El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, se ajusta la corbata.

El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, se ajusta la corbata.

Bancos centrales

La Fed se enfrenta al desplome del dólar en el Jackson Hole virtual de la pandemia

Los interrogantes sobre la mesa de los bancos centrales son muchos, pero los inversores exigen contundencia en sus discursos como nunca antes.

26 agosto, 2020 02:48

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El desfile de banqueros centrales por Jackson Hole que se celebra todos los veranos desde hace 44 años esta vez será virtual. A la cita, que se celebra los días 27 y 28 de agosto, llegan con un amplio despliegue de arsenal monetario para combatir la pandemia. En el caso del anfitrión, el escenario se completa con el dólar más débil de los últimos dos años.

La incertidumbre sobre la profundidad y duración que tendrá esta crisis está exigiendo de los bancos centrales una precisión milimétrica en su discurso. Aunque el simposio de Jackson Hole no es lugar para anuncios grandes ni pequeños, los analistas dan por hecho que cualquier nota discordante tendrá su eco directo en el mercado más que en ninguna de las 43 ediciones anteriores.

En este sentido, no hace falta irse tan lejos como al pasado 12 de marzo, cuando los titubeos de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), provocaron el peor mazazo que hasta ahora han visto los mercados en esta epidemia. En las últimas semanas, el tono cauto que la Reserva Federal de EEUU (Fed) lleva empleando no ha pasado ni mucho menos inadvertido.

El virus de la cautela

Las últimas comunicaciones de la institución han ido deslizando el dólar por una senda bajista que ha conducido a la moneda estadounidense a mínimos de los últimos dos años. Y el hecho de que las tasas de contagio de la Covid-19 sigan descontroladas en muchas partes del país no ayuda a que el ‘billete verde’ se reivindique como refugio y enmiende su rumbo.

Con este escenario y unos inversores pendientes de cada palabra y cada pausa, la intervención de Jerome Powell se convierte en el plato más fuerte del simposio de banqueros centrales. Más si cabe cuando el mismo que fue designado por el presidente Donald Trump para el puesto y luego se convirtió en blanco de muchas de sus críticas debe enfrentarse a la campaña electoral para la reelección del magnate metido a líder de los republicanos.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

En el mercado se esperan, además de palabras de advertencia sobre lo que puede estar por venir en la economía estadounidense y mundial, algunas pistas sobre las herramientas que la Fed puede considerar para amortiguar el impacto económico de la pandemia y, especialmente, de cómo atajar la persistente inflación a la baja.

Esta situación preocupa especialmente, pues también está detrás de la depreciación del dólar en el mercado internacional de divisas. Además, el previsible retraso en las decisiones de consumo de los hogares más golpeados por la crisis no hace más que amenazar con perpetuar esta situación. El tema es clave, como demuestra el hecho de que varios miembros de la Fed hayan manifestado públicamente su preocupación por este tema.

Marcha atrás sin atropellos

Aunque la cita virtual de esta semana será muy temprana para que el tema ocupe un puesto destacado en los discursos de los oradores, Mobeen Tahir, director de análisis de Wisdom Tree, señala que “el mayor desafío” de la Fed y sus colegas está en “esbozar una hoja de ruta para cerrar las compuertas de la liquidez”, que ahora parecen no tener mecanismo de marcha atrás después del despliegue de herramientas acomodaticias sobre las que todavía se mantenían vigentes desde la crisis financiera de 2009.

En este sentido, aunque el debate es más a largo plazo, el experto señala de la necesidad de ir preparando el camino para evitar que “los mercados se asusten innecesariamente”. Y aquí se recuerda al mercado bajista en el que desembocó el anuncio de la propia Reserva Federal cuando en 2013, bajo la batuta de Ben Bernanke, anunció un progresivo repliegue de su famoso Quantitative Easing.

No solo 'QE'

Los analistas de Monex coinciden en que “los inversores piden más claridad sobre los próximos planes de la Fed”. No obstante, reconocen que ante la falta de visibilidad de nuevos planes de estímulo económico por parte del Congreso de EEUU, las pistas sobre lo que se vaya a debatir en el encuentro del organismo en septiembre serán más bien escasas.

Algo similar a lo que Lagarde tuvo que poner en práctica en su comparecencia de julio para, de paso, presionar a los líderes políticos europeos hacia un acuerdo para el reparto y condiciones de los fondos comunitarios de reconstrucción.

El BCE, en segunda fila

No está de más señalar aquí que la intervención telemática del BCE en el encuentro virtual despierta muchas menos expectativas. En primer lugar, porque con estos fondos de rescate ya sobre la mesa se espera una actitud menos proactiva por parte de la institución monetaria, cuyos miembros ya han defendido estar en suficiente guardia con los estímulos ya desplegados.

Además, el discurso correrá a cargo del economista jefe del organismo, Philip Lane, el irlandés que corrió a enmendar las palabras de Lagarde aquel fatídico 12 de marzo con un tono mucho más contundente y sosegado que el de la francesa.

Desde aquello, mucho se han movido las previsiones económicas y mucho ha subido el euro. Concretamente, un 9,5% frente a un dólar que está lejos de levantar el apetito inversor del que se jactaba en anteriores crisis.