Este miércoles se han conocido nuevos detalles sobre la reunión que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) mantuvo a principios de marzo, una cita en la que la institución decidió elevar los tipos de interés 25 puntos básicos a pesar de la quiebra de tres bancos. Unos problemas financieros que, según las actas del encuentro, podrían provocar que la economía estadounidense sufra “una recesión leve”.

“Dada su evaluación de los posibles efectos económicos de los desarrollos recientes del sector bancario, la proyección en el momento de la reunión de marzo incluía una recesión leve que comenzaría a finales de este año, con recuperación durante los dos años siguientes”, explican los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) en el mencionado documento.

En esa reunión de marzo, los responsables de política monetaria empeoraron sus previsiones de crecimiento de la economía estadounidense para 2023, mientras que elevaron las de inflación.

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Así, la institución espera que el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos suba un 0,4% en 2023, una décima menos de lo esperado en diciembre. Para 2024 contempla un crecimiento del 1,2%, cuatro décimas menos, y del 1,9% para 2025, una décima más.

“A la luz de las perspectivas económicas altamente inciertas”, los miembros de la Fed subrayaron en su encuentro la importancia de seguir muy de cerca “la información entrante y evaluar las implicaciones para futuras decisiones de política monetaria”.

En su opinión, será “particularmente importante” toda la información referente a los cambios de las condiciones y los flujos crediticios, así como sobre posibles modificaciones en las condiciones financieras.

Su objetivo es evaluar las implicaciones que esta información tiene para la actividad económica, los mercados laborales y la inflación. En este sentido, varios miembros enfatizaron la necesidad de mantener “la flexibilidad y la opcionalidad para determinar la postura apropiada de la política monetaria dada la perspectiva económica altamente incierta”.

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En cualquier caso, según consta en las actas, todos los participantes en la reunión acordaron que era apropiado elevar los tipos de interés 25 puntos básicos, hasta situarlos en la horquilla de entre el 4,75% y el 5%.

En la reunión de marzo, los responsables de la política monetaria debilitaron su compromiso de seguir subiendo las tasas. Eliminaron de la declaración de política monetaria la necesidad de "continuos aumentos" y se limitaron a decir que probablemente sería necesario "algún endurecimiento más".

Subir o no subir

Incluso, según señalan las actas, varios responsables de política monetaria evaluaron si sería apropiado no elevar los tipos de interés. Señalaron que hacerlo permitiría disponer de más tiempo para valorar los efectos financieros y económicos de los problemas del sector bancario y del endurecimiento acumulativo de la política monetaria.

Sin embargo, los miembros también observaron que las acciones tomadas por el banco central estadounidense, en coordinación con otras agencias gubernamentales, ayudaron a calmar las turbulencias del sector bancario y disminuir los riesgos a corto plazo para la actividad económica y la inflación.

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En consecuencia, estos participantes consideraron apropiado aumentar las tasas de referencia un cuarto de punto “debido a la inflación elevada, la solidez de los datos económicos recientes y su compromiso de reducir la inflación al objetivo del 2%” fijado por la propia institución.

De no haber quebrado tres entidades en menos de 48 horas, varios participantes habrían considerado apropiado un aumento de 50 puntos básicos. “Sin embargo, debido al potencial de que los desarrollos del sector bancario endurecieran las condiciones financieras y pesaran sobre la actividad económica y la inflación, consideraron prudente un incremento menor en esta reunión”, indican las actas.

Herramientas

Según los documentos, los miembros de la Fed observaron que “los problemas más importantes parecían haberse limitado a un pequeño número de bancos con malas prácticas de gestión de riesgos y que el sistema bancario se mantuvo sólido y resistente”.

A pesar de ello, enfatizaron que la Reserva Federal debe usar sus herramientas de liquidez y de prestamista de última instancia, así como sus herramientas de regulación y supervisión micro y macroprudencial, para abordar el estrés en el sector bancario y mitigar futuros riesgos de estabilidad financiera.