Ligando este escenario con la convulsión política actual, Felipe VI ha resaltado la necesidad de reforzar la "convivencia" y hacer todos los esfuerzos precisos para lograrlo. Para ello, en el cuadragésimo aniversario de la Constitución, ha apelado al espíritu que la hizo posible. "Quiero hablaros de nuestra convivencia, de los principios en los que se inspira, pensando en el presente y también en el futuro, en nuestras generaciones más jóvenes, a las que me voy a dirigir especialmente", ha señalado para reforzar el protagonismo de los jóvenes en su discurso. 

"Quienes vivieron aquellos años [de la instauración de la Constitución] saben bien que si hay algo que los define fue el valor de trabajar juntos y unidos pensando en nuestro país y en su futuro; fue la voluntad de los españoles de entenderse y la de los líderes políticos, económicos y sociales de llegar a acuerdos, a pesar de estar muy distanciados por su ideas y sentimientos", ha argumentado.

"Una convivencia que se basa en la consideración y en el respeto a las personas, a las ideas y a los derechos de los demás; que requiere que cuidemos y reforcemos los profundos vínculos que nos unen y que siempre nos deben unir a todos los españoles", ha reclamado. 

"De ese éxito nos hemos beneficiado las siguientes generaciones", ha subrayado, y esas generaciones les pide no perder lo logrado. "Lo que debemos hacer hoy es todo lo que esté en nuestras manos para que esos principios no se pierdan ni se olviden", ha rematado. 

"Ahora debemos valorar con orgullo lo que somos, lo que hemos hecho y confiar en lo que podemos hacer entre todos, alejando el desencanto o el pesimismo", han insistido. Para concluir: "Debemos ser conscientes de la nueva realidad que nos impone el siglo XXI y ser capaces de alcanzar consensos cívicos y sociales que aseguren el gran proyecto de modernización de España". "Con esa esperanza y confianza en el futuro, sigamos adelante",